domingo, 24 de julio de 2011

Julio, un mes muy importante

Amigos, hoy los saludo, y quiero al escribir y leernos, hacer notar la importancia del mes de Julio, no porque los demás meses no la tengan, pues al contrario, la mayoría de ellos son tan importantes que ya están etiquetados con algún festejo, o día dedicado a algo sobresaliente, y del cual se hace comercio, desde luego. Pero, resulta que Julio, cae hacia la segunda mitad del año, cuando hay vacaciones escolares, y donde se sale, se pasea, y el tiempo, las efemérides, y los deberes quedan un poco en el olvido.

Pero, precisamente por eso, es importante este mes, porque al salir de una rutina diaria, nos hace encontrarnos con esas partes que nosotros mismos hemos limitado por dar prioridad a otras que nos parecen del interés inmediato, dejándolas para cuando haya tiempo, y cuando hay tiempo, o sea ahora, en vacaciones, se nos olvida, o nos resulta difícil, por el miedo o la pereza retomarlas.

Hoy me refiero concretamente, a “las amistades, a las verdaderas”, no a las que nos lleva a encontrarnos el diario convivir, o a encararlas por el salón de clases, o que llamamos así, aunque sean más bien compañeros, camaradas, o conocidos.

Hay un día en el mes de Febrero que celebra la importancia de la amistad y el amor, pero, todo el resto del año, nos queda para realizarla, para ejercitarnos en esa amistad, para cultivarla. Y eso es lo que no hacemos, y entonces poco a poco, nos vamos encontrando en un mundo pletórico de gente, con más de cinco mil millones de desconocidos sobre la tierra, con quienes tal vez nos atrevemos a escribir por el correo electrónico, pero, con quienes no nos atrevemos a vernos cara a cara, a platicarnos, a dar y recibir. Hoy más que nunca somos una “multitud solitaria de seres humanos”, y esto con todas sus consecuencias.

Y es que si queremos cambiar nuestra cultura, o sea, esto que cultivamos y que nos ha dado por resultado aislamientos enfermizos, encerramientos patológicos, incomunicación, quien dijera en esta época, y depresiones al por mayor, o el temor a todo, la desconfianza entre todos, el desinterés por el de al lado, el desconocimiento del vecino, y al rato el susto de quiénes nos rodeaban. Pues, entonces tenemos que ya no hacer lo mismo, si queremos distintos resultados.

Y esto es precisamente lo que necesitamos, y a lo que hay que dedicarle tiempo, ya que, la verdadera amistad requiere de tiempo, para expresar nuestros sentimientos, y para recibir los del otro, para tejer con humildad, la necesidad y dependencia mutuas, para llenar las horas de nuestra existencia, cargándolas de sentido, de compañía, de confianza y buen humor, de salud y alegría.

“Aprender a recibir amistad nos puede conducir a un verdadero dar”. En general tenemos miedo de que la gente nos conozca y encuentre algo que les disguste y nos rechace. Hay quien su única manera de dar es haciendo favores, buenas gentes, pero, desconocidos. Con una gran barrera en la verdad sobre ellos mismos, su realidad, y por tanto sin poder dar paso a un acercamiento verdadero, a una intimidad, o a un verdadero encuentro. Hay que aprovechar este mes, estas vacaciones, para enseñar a los hijos a visitar a las amistades, a dedicarles tiempo, a recibirlas, a provocar el encuentro profundo, a saborear el estar juntos, el quitar barreras para tener en la vida verdaderas amistades. Pero, esto hay que planearlo, hay que educarlo, hay que realizarlo como parte de la aventura vacacional. ¡Aprovechemos Julio, un mes para lo profundo!

Con mi cariño: JUAN IGNACIO.

lunes, 4 de julio de 2011

La herencia que recibimos de nuestros padres (segunda parte)


Continuando con la reflexión del mes pasado y motivado en esta ocasión por todas las personas que quieren aprovechar al máximo sus recursos y no gastar más energía en entender los porqués de los acontecimientos sino más bien en descubrir los paraqués de cada una de nuestras acciones, veremos otros puntos que también forman este bagaje de experiencia que hemos llamado herencia.

LOS CONOCIMIENTOS

Nuestra sociedad ha establecido sistemas educativos, en ellos desde la más tierna edad las niñas y niños acuden a la guardería, el kínder o la primaria. Los primeros años de vida según la psicología son fundamentales para la formación de la personalidad, por lo tanto lo que recibimos en nuestra infancia por medio de nuestros maestros, los ambientes escolares y las relaciones que ahí mantuvimos, influyen significativamente en la vida que de adultos llevamos, en nuestra conducta, actitud y desempeño.

Dado que es tan importante la educación será bueno reflexionar sobre la herencia que de ella recibimos. Las monedas que acumulamos en forma de conocimiento académico y la experiencia relacional durante los años escolares se han convertido en la edad adulta en resultados y posiblemente en formas y estilos, algunos repetitivos o compulsivos y otros liberadores.

Cuestionamiento:

  1. ¿Cuáles son los recuerdos más fuertes que tengo de mi época escolar?
  2. ¿Qué pienso al respecto de lo que recibí, de cómo lo recibí, del ambiente?
  3. ¿Cómo he capitalizado mis conocimientos y experiencias escolares?
  4. ¿Qué es lo que más me ha servido en la vida práctica de lo que aprendí en mi vida estudiantil?

EL FRUTO DE MI TRABAJO

También tenemos en nuestro costalito de monedas los resultados de nuestra vida productiva. Sea cambiando pañales y haciendo de comer, o en la industria alimentando la línea de producción, ordenando papeles en una oficina o cortando el pasto en un jardín, nuestro hacer siempre es útil para algo o para alguien y lo laboral es un pilar importante en nuestra propia valoración (autoestima), el medio para obtener los bienes materiales que necesitamos y el sentido de utilidad tan necesario para nuestra felicidad.

En el caso de que ahora seas estudiante de tiempo completo puedes valorar tu esfuerzo y productividad en función de la entrega y el empeño en el aprendizaje significativo.

Lo que hemos hecho hasta ahora es también parte importante de nuestra herencia.

Cuestionamiento:

  1. ¿Me siento útil? ¿Para quienes?
  2. ¿Lo que hago hoy me satisface? ¿Lo hago con gusto?
  3. ¿Qué es lo mejor de mi vida laboral y productiva?
  4. ¿Para qué le sirve al mundo lo que yo hago?

LAS RELACIONES SOCIALES

El otro elemento importante que suele dejar huella, es el mundo de las relaciones, los amigos, la vida social, los grupos de pertenencia, etc. A través de ellos hemos construido nuestra propia red social, hemos compartido diversión e intimidad, servicio y expansión, momentos buenos y malos amores y desamores, algunos amigos sin duda son más significativos que los propios familiares y otros han pasado por nuestra vida dejando huella, sin importar la distancia los estilos o la vida personal.

Cuestionamiento:

  1. ¿Cuál es el saldo actual de mi cuenta de banco relacional?
  2. ¿Soy buen amigo? ¿Tengo buenos amigos?
  3. ¿Qué situaciones concretas de mi vida social me han ayudado en momentos importantes o difíciles?

Como podemos comprobar a través de estos cuestionamientos, la herencia que tenemos en nuestro haber es muy basta, y de nosotros depende usarla bien, aceptarla o rechazarla, administrarla o despilfarrarla. Lo que está claros es que el paquete viene completo.

Espero tus comentarios.

Con mi cariño de siempre.

joseluis@dordesa.com

www.dordesa.com