domingo, 30 de marzo de 2014

La vida: un arcoiris

Amigos:

¡FELIZ PRIMAVERA! y con la vida que emerge de cada rincón, los hecemos partícipes un año más de nuestro RETIRO ANUAL.

Saben que es una PAUSA, un alto en el camino para disfrutar en medio de la naturaleza, en compañía de otras personas que quieren crecer, y reconociendo a Dios en cada manifestación, PAUSA para el encuentro y la reflexión, PAUSA para salir llenos de energía a seguir la vida cotidiana con sentido y pasión.

LA VIDA: UN ARCOIRIS

LUGAR Y FECHA: Centro de Superación Personal Quo Vadis. 18, 19 y 20 de Julio del 2014. Puedes ver el mapa para llegar y fotos del lugar en http://www.centroquovadis.com.mx

INVITADOS: Cualquier persona mayor de edad, puede ir sola, en pareja, en familia o en grupo de amigos.

INVERSIÓN: $ 3,650.00 + iva por persona en habitación doble (si alguien prefiere sencilla son 250.00 extras. Sujeto a disponibilidad) Incluye hospedaje, comidas, materiales y retiro.   

PROMOCIONES:


Pagando el total en ABRIL  $ 3,300 + iva por persona.
En MAYO $ 3,500.00 + iva por persona.



INFORMES E INSCRIPCIONES:(442)1560415  juanignacio@dordesa.com   (442)1561037 joseluis@dordesa.com

DEPOSITAR a la Tarjeta de Crédito Bancomer 4101 8120 4614 1097 a nombre de José Luis Gómez Campos y avisar del depósito por mail o teléfono.

COORDINAN Y FACILITAN: Juan Ignacio Calva Morales  y  José Luis Gómez Campos

Dos favores. Imprime el adjunto y repártelo; confirma de recibido este mensaje. ¡GRACIAS!


sábado, 8 de marzo de 2014

Bumerán

Lo recuerdo muy bien, en la sala de espera del centro médico de mi pueblo. Mi padre, ya bastante avanzado en edad y enfermedad en su silla de ruedas, acompañado por mí; al ponerle la chamarra para salir a la calle, procedí como se hace con los niños pequeños para vestirlos, metí la mano en la manga para tomar su mano y estirarle… expresé en voz alta el comentario: “hay que vestirlo ya como a los niños chiquitos”. Una vecina del pueblo me dijo: “cuántas veces habrá hecho él eso contigo”.

Con frecuencia salimos al campo a pasear y disfrutar de la naturaleza, es una de las diversiones preferidas en nuestra familia. Cuando mis hijos eran pequeños recuerdo haberles ayudado a subir la montaña, dándoles la mano, empujando, cargándolos al caballete y siempre animándolos con la mentalidad de que somos equipo y que nos ayudamos para llegar a la meta.

Hace unas semanas salimos en familia al bosque. Todos los días nos acompañó la neblina y la lluvia, lo cual no impidió nuestros largos paseos en busca de las espléndidas cascadas y paisajes inolvidables que el lugar nos ofrecía, con el único precio de nuestro esfuerzo. Yo iba recién operado del hombro, por lo que caminaba con mucha prudencia y en las húmedas veredas, sobre todo de bajaba, más de un resbalón me di; mis hijas, ya adolescentes se fueron turnando sin ponerse de acuerdo, de modo que en ningún momento del camino me sentí solo, o desprotegido, me tomaban de la mano,ofrecían sus hombros para mi apoyo…

Recordé y les conté la experiencia con mi padre y cómo la vida nos va regresando lo que hacemos y de qué formidable manera se realiza el ciento por uno. Les comentaba que lo que hacemos con amor y lo damos desinteresadamente, se nos regresa de forma abundante y cuando menos lo esperamos.

Ese es el “EFECTO BUMERÁN” (o boomerang para los anglos) haciendo referencia a ese objeto de madera en forma original que si no choca con algo, vuelve a la mano del que lo lanzó.

La vida da muchas vueltas, las personas con las experiencias vividas, con la edad, con el conocimiento adquirido y los motivos personales, vamos modificando estilos de vida, comportamientos, actitudes… y vamos moldeando nuestra personalidad. Quizás nos encontremos con personas conocidas de las que desconocemos algunos aspectos, a veces nos agradarán los cambios, otras nos confrontarán y muchas nos resultaran adversos. Sin embargo, con el tiempo iremos descubriendo que las cosas son como tienen que ser y que la realidad se va mostrando, que de nosotros depende en gran porcentaje cómo la abordamos y el sentido que le damos.

Personalmente pienso que la regla de oro de la mayoría de creencias y filosofías: “no hagas al otro lo que no quieres que te hagan” y en positivo “haz a los demás lo que quieres recibir de ellos”, sigue vigente.

La invitación es a dar siempre lo mejor de ti y sin duda, recibirás lo mejor de los otros.

Con mi cariño de siempre:

JOSÉ LUIS
joseluis@dordesa.com

De educación, patologías y otras cosas.

Amables lectores:

El pasado 21 de Febrero del año en curso, Juan Pablo Proal en “Las Tres y un Cuarto” publicó un artículo de análisis, titulado: “Comí con un narco por error”, y en uno de sus párrafos dice lo siguiente: La experiencia nos ha enseñado que la clase política tergiversa, oculta y calla para financiar sus chalets suizos. ¿Cuáles son las consecuencias sociales? Sefchovich las resume con precisión: desconfianza, falta de respeto, olvido, desinterés, doble moral, corrupción, desesperanza. “Los ciudadanos no se sienten con la obligación ni con el deseo de respetar ni a la ley, ni a las instituciones, ni a las investiduras, ni a las autoridades, ni a las personas”.

Y esto, amén de todo lo que en su artículo desmenuza y que lo invito a leerlo totalmente, nos da pistas para que usted, yo, y todos sin seguirle dando muchas vueltas al asunto de la educación tan traída y llevada últimamente, y donde no vemos ningún avance, por más que nos quieran barnizar el tema, lo podamos ir entendiendo.

Cuando hablamos de educación, a qué nos referimos: ¿A capacitar en ciencias, en computación, y poder competir en pruebas y exámenes con otros países? ¿A mandar representantes como en las olimpíadas, a unos cuantos atletas, aunque tengamos los primeros lugares en obesidad y otras enfermedades a nivel País? ¿A tener una apariencia por estructuras, estadísticas, y datos inflados de coberturas? ¿A pregonar que ahora el poder ya no lo tiene un sindicato sino la estructura gubernamental? ¿O a qué nos referimos cuando hablamos de esto?

Porque Sefchovich nos da la clave: Educar es hacer que los educandos se hagan ciudadanos,  que respetan leyes para poder saber vivir en comunidad ciudadana, que respetan las instituciones y forman parte de ellas, que saben obedecer a las autoridades para un día saber mandar, que saben respetar a las personas y con ellas formar una democracia, que saben brindar y recibir confianza, que tienen una memoria histórica, y aman a su País, que serigen por una moral cívica, de no dañarse a sí mismos, ni a los otros, ni a lanaturaleza. Que saben cumplir leyes y hacerlas cumplir, para vivir en la justicia, y que saben gozar y repartir los bienes nacionales para que alcancen para todos y se pueda vivir en paz y en salud pública y privada. Porque lo demás mal educa y enferma.

Lo que educa es el ambiente, lo quevemos, de lo que hablamos y valoramos, y lo que experimentamos como bueno para nosotros y los demás. Y esto además causa salud, pues, como cualquier ser vivo del universo, el ser humano es afectado por su medio en el que vive, y se desarrolla, que lo favorece o que va en su contra.

ISO 9000, este sistema de calidad aplicado a las empresas, habla en primer lugar de las cabezas que es de donde baja la voluntad, la decisión, y el entusiasmo para mejorar la producción y los resultados. ¿Qué quieren las autoridades de nuestro país? ¿Se quiere en serio mejorar la educación? ¿Se quiere mejorar la salud pública? ¿Queremos dejar de hablar de dinero y presupuestos para mirar lo que sí presupone educar?

¿Y usted también lo quiere? ¿Quiere en serio que mejore la educación y la salud entre nosotros?  Preguntémonos entonces cómo está el ambiente en nuestro pequeño mundo de casa, familia, empresa, donde podemos influir y lograr algo mejor y más sano, para que al darnos cuenta de cómo influimos y hacemos cabeza los adultos, podamos decidirnos a cambiarlo que se necesite cambiar, para lograrlo. Animémonos a participar, a romper la cadena del conformismo, sumisión, patologías y mala educación. Que nuestros chicos vean, oigan, y sientan un ambiente de verdad, justicia, y amor. ¡Merecemos algo mejor! ¿No cree usted?

Con mi cariño:

Juan Ignacio