Amar implica respetar, comprender, escuchar y buscar el bien de
todos. El amor incluye, une, busca lo que tenemos en común. Todo lo
contrario del EGO, que siempre quiere la división y la exclusividad.
En
el proceso de Madurez de la humanidad, podemos decir que hoy estamos en
esta época, en que una de las mentalidades del futuro (según Gadner, el
gurú de las Inteligencias Múltiples) consiste en la SÍNTESIS. Estamos
haciendo el esfuerzo (al menos un buen grupo de los 7 mil millones de
humanos) por descubrir lo que a todas las culturas, credos, razas,
ideologías… nos une. Es un esfuerzo consciente por dejar de pensar en lo
que nos separa y nos hace distintos y concentrar nuestra energía en
darnos cuenta que, en lo esencial, todos coincidimos, que somos parte
del todo y que somos el todo. Como la gota de agua es parte del océano y
el océano mismo está presente en esa gota. Cada ola, cada partícula da
cuentas del gran universo.
No es sencillo, por la
estructura mental que tenemos arraigada por tantos siglos de humanidad;
sin embargo, es simple, porque con el hecho de darnos cuenta y querer,
tenemos toda la maquinaria para echar a andar el cambio. Es maravilloso
lo que como humanos podemos lograr con la simple atención.
Reflexionemos sobre algunos eventos:
· En
1993 en Chicago se celebró un foro de “LAS RELIGIONES DEL MUNDO” y
apostaron por una ÉTICA MUNDIAL. Es decir, no acuerdan crear una nueva
religión ni validad una más que otra, sino “hacer una síntesis” de lo
que todas las culturas tenemos en común.
· El Dalai
Lama y el obispo de Zacatecas, Sigisfredo Noriega Barceló, coincidieron
en que en el mundo sí se puede construir la paz y existir una armonía
interreligiosa, porque son condiciones que nacen del individuo. En su
participación, el Dalai Lama, dirigente espiritual de los budistas,
subrayó que "es posible lograr la paz en el mundo, porque los conflictos
son creaciones de nosotros mismos y no de Dios, y por ello nosotros
debemos resolverlos”.
· El
Rabino Abraham Skorka, expresa su amistad con el Papa Francisco. La
real y sincera amistad, a decir de los sabios del Talmud, es aquélla en
la que el uno abre la intimidad de su corazón al otro. Es a través de
dicho conocimiento que uno adquiere del otro que
ambos pueden forjar una consistente senda en la vida. De tal modo he caminado en los últimos 15 años con el hoy Papa Francisco.
Tres simples ejemplos de que se puede crear un mundo en el que todos
construyamos y nos respetemos, sin echar tierra a los diferentes a
nosotros, incluyendo a todos, pues todos estamos creados a imagen y
semejanza de Dios. Es decir, somos Dios con un disfraz específico que
tiene nuestras únicas características y con esas tenemos que poner
nuestro granito de arena para construir el mundo que necesitamos.
Eso es AMAR.
Con mi cariño de siempre: JOSÉ LUIS.
joseluis@dordesa.com
sábado, 9 de agosto de 2014
Invitación a participar en los diplomados de DORDESA
Estimados amigos como cada año tenemos el gusto de invitarlos a nuestros diplomados de este año.
“De tu mente sana y entrenada, depende tu vida funcional y plena”
Querétaro En el REAL DE MINAS TRADICIONAL. Salón San Joaquín los Jueves de 11 a 13 horas. En San Juan del Río Pablo Cabrera n°6 Los jueves de 6 a 8 p.m.
“Familias entrenadas para la era de la tecnología”
Sólo en Querétaro en el REAL DE MINAS TRADICIONAL. Salón San Joaquín los Jueves de 9 a 11 horas.
Para todos, cada uno en sus sede y horario SESIÓN GRATUITA el JUEVES 21 de Agosto.
Esperamos contar con tu presencia y si nos haces el favor invita a tus amigos y familiares.
LIC. JOSÉ LUIS GÓMEZ CAMPOS
DORDESA QUERÉTARO
CEL: (442) 156 10 37
¡CUANDO NO BASTA SER BUENOS!
El 4 de agosto del año en curso, el periódico Plaza de Armas
presentaba un extenso artículo sobre una banda de jóvenes en Acapulco
Guerrero, una decena de buenos estudiantes de profesional, de clase
media, de quienes no había queja alguna de conducta o estudios, todos
con buen promedio, conocidos en su ambiente estudiantil como buenos
compañeros, y en sus familias como buenos hijos, no drogadictos o
alcohólicos, y de buena apariencia, que se dedicaban a secuestrar
compañeros haciéndose amigos de ellos, visitando incluso a sus familias,
y a quienes teniendo ya confianza,atraían a alguna reunión, y ahí los
plagiaban, torturaban, pedían rescate, y como podían ser reconocidos por
ellos, les daban muerte. ¡La sociedad al conocer esto se ha quedado
desconcertada, dudosa, y con grandes interrogantes!
Y ciertamente que al terminar de leer el artículo, y saber cómo con un hacha descuartizaban los cuerpos para desaparecerlos, habiéndolo hecho con más de diez jóvenes hombres y mujeres, compañeros de ellos, sin mayor razón y motivo, uno se pregunta ¿Por qué lo hacían? ¿Dónde vino la perversión de sus mentes y corazones? ¿Jóvenes buenos, pero, borregos? ¿De buenas familias pero, sin convicción?
Espanta esto a una sociedad que nos ha enseñado a “ser buenos”, a fijarnos en las apariencias, buenas chicas ochicos, con buenas calificaciones, buenos rostros, buenos coches, buenas familias, buena vestimenta, pero, que ahora descubre que eso no basta porque las apariencias engañan, y la maldad se escurre como una sombra por atrás de la bondad natural y no trabajada o querida, lograda, conquistada.
Hay muchos niños y niñas buenos de la clase media, que no han tenido el hartazgo del consumismo de la clase alta, ni la necesidad lacerante del que no tiene nada, y que han tenido “buena educación” de “buenos padres y familias” de esa mayoría silenciosa, y trabajadora incapaz de unirse y revelarse ante la corrupción, de solidarizarseante las injusticias, de moverse y hacer algo ante las apariencias gubernamentales, por miedo a perder… ¿Qué? “Las buenas apariencias, de gente no revoltosa, y de buen vivir”. Y enseñando así la pasividad y el conformismo, aunque haya sólo la queja verbal.
Nadie permanece bueno por naturaleza, si no lo logra por convicción. Si no decide hacer el bien y no el mal, aunque lo pueda hacer. Si no cuida su mente y su corazón del engaño en una sociedad hipócrita y de apariencias. Si no se cuestiona, participa, sirve, ayuda, y hace el bien porque quiere hacerlo. Si no descubre su libertad, su responsabilidad y las consecuencias. Amarse a sí mismo, al prójimo y por tanto a la familia y a la sociedad, tiene un costo de disciplina y esfuerzo que hay que pagar. Y eso hay que aprenderlo. Aprender a cuidar el cerebro y el corazón en lo que leemos, vemos, hacemos. Por eso, entre otras formas de hacerlo y lograrlo, nosotros lo invitamos a nuestros diplomados, todos los jueves de 9 a 11 ó de 11 a 1 de la tarde en el salón San Joaquín del Hotel Real de Minas tradicional, porque de una mente sana y entrenada depende nuestra vida funcional y plena.
¡Sigamos formándonos, porque lo que no se formase deforma!
Con mi cariño: Juan Ignacio.
Y ciertamente que al terminar de leer el artículo, y saber cómo con un hacha descuartizaban los cuerpos para desaparecerlos, habiéndolo hecho con más de diez jóvenes hombres y mujeres, compañeros de ellos, sin mayor razón y motivo, uno se pregunta ¿Por qué lo hacían? ¿Dónde vino la perversión de sus mentes y corazones? ¿Jóvenes buenos, pero, borregos? ¿De buenas familias pero, sin convicción?
Espanta esto a una sociedad que nos ha enseñado a “ser buenos”, a fijarnos en las apariencias, buenas chicas ochicos, con buenas calificaciones, buenos rostros, buenos coches, buenas familias, buena vestimenta, pero, que ahora descubre que eso no basta porque las apariencias engañan, y la maldad se escurre como una sombra por atrás de la bondad natural y no trabajada o querida, lograda, conquistada.
Hay muchos niños y niñas buenos de la clase media, que no han tenido el hartazgo del consumismo de la clase alta, ni la necesidad lacerante del que no tiene nada, y que han tenido “buena educación” de “buenos padres y familias” de esa mayoría silenciosa, y trabajadora incapaz de unirse y revelarse ante la corrupción, de solidarizarseante las injusticias, de moverse y hacer algo ante las apariencias gubernamentales, por miedo a perder… ¿Qué? “Las buenas apariencias, de gente no revoltosa, y de buen vivir”. Y enseñando así la pasividad y el conformismo, aunque haya sólo la queja verbal.
Nadie permanece bueno por naturaleza, si no lo logra por convicción. Si no decide hacer el bien y no el mal, aunque lo pueda hacer. Si no cuida su mente y su corazón del engaño en una sociedad hipócrita y de apariencias. Si no se cuestiona, participa, sirve, ayuda, y hace el bien porque quiere hacerlo. Si no descubre su libertad, su responsabilidad y las consecuencias. Amarse a sí mismo, al prójimo y por tanto a la familia y a la sociedad, tiene un costo de disciplina y esfuerzo que hay que pagar. Y eso hay que aprenderlo. Aprender a cuidar el cerebro y el corazón en lo que leemos, vemos, hacemos. Por eso, entre otras formas de hacerlo y lograrlo, nosotros lo invitamos a nuestros diplomados, todos los jueves de 9 a 11 ó de 11 a 1 de la tarde en el salón San Joaquín del Hotel Real de Minas tradicional, porque de una mente sana y entrenada depende nuestra vida funcional y plena.
¡Sigamos formándonos, porque lo que no se formase deforma!
Con mi cariño: Juan Ignacio.
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