sábado, 23 de julio de 2016

JUGAR A QUE EL PAÍS CREA EN LOS SANTOS REYES



Las autoridades nacionales han metido al País de una manera descarada a un juego por demás peligroso y enfermizo. Raymundo Riva Palacio en su artículo del 19 de Julio pasado, en Las Tres y un cuarto, nos lo explica cabalmente, titulándolo así: Caen las máscaras del Inegi. “En noviembre pasado se mencionaron en este espacio las maniobras que se venían dando para que el gobierno recuperara el control del Inegi, la gran fábrica de información sobre la cual se diseñan políticas públicas en México, que por su autonomía se había ganado el respeto como contrapeso a las estadísticas y mediciones del gobierno. Su independencia de criterio y libertad de expresión no era algo con lo que la administración del presidente Enrique Peña Nieto estuviera cómoda. Todo lo contrario. El Inegi era un órgano fundamental, y por eso la imposición de Julio Alfonso Santaella, parte del equipo del secretario de Hacienda, Luis Videgaray, que está tomando el poder del gobierno, para que hiciera el trabajo de maquillaje que requiere la administración… Básicamente, lo que sugiere ahora (Hacienda) es que hagamos en México lo que hicieron en Argentina: manipular las cifras económicas para reflejar los deseos de los funcionarios”.

Si es peligroso manipular la información a los niños, y crearles aunque sea con fines nobles y generosos, la realidad, imagínese usted engañar de manera consciente a todo un pueblo sobre la realidad nacional, con el fin de hacernos creer que vamos muy bien, y que en este sexenio se cumplen los sueños prometidos, sobre todo que se abate la pobreza de los hogares.

Si ya tenemos serios problemas con la manipulación de muchas secretarías en sus informes, y la intervención de partidos en la acción electoral, y lo poco que quedaba limpio para poder quedarnos con un hilito de fe, era el Inegi, ahora nos sentimos engañados en totalidad, y la falta de fe dañará más aún la confianza y relación gobierno-pueblo. Todo niño cuando se siente engañado, crea una gran desconfianza en seguir creyendo, en confiar y poder comprometerse, en entusiasmarse y vivir con metas e ilusiones, y normalmente grita en un momento de rabia y de hastío: “Todo es una farsa”.



Y esto sicológicamente tiene graves daños en la salud mental, y en el desarrollo personal, pues, en este caso con adultos, aprenderemos a vivir siempre desconfiados o aprenderemos que se vale engañar para lograr lo que se quiere: El fin justifica los medios. Una manera perversa de convivir.

Alertémonos, pues, ante esta nueva manera de manipular conciencias, debemos despertar y lograr una comunicación viva, real y eficaz, sobre nuestra verdad nacional, para saber tomar decisiones, y seguir cuestionando cada vez más a las autoridades sobre cualquier dato que nos parezca engañoso y manipulado, que se den cuenta que engañar es más difícil y pesado que manejar la verdad, a la que estamos obligados todos si queremos una nación fuerte y una ciudadanía adulta, responsable y participativa.

Con un abrazo: Juan Ignacio.

viernes, 8 de julio de 2016

Educar hoy

Para quienes somos padres, la tarea de EDUCAR HOY, nos resulta complicada, pues nuestros hijos ya no son del antiguo régimen, ni se cuadran ante nuestras órdenes, ni consideran la obediencia una virtud. Además están acostumbrados a expresar sentimientos y a decir “no me gusta, no quiero, no voy...” aunque la orden o sugerencia venga de los padres, a los que sin duda aman, sólo que la manifestación de amor no corresponde al molde que nosotros aprendimos.
 
Algo parecido sucede con los educadores, que aprendieron a enseñar cosas y a exigir aprendizajes de memoria, cuando estamos en tiempos, en que los conocimientos están por todas partes y al alcance de cualquier aparato electrónico en el instante, y la memoria se relaciona más con “USB”, que con una capacidad mental.
 
No estamos ante una época de cambios en la escuela sino que asistimos a un cambio de escuela. (Sin duda que estamos en una época de cambios y en un cambio de época). Por tanto la actitud adecuada para educar como padres o maestros es la de aprender a hacerlo de acuerdo a la posibilidad que tiene quien aprende, la pregunta adecuada será ¿Cómo aprende el que aprende? Es decir ¿Cómo aprende mi hijo o mi alumno? En esto los grandes líderes en educación como Paulo Freire, Don Bosco o Ken Robinson, son grandes modelos: rompen esquemas, idean nuevos estilos de acercarse a los niños y jóvenes de su época, desafían creencias del momento, se enfrentan a esquemas, mentales, sociales y de todo tipo.
 
El reto para ti y para mí es cambiar nuestro modelo educativo interno, abrir nuestra mente y nuestro corazón al propio aprendizaje para poder enseñar. Sin duda que quien se atreve a enseñar, jamás debe dejar de aprender. Hoy es crucial que estemos abiertos al cambio, con atención plena, con deseos de llegar al corazón de los hijos y alumnos, para que a su vez ellos deseen aprender a vivir y encuentren en nuestro estilo de vida, en nuestras enseñanzas y en nuestras propuestas un atractivo que los motive a elegir bien.
 
 
Creo que hoy los adultos, padres y educadores nos atoramos en nuestro propio crecimiento, aunque justifiquemos nuestro estancamiento con lo difícil que es en este momento educar a los hijos o a los alumnos. Te invito y me invito a afrontar con pasión, a aprender con valentía y sin miedo al fracaso, a intentar de una y mil formas, para llegar al alma de las nuevas generaciones, que por un lado están metidos hasta el cuello en el consumismo y por otro tiene un gran anhelo de lo profundo, lo espiritual y lo que merece la pena.
 
A diario en el consultorio, o por Skype como hemos aprendido en la actualidad a hacer terapias, o en conferencias en centros educativos, me encuentro con jóvenes que piden a gritos ser educados por adultos coherentes, un mundo mejor, más compromiso y mejores prácticas amorosas; sólo hay que aprender a leer el lenguaje de los jóvenes, la mayoría de veces sus gritos son silenciosos, sus deseos de aprender están debajo de las máscaras y sus intentos de libertad, están vestidos de esclavitud de sus malos hábitos.
 
Tenemos una gran oportunidad, somos privilegiados de vivir en esta época maravillosa con tanta creatividad. Aprovechemos para crear y crecer, no caigamos en la tentación de la resignación, como dijo el Papa en Morelia, sino actuemos con pasión, la pasión del amor.
 
Me encantarían tus comentarios.
Gracias por leer y compartir. José Luis