miércoles, 4 de octubre de 2017

Ante el temblor

Amigos lectores:

¿Quién no se ha enterado de lo que nos ha pasado en el País, y de toda la respuesta que se ha dado a los acontecimientos? Experimentamos lo que dice ese escritor argentino, Narosky: “La verdadera hermandad no requiere lazos de sangre”. Así ha sido, y se nos han llenado los ojos de lágrimas por el dolor y la tragedia, pero, también por el orgullo de todos los que han dado de sí mismos con los ojos cerrados, y de los que esperamos reciban con los ojos abiertos, porque entonces sí, recibir los humanizará, los hará sentirse amados, más allá de su dolor.

Vimos brigadas nacionales y extranjeras trabajar día y noche, no obstante riesgos y peligros, y aprendimos de ellos que “los valientes también temen, pero, siguen avanzando”. Y ahora cuando ya vimos que podemos, necesitamos seguir valientemente avanzando contra toda forma de corrupción, de robo y rapiña y de abuso de poder. Fue triste ver que aún en medio de la tragedia hay quienes quisieron lucrar y sacar ventaja de las situaciones. ¡Pero vimos que podemos denunciarlos!



Sufrimos mucho por la naturaleza, pero, mucho más por la irresponsabilidad de quienes permitieron construir en zonas de riesgo, con permisos falsos, con materiales endebles, con abuso y engaño a los compradores, y con todo el descaro de quienes debieron protegernos y no lo  hicieron. Y nos damos cuenta de qué fácil es seguir la corriente de mediocridad y deseo de dinero fácil, y qué difícil enfrentarla, negarse a ser corrupto, dañar, y lucrar con el dolor ajeno, que tarde o temprano va a suceder, como ahora lo vemos. ¡No lo hagamos más, enseñemos esto a los jóvenes!

Me he cuestionado también, el valor y sentido de los simulacros, cuando mi hija me cuenta como al sentir el temblor y estando en zona de riesgo, salieron en estampida para salvarse, sin tener en cuenta a nadie, hasta llegar a una zona clara, porque el llamado a la sobrevivencia es de naturaleza. Se pretendía que con el simulacro se pasara de pánico inmovilizador a miedo actuante, pero, en los simulacros sabiendo que son “simulacros” la gente sale con su café en la mano y sin mayor responsabilidad. Si no se avisara que es simulacro habría infartados por el susto, y después como el niño y el lobo ya no se creería ante la alarma. ¿Qué hacer? ¡Cambiemos estrategia!

Hay una teoría que afirma que en los simulacros atraemos con las miles de mentes enfocando la tragedia, que sería mejor simulacros de enseñanza en grupos, de manera más pedagógica, o de poner las mentes enfocadas meditativamente en algo bueno, próspero y saludable para atraer bendición y bien estar. Momentos comunitarios de abrir conciencias, no de borreguismos. ¿Usted qué opina? ¡Hagamos propuestas, ensayemos otros métodos, logremos el aprendizaje!

Y lo importante será también no perder el ritmo que hemos tomado como pueblo, de unidad, apoyo, exigencia, responsabilidad y crecimiento. Ya nos damos cuenta que como dice Narosky “el dolor físico lastima, pero, el espiritual desgarra”. Nos desgarra ver dos Méxicos, nos desgarra ver Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Veracruz tan ricos y con gente tan pobre por décadas de corrupción política. ¡No lo permitamos más, exijamos lo que debemos, y hagamos lo que cada quien debe de hacer, haciéndolo bien, hasta ponernos nuevamente de pie como la gran nación que somos!


Con mi cariño: Juan Ignacio

miércoles, 19 de julio de 2017

domingo, 25 de junio de 2017

EL AMOR QUE FORTALECE


Amigos lectores:

Ante la realidad tan descarnada que vivimos hoy por todos lados, de injusticias, atracos, cinismo político en elecciones, incapacidad de educar en serio con el ejemplo y disque hacer reformas teóricas, querer restablecer el orden en otros países y ser refutados por la falta de coherencia nacional, los periodistas perseguidos con camuflaje de protegidos, la ola de crímenes diariamente, y las peliculezcas detenciones de autoridades saqueadoras de estados, que no son juzgados debidamente porque amenazan con exhibir las conexiones de su corrupción, y tantas otras cosas, vale la pena no perdernos y preguntarnos por lo esencial que nos constituye: El amor.

Define el diccionario al amor como: “Sentimiento de vivo afecto e inclinación hacia una persona o cosa a la que se le desea todo lo bueno”. Esta definición nos cuestiona entonces sobre nuestro vivir, qué tanto estamos “vivos”, para que se pueda desprender de nosotros este “vivo afecto”. Porque, resulta que es fácil decir amar, pero, hacerlo no es tan fácil. Es como la sinceridad, a todo el mundo le encanta la sinceridad, hasta que conocen a alguien que la practica.

¿Cuál es el amor que fortalece? Pues, el verdadero amor, o sea, aquel que se practica conscientemente. Igual en sus manifestaciones, por eso decimos que un “abrazo” que todos necesitamos varios al día, no es el que se da por dar, sino que el verdadero abrazo requiere “atención e intención”. Que una caricia, sea una buena palabra, un agradecimiento, un reconocimiento, un ascenso, una remuneración, como una caricia física, requiere para ser tal, o sea para que sea una manifestación del verdadero amor, “que te haga sentir persona”. Y es que eso es lo que nos fortalece, el “sentirnos amados”, por eso decimos incluso que el amor cura” porque la base de la infelicidad está en no sentirse amado.


Y todos los días se nos presentan oportunidades para hacerlo, puesto que todos los días convivimos unos con otros, sólo hay que vivir intensamente, o sea, con “atención que despierte nuestra intención”. ¡Ese es el chiste de vivir!

Cuentan que una noche, un hombre y una mujer entraron en un pequeño hotel buscando donde resguardarse de la lluvia, y se acercaron a la recepción. ¿Tienen alguna habitación desocupada? Desafortunadamente todas están ocupadas, respondió el recepcionista, pero, no puedo dejar a una pareja tan linda, en la calle con esta lluvia. Pueden usar mi cuarto, no es el mejor, pero, al menos pueden dormir ahí. La pareja se sintió incómoda con la propuesta del joven recepcionista, pero, él insistió y aceptaron la oferta.

A la mañana siguiente el hombre le dijo, veo en ti un futuro gerente, deberías dirigir uno de los mejores hoteles, de los Estados Unidos. Tal vez algún día construya uno para ti.

Pasaron dos años, el recepcionista ya se había olvidado de lo sucedido. Cuando de repente recibió una carta de aquel hombre. Le recordó lo de aquella noche, y adjunto venía un boleto de avión para Nueva York. Lo recibió en el aeropuerto y lo llevó a la quinta avenida y la calle 34, señaló un edificio grande recién construido, y le dijo: Este es el hotel que construí para ti, ¿Está bromeando? Se sorprendió el recepcionista. EL hombre se llamaba William Waldorf Astor, y el majestuoso edificio era su hotel, THE WALFORF ASTORIA, el joven recepcionista se convirtió en el primer gerente del hotel, se llamaba George Boldt.

El recepcionista atentamente vio lo que sucedía, y tuvo la intención de servir, de ayudar, y el universo encontró una manera de recompensar su buena acción. Así pasa con el amor, tú das y te regresa de alguna forma.

Amigos lectores, no perdamos nuestra esencia, no perdamos la oportunidad diaria de vivir, con “atención e intención de hacer el bien”, o sea de amar, eso impedirá que también nosotros nos corrompamos, y seamos un eslabón más en la cadena.

Con mi cariño: JUAN IGNACIO

domingo, 29 de enero de 2017

Ante el muro

Amigos lectores:

Las circunstancias que vivimos nos invitan a muchas cosas, estamos ante un cambio de paradigma que nos plantea mapas diferentes, porque el hecho de ver y comprobar que hay en el vecino de al lado de nuestro País mucha animadversión, y que cierra sus fronteras con nosotros a través de muros, porque nos considera “bárbaros”, afectando así muchos planes, proyectos, acuerdos, pactos empresariales, y de convivencia, pues, lo menos o lo primero que debemos hacer es “tomar conciencia” de “nuestra supuesta barbarie”.

La violencia que afecta a nuestro País, ¿Es real? ¿Y se ha vuelto imparable porque desde la cabeza de gobierno hay corrupción, pacto con la mafia y políticos que favorecen por su conveniencia todo este desorden? Porque Colombia pudo cambiar, pero, empezaron como pide “ISO 9000” Desde la cabeza, desde los directivos, desde el Presidente y su gabinete, y entonces sí pudieron ir bajando el orden que se quería permear.



Le criticamos su manera de defender a los que son de su País, pero, nos preguntamos “si nosotros defendemos a los nuestros, a las empresas mexicanas”, si hay una cultura de amar y proteger a los nacionales y sus pequeñas o grandes empresas. ¿Nos amamos los mexicanos? Parece que hemos permitido que los mismos dirigentes nos metan miedo, y así levantemos muros unos contra otros.

Él quiere poner aranceles nuevos a los productos, impuestos, y así hacer que se queden sus empresas en el País, y que protejan los puestos de trabajo para los nacionales. ¿Hay algo parecido en el nuestro? Porque se han publicado las listas de deudas, de no pago al fisco mexicano, por los empresarios mayores del País, y es enorme, mandando el mensaje de que aquí reina el “cuatismo”, no la ley que proteja a todos.

Nos ha pisoteado con su trato y palabras. ¿A nuestros indígenas los tratamos con respeto y dignidad? ¿A las clases menos favorecidas, se les trata bien y se les ayuda para que en verdad crezcan, o sólo se les extorsiona bajo diferentes instancias, y se les roba, paga un mínimo de salario, y se les explota por su necesidad? No hemos querido subir el salario, y los hemos obligado a irse.

Porque todo esto es como un espejo en el que podemos mirarnos y darnos cuenta que tenemos muchas cosas que él está aprovechando, y son reales, para demostrarnos lo que somos, y la falta de unidad que tenemos, y que si bien no somos todos así, y tenemos muchas cosas buenas, y muchos valores, pareciera que aquí mismo, eso no cuenta, y se vive en una corrupción tal, y en una descaro que no se puede ocultar, de manera que nos lo pueden restregar en la cara.

Tomemos conciencia, busquemos la unidad perdida, crezcámonos ante el reto, despertemos: No hemos dado educación política. Hemos obstaculizado a los medios que pueden darnos a conocer la verdad de muchas cosas que ocultan las autoridades, abusos de poder. No hemos construido una verdadera democracia. Hemos hecho del dinero un dios, y no le hemos dado su lugar a las personas, ni a la familia. Todo se juega con tal de ganar votos en los partidos políticos, y todo se acepta y cubre, hasta lo más torcido, para que no haya consecuencias en el partido.

Trabajemos internamente todas estas fallas, para que podamos levantar la cara, y defendernos. Es tiempo de hacer una autocrítica, y organizar la esperanza.

 Con mi cariño: Juan Ignacio.

Felicidad