sábado, 17 de mayo de 2014

El ARTE DE HACER PRGUNTAS O LA VERDADERA EDUCACIÓN



Estamos viviendo una época en la que a través de algunas reformas emprendidas por las cúpulas de los partidos de la clase política, se pretende poner al día al País, en renglones donde supuestamente la ciudadanía esperaba desde hace tiempo pudiéramos modernizar, desatorar, arreglar, transparentar y funcionar mejor.
Sin embargo, vemos muy enmarañado el panorama, con mucha urgencia en los tiempos, pero, con poca exigencia en la seriedad, transparencia, y posibilidad real de que dichas transformaciones nos lleven a lo apetecido, con lo que hay ya un cierto desencanto y animadversión, pues, nos estamos dirigiendo a más de lo mismo: Corrupción, robos, saqueos, contubernios, hipocresías, cinismos, y por consecuencia, injusticias, inequidad, mentiras, y falta de solidaridad, lo que nos llevará a no lograr la paz tan anhelada, ni la fraternidad, ni el progreso tan cacareado. Las cifras últimas nos alertan “tres de cada diez niños en nuestro país, se nos mueren de hambre y pobreza”.
Y hay una clave sicopedagógica que nos puede llevar a entender dónde está el hilo de la madeja: Resulta que ahora hemos ya comprendido, que para aprender, se requiere cuestionar al que aprende con preguntas clave que lo lleven a interrogarse, reflexionar, buscar, saber lo que quiere o necesita, e iniciar un camino para lograrlo. De hecho, los trabajos por proyectos y muchos métodos actuales nos llevan a esto. “No podemos seguir buscando lo que se nos perdió en el interior de la casa, afuera, en la calle, tan sólo porque ahí hay luz”.
A todo ser humano, en su interioridad, su naturaleza lo cuestiona, y pregunta: ¿Paraqué naciste? ¿Por qué en estas circunstancias? ¿Qué hay más allá de tu vida? Y esas preguntas existenciales lo llevan a buscar y dar respuestas que orientan su vida. Y así es en todo.
Hace días Alfonso Cuarón utilizó su prestigio y sus recursos mediáticos para hacer un cuestionamiento muy razonable sobre la reforma energética. Y sólo escuchamos como respuesta, lenguajes incomprensibles, generalidades y descalificaciones, mostrando eso, la incapacidad de aclarar y debatir, lo que confirma que nuestra política sigue por caminos tenebrosos, donde la principal zona de negociación es “lo oscurito”. Tratar de saber qué pasa puede ser visto como un pecado ciudadano, hacer preguntas y cuestionar se ha vuelto peligroso. Y eso obliga entonces a las marchas y lucha de fuerza, no a la razón y la respuesta.
¿Entonces queremos educarnos o no? Porque con esto se revela uno de nuestros mayores rezagos, que es la incapacidad de utilizar el lenguaje…Y hemos dicho que las cabezas modelan. ¿Buscamos en serio la educación? O seguiremos usando un lenguaje “cantinflesco” que fue chusco, y original en el artista, pero, nefasto en la política, en lo social y en la educación.
Amigos lectores no tengamos miedo a las preguntas de nuestros hijos, y hagámosles preguntas a ellos que los lleven a aclarar lo que buscan, lo que quieren, lo que necesitan. La verdadera educación pide que hagamos preguntas clave, que abran lamente y nos despierten. Lo que claramente vemos no se quiere en la política: Ni que el pueblo aprenda, ni que tome conciencia.

Con cariño Juan Ignacio

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