
Amigas y amigos: Estamos viviendo el final de este año 2008, y como siempre en los finales de todo, nos ponemos un poco nostálgicos por que se va lo que teníamos…Nos ponemos un poco nerviosos porque no sabemos qué vendrá…Y nos ponemos un tanto alegres, porque nos llenamos de Esperanza de algo mejor. Y aunque el dicho dice que “más vale malo por conocido que bueno por conocer” tenemos siempre la esperanza de lo nuevo, de lo novedoso, del cambio, de que tiene que venir algo mejor…
Y sin embargo, por los momentos que estamos viviendo a nivel mundial, del descontrol económico que ha causado la irresponsabilidad ambiciosa de unos, la corrupción de otros, y la ingenuidad, desconocimiento, y falta de accesibilidad de las mayorías a estos temas y nichos económicos, nos encontramos todos en un momento de desánimo, temor, e imposibilidad de adquirir fácilmente los satisfactores necesarios, sin saber siquiera en cuanto tiempo lograremos salir de esto y volvernos a equilibrar entre el número de personas capacitadas y los puestos de trabajo disponibles para las mayorías.
Adviento es “preparación para el que viene”, y pareciera que en estas épocas en que nos hemos quitado en la humanidad los frenos morales, y en todos los países existe un grave problema de corrupción, de narcotráfico, de perversión de lo humano, donde lo que nos mueve es el dinero y la ambición del tener, para adquirir todo lo que la sociedad de consumo nos ofrece, esa misma ambición y desenfreno nos mete el pie como humanidad, para detenernos en nuestra carrera loca, y ya no poder tener todo lo que se nos ofrece sin medida; Para necesitar, para lograr sólo lo necesario y suficiente; Y para volver otra vez al humanismo de compartir, de ayudar, de utilizar, de cuidar, de reciclar. Después de todo ¿A dónde vamos y para qué corremos tanto? ¿En verdad necesitamos tantas cosas? ¿Vale la pena vivir como vivimos, con las inseguridades y miedos que tenemos, y la falta de convivencia que nos está caracterizando últimamente?
Necesitamos de “Un Salvador”, sí, pero, de alguien que nos salve desde dentro, no supermanes, no poderosos, no adinerados, porque la solución no está en que se les inyecten a los bancos muchos millones más, o que se acomoden los muebles de la casa, pero, en el mismo piso, no, tenemos que subir un piso más como humanos, otra mentalidad, que aprendamos a vivir con lo necesario, que aprendamos a compartir con los demás, que aprendamos a respetarnos todos, a respetar la naturaleza, y a respetar a todos los seres, por pequeños que sean, como miembros y eslabones de una cadena interminable del Ser, que tienen su función, su utilidad no siempre vista, o comprendida desde una mentalidad mercantilista, pero, que son el sostén y la base de la existencia del planeta tierra y del universo.
Hoy estamos en un nuevo despertar de la humanidad, en una toma de conciencia, en un empujón de las circunstancias a crecer y desarrollarnos. “Sólo con dolor se crece” y pareciera que esta gestación a una conciencia mayor en la humanidad, aunque dolorosa, puede ser en realidad un crecimiento maravilloso que nos lleve a salvar la naturaleza, a pensar de otra manera con respecto a todos los demás seres que nos rodean, a forjar otros esquemas económicos, otras maneras de relacionarnos, otras formas de vivir, de producir, de lograr, de ser reconocidos.
Es por esto que desde nuestra página de DORDESA Y ASOCIADOS, les enviamos un saludo, una felicitación, un gran deseo de que no haya miedo entre nosotros, sino esperanza, porque esta puede ser una buena ocasión para en verdad reconocer que necesitamos un Salvador, aceptar a Jesucristo el Señor, que nace litúrgicamente, cíclicamente, para humanizarnos, para recordarnos los verdaderos valores, para conminarnos a la paz, y las raíces de ella, para fraternizar y poner las bases de la felicidad, en una relaciones donde podamos ver a los demás en profundidad, no sólo en su apariencia, sino en lo que realmente son, imágenes de Dios, unos seres maravillosos, que sólo necesitan de nuestra aceptación y cariño para que saquen de dentro todo el bien que sí tienen y pueden dar. De eso seremos juzgados al final, cuando ya celebremos a Dios cara a cara.
Si en este adviento ya no podemos gastar en botellas y fiestas vacías, qué bueno, ojalá eso nos lleve a la esencia del adviento: Animar la esperanza y no enajenar las cabezas.
Si en lugar de fiestas sin mayor encuentro y relación, hacemos fiestas donde nos encontremos, nos relacionemos, nos comuniquemos, entonces saldremos más felices, tocaremos el ser y no el tener.
Si en lugar de invitar a diestra y siniestra, hoy escogemos, nos damos cuenta quiénes son nuestros amigos verdaderos, y lo que queremos celebrar, habrá valido la pena esta crisis.
Si no damos regalos caros, sino regalos más personalizados, que expresen a esa persona lo que queremos decirle, valdrá la pena la situación que nos envuelve.
Si en Navidad, hacemos mención por lo menos, del gran festejado, y alentamos la esperanza en nuestros invitados, y nos damos ánimos para luchar por un mundo mejor, se volverá una fiesta inolvidable de Navidad, como tal vez no la hemos tenido hace tiempo.
Si hacemos una ronda de cantos, más que de bebidas…si hacemos una mesa redonda para escucharnos todos, y no mesas largas donde ni nos vemos, ni intercambiamos, y donde hay el riesgo de que ciertas personas tímidas, ancianas, o solas, se queden por ahí alejadas, y aburridas, haremos Navidad.
A eso los invitamos lectores, a crear algo distinto, animados por el momento que vivimos, algo que nos haga bien a todos, “a imitación de Jesús, que pasó su vida haciendo el bien”.
Un fuerte abrazo amigas y amigos, y que Dios nos bendiga con una bendición de sabiduría, creatividad y bondad, para hacer de estas fechas, y de estas circunstancias, un trampolín para el crecimiento humano.
Con mi cariño.
JUAN IGNACIO.
mailto:juanignacio@dordesa.com
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