domingo, 8 de marzo de 2009

Cuidados que hay que tener en cuenta, en momentos que “se ha inflado la palabra crisis”.

¿Se ha dado cuenta usted, cómo se ha inflado la palabra crisis? Es fabuloso observar esto, identificar el poder que tienen los medios de comunicación, y cómo nos han domesticado a ellos…entraron a nuestra casa, nos sacaron a la calle, y ahora todo se ventila, hasta la vida íntima de mucha gente, porque son artistas, porque son políticos, porque entraron a la academia, o sencillamente porque hubo algún problema, o fiesta y saliste en las o páginas de sociales.
Pues bien, los medios pueden hacernos creer lo increíble, y lograr que hagamos cosas convencidos de algo que no es. Como sucedió a la sociedad americana cuando la guerra de Irak y la reelección de Bush y tantas cosas que en todos los países se han dado porque los medios trabajan, presentan y convencen a fuerza de colores, de sonidos, de imágenes, y de repetición.
Y entonces pueden enfermar a una sociedad, como en este caso, al repetir a cada rato la palabra “crisis”, y untarnos en la cara todos los nubarrones negros que se nos vienen encima por la falta de economía, provocando casos de suicidios, depresiones y enfermedades. ¿Qué hacer entonces? ¿Qué necesitamos cuidar entre todos? Ciertamente todo lo que nos han dicho sobre el ahorro, el cuidado del gasto familiar, el no endeudarse, el cuidado con las tarjetas bancarias; pero hay algo de lo que no hablamos, que es lo verdaderamente profundo que tenemos que cuidar con esmero.

Empecemos a tener claridad de conceptos: ¡No todo es crisis! ¡No son malas las crisis, ellas nos hacen crecer! ¡Podemos aprovecharlas para reforzar valores¡ Pero, sobretodo tener claro que una familia exitosa, no es una familia rica, ni que tiene sólo dinero, ni que puede salir al extranjero, o tener a sus hijos en colegios caros. No, hoy definimos como “familia exitosa” a una familia “armónica”. Sí, es la armonía la que da la belleza, la que cuida todas nuestras partes, evitando hijos fenómenos, carentes, y por tanto con graves necesidades que los llevan a satisfacerlas en adicciones, y malos hábitos.
¿Qué partes de nosotros hay que cuidar? Pues, nuestras cuatro partes constitutivas: Cuerpo, Mente, Corazón y Espíritu. Hay que cuidar en nuestra familia estas cuatro partes, incluso cuando tenemos pérdidas familiares, que nos han desgastado, que hubo que cuidar a un enfermo terminal, que alguien está pasando en la familia por algo serio, y que por tanto nos lleva a descuidar esas partes que nos constituyen o alguna de ellas. Apenas podamos, hay que analizar y cuidar cada una de esas cuatro partes, empezando por el Cuerpo, comer bien, tomar agua suficiente, dormir y recuperar sueño; para poder tener el soporte de las demás partes en buenas condiciones. Hay que entablar diálogos, hay que ubicar qué pasó, hay que pensar, hay que encontrar cierta lógica para dar un sentido a lo que sucedió. Y abrazarnos y querernos, y darnos cuenta que estamos unidos, juntos, y que podemos resolver cualquier problema por fuerte que sea. También el orar, platicar con el amigo profundo de nuestra familia que es Dios, y recordar que Él sabe mejor que nosotros lo que nos conviene y cual es “su tiempo”, y no en nuestro “humano tiempo” de horas, minutos y desesperación.
Cuidar esas cuatro partes para poder volver a una armonía y un equilibrio de nuestro ser, y por tanto a un encuentro con nosotros mismos y con los demás .
Por otra parte, habiendo restablecido la organización interior, hay que volver a animar al equipo, porque todo eso que se llama crisis, es como una alerta para que actuemos enseguida. ¿Qué pasaría si un entrenador deportivo no está atento, en la cancha, para ante cualquier pérdida de control, o de puntos malos que pueden desanimar al equipo, pida de inmediato, antes de que sea tarde “un tiempo fuera”, los reúne y anima, y vuelve a colocarlos en el orden de ataque necesario, para recuperar los puntos perdidos?. Es igual en el juego de la vida, necesitamos estar atentos, para pedir un tiempo fuera, y reunirnos para hablar rápidamente sobre lo que nos pasa, volver a tomar nuestros proyectos de ataque, darnos ánimo, y lanzarnos a la lucha.
En las revistas de empresas y negocios, actualmente se examinan las diversas soluciones que se proponen en las organizaciones ante el fantasma de la crisis, y es de llamar la atención, que las más exitosas son las que tienen que ver con “el desarrollo humano o el desarrollo del equipo” como por ejemplo: “...Todos los días momentos de meditación con el personal”, “...Se implantó una hora de Yoga para todos”, “...Por las mañanas había una reunión con el personal para platicar de algo agradable antes de abrir la tienda”, etc.
Esto mismo pasará en nuestra empresa familia, si sabemos cuidar nuestro yo interno, nuestra paz interior, nuestro pensamiento. Buda dijo, que “somos lo que pensamos”, hay por tanto que cuidar lo que pensamos, porque la realidad la vemos no como es, sino como somos. Si somos pensamientos negativos, veremos una realidad catastrófica, si somos bondad, y pensamos positivamente, la realidad se nos presentará como buena, tal vez problemática para poder ejercitar nuestro esfuerzo, pero, buena para crecer. Si pensamos que “nada es fácil y nada es imposible” eso nos llevará a situarnos en una realidad de esfuerzo y lucha para conseguir lo que queremos, sentirnos vivos y capaces.
Es interesante lo que como líderes familiares tenemos que cuidar en estos momentos, en que la publicidad se encarga de llamar la atención con notas, números e imágenes amarillistas que pueden dañar nuestro ánimo, impedir lograr nuestras metas y romper nuestra armonía.
No sólo cuidemos la economía familiar como tal, también a los miembros de la familia, eso es mucho más importante. Ellos son los activos más importantes en la empresa familiar, no es el dinero, ni las cosas, ni lo que poseemos, sino lo que somos, nuestra relación y nuestro ambiente. Como decía Goethe “Da más fuerza sentirse amado que sentirse fuerte”, y éste es el momento de sentirnos fuertes porque nos sentimos amados, no amenazados.

¡Hagámoslo amigos, vale la pena!


Juan Ignacio

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