Todos sabemos que la palabra método cuya etimología viene del griego, y significa “camino”, es aplicado en nuestros días, para referirnos sobre todo al estudio, por lo que escuchamos seguido, “metodología de estudio” dando a entender un camino más rápido en el aprendizaje.
Desde luego que esto se podría aplicar a otras cosas, como, método para hacer algo, o método de vida, para referirnos a algo más general.
Hoy quiero hablarles de una metodología para el aprendizaje en grupos, para talleres, para conferencias, pero, que igualmente puede aplicarse para la vida, porque al decir de Aristóteles, “el chiste de la vida humana, no es sólo vivir, sino vivir bien”, y vivir bien significa también “con gozo”, por lo que requiere de ciertos ingredientes que lo consigan, y que precisamente son de los que vamos a hablar.
“Saber estar”, “Lograr involucrarse”y “Querer sacar algo bueno de ahí”
Y nos referimos a los tres pasos que sacados de la experiencia del ser humano moderno, nos llevan a descubrir que sin ellos, difícilmente se podrá lograr ese objetivo:
Primero: “Saber estar” o sea, estar donde estamos y con los cinco sentidos. Ya los Romanos decían: “Age quod ages” (Haz lo que haces…) ni jaloneados por el futuro, ni atorados por el pasado, sino sencillamente viviendo el “presente” el regalo de cada día, de ese momento. ¡Estar ahí! Usted tendrá por experiencia propia o ajena, las veces que ha estado sin estar ahí, no por un don de ubicuidad, sino por estar sólo de cuerpo presente, pero, con la mente y el corazón en otra parte, o lo habrá visto en condiscípulos, pues, bastante común es en la adolescencia, estar en clase, participando en otro evento muy lejos de ahí…y con otros actores…Hoy es muy común esto, no ha habido el acompañamiento en niños, de una madre o abuela, sentada junto a ellos por las tardes, ejercitando el concentrarse en lo que hacen, gozando lo que dibujan, atentos a lo que estudian, enseñándoles a estar, a gozar, a vivir su momento presente, a ejercitar “su poder del ahora”. Y sufrimos hoy de una cantidad enorme de niños con “déficit de atención”, o niños “hiperactivos”, o niños “índigo”, niños “cristal” etc.
Segundo: “Lograr involucrarse” que quiere decir, interesarse de lo que se trata, participar, preguntar, hacer los ejercicios, meterse en el tema, escribir, subrayar, jugar, porque sólo así, “haciendo”, aprendemos. Y no hablo sólo de un aprendizaje racional, sino de un aprendizaje emocional, significativo, porque el proverbio dice: “Echa tu corazón a la barra y te seguirá todo tu cuerpo”, o sea, métete de lleno a algo, y no habrá ni aburrimiento, ni pereza, ni ensoñación, sino encuentro, encuentro con ese tema, con esa lectura, con esa clase, con ese aprendizaje.
Tercero: “Querer sacar algo bueno de ahí”, aprender algo, llevarse algo útil, estar a la caza de algo que nos sirva, porque nuestro tiempo vale mucho, y no podemos desperdiciarlo. Pero, hay que quererlo, hay que programar la mente para esto, para que esté en búsqueda de algo que le sirva. La mente trabaja por finalidades, y hay que lanzarla a que encuentre su búsqueda. Para algo vine, para algo estoy aquí, para algo me tiene que servir esto. ¡Me voy a llevar algo bueno, útil, práctico, de esta clase, de esta conferencia, de este taller, de este libro!
Cuando nos disponemos de esta manera, y cumplimos estos tres pasos, el camino del aprendizaje, es más corto y seguro. Pero como decimos: No sólo el aprendizaje programado, sino el existencial, el que va dando a nuestras vidas una experiencia.
Y precisamente del tiempo bien utilizado, brota la posibilidad del crecimiento y de la madurez. Porque ciertamente, alguien que sabe estar, que se involucra y saca algo de todos sus encuentros, puede sentirse satisfecho, contento, y con más sabiduría, o sea con más posibilidad de ir saboreando la existencia.
Es ahora, en este momento de tanto apresuramiento, de tanta superficialidad, y de tanto tiempo perdido, que quiero compartir con ustedes, amigos lectores, esta metodología, este camino que les puede servir y facilitar grandemente, su aprendizaje, sus talleres, su vida misma. Porque sirve igual en las relaciones humanas y más en las de pareja: Sólo alguien que está presente con el otro, lo puede hacer sentir acompañado…Sólo quien se involucra con el otro, puede sentir el amor…y sólo quien tiene la finalidad del encuentro, puede conseguirlo.
Ciertamente esto exige disciplina, pero, es la disciplina misma que nos exige la vida, porque nuestro ser espacio temporal, no puede vivir de otra manera que utilizando bien sus sentidos, metiéndose de lleno a su trabajo, y buscando la finalidad deseada. Es la misma disciplina que requiere una amistad. Sencillamente esto. ¿Será acaso, que al haber perdido una metodología así, hemos perdido el ser amigos, y por eso hoy encontramos más “cuates”, “compañeros” o “cómplices” que amigos?
Esto es para pensarse y para practicarlo. ¡Se los recomiendo amigos! Es sólo la propuesta de un camino que nos acercará a nuestros fines. Si lo practican, ¿Nos podrán platicar sus logros?
Con un fuerte abrazo
JUAN IGNACIO
JUAN IGNACIO/JOSE LUIS,
ResponderEliminarMUCHAS FELICIDADES POR SU PAGINA, NO SABIA QUE LA TENIAN, YO QUE TENGO VARIOS DE CONOCERTE (Juan Ignacio) DEBO COMENTAR QUE LOS ENCUENTROS, CONFERENCIAS, RETIROS EN LOS QUE HEMOS PODIDO COINCIDIR SON INCREIBLES..SIEMPRE DEJAS "HUELLA"
NUEVAMENTE F E L I C I D A D E S
RECIBAN UN FUERTE ABRAZO MONICA PERERA C.mpererac@hotmail.com
Hola Juan Ignacio y José Luis:
ResponderEliminarLos felicito por la información tan importante que nos hacen llegar a través de su página, siempre estoy al pendiente de revisarla en cuanto llega.
Mil gracias por la labor que hacen día a día en donde benefician a tantas personas (por supuesto yo entre ellas), proporcionandonos medios y herramientas para vivir en plenitud.
Los quiero mucho!!!!!
BLANCA QUEZADA
HOLA. JUAN IGNACIO Y JOSE LUIS, Saludos en estas vacaciones, gracias por SER Y ESTAR, en todo lo que nos comparten, felicidades por su amor a lo que hacen, un fuerte abrazo para uds y sus familias. los quiere Esther Domínguez
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