Hará unos 30 años que mi abuelo murió. Sus últimos 15 años estuvo en una silla de ruedas. Tengo vivo el recuerdo de llevarlo a pasear por mi pueblo y encontrarse con sus amigos, con conocidos que hacía años que no veía y con imágenes que tenía muy vivas en su recuerdo, pero que hacía tiempo que no contemplaba.
Siento el placer que me experimentaba al serle útil para algo tan sencillo y a la vez tan grandioso.



Hoy te escribo desde la casa donde nací, desde el lugar donde viví mis primeros recuerdos y desde el espacio que mis padres ocupan cada día. Hoy la silla de ruedas, vuelve a recuperar su energía en mi mente. En ella se sienta mi padre, y yo detrás la empujo con un inmenso placer de estar con él. Las emociones se cruzan, por un lado el ser útil para mi padre el ir detrás de él platicando, escuchándolo, oyendo relatos antiguos de su vida, me causa una sensación de bienestar inmensa. Por otro el ver que ya no puede caminar, que no se vale por sí mismo, me causa una inmensa tristeza. Entre el gozo de estar con él y la tristeza de su realidad física, está un sentido espiritual que me mueve, que me da fuerzas, que me invita a seguir el camino, a trabajar, a ser buen padre, a luchar por mi pareja, a construir un mundo más sencillo y mejor que el que tenemos. Mi padre me inspira ternura y fuerza ¿Qué más le puedo pedir? ¡Cómo me gustaría que un día mis hijos sintieran por mí lo que yo siento por él!
Y es que amigo lector, según mi experiencia la vida tiene un gran sentido y ese sentido es vivirla con intensidad, disfrutándola al máximo y haciéndolo de tal manera que los demás también disfruten, creando un mundo agradable y amable. Amable es la palabra clave porque se deriva de amor y el amor es lo único que nos hará creer y crear desde lo diferente.
Mi padre y mi madre significan eso para mí: AMOR, amor incondicional, amor a sus hijos, por quienes han dado una vida entera, desde ser proveedores en la pobreza en los pueblos de la España franquista, hasta el compartir lo que ahorran de su pensión para tener un detalle con sus nietos, pasando por aglutinar a hijos y nietos cada vez que estos pueden.
Dar todo lo que tienes, entregarte totalmente, ser incondicional en todas las situaciones, esos son los ejemplos que tengo de mis padres y de mis abuelos. Por eso hoy la silla de ruedas tiene tanto sentido para mí. Por eso desde mi pequeño pueblo de escasos 700 habitantes, donde todos se conocen y donde la vida trascurre de forma sencilla, recorro calle por calle pegado a la silla, con mi padre sonriendo y disfrutando de reconocer a sus amigos, a los vecinos que se acercan a preguntarle por su salud. Y así disfruto mi caminar, mi sentir y mi vivir plenamente esta etapa de mi vida, en la que soy hijo y soy padre, en la que vivo la presencia de mis padres y extraño la de mi mujer y mis hijas, y en la que en pocos días este extrañar será al revés. Pero no importa, pues la distancia compruebo una vez más que no está en el corazón, ni en el alma, porque ahí tenemos cercanía y contacto; la distancia está en lo físico, en los cuerpos, y de nuevo compruebo que eso no es lo más importante, aunque es la forma que tenemos de comunicarnos.
Ojalá que con el ejemplo de la silla de ruedas y mis emociones a su alrededor, pueda trasmitirte un poco de mi interior, y ojalá puedas valorar como valoro yo a mis padres y a mis antepasados, pues son para mí testimonio de lo que merece la pena en la vida. Y Ojalá también que tú y yo podamos significar para nuestros hijos lo que mis padres significaron para mí.
Espero tus comentarios
Con mi cariño.
José Luis
Gracias por seguir en contacto:
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José Luis: Muy bello tu texto.Gracias por compartirlo, nos hace reflexionar.
ResponderEliminarJose Luis: Gracias por compartir conmigo tus vivencias, eres muy afortunado por contar con tus padres. Que Dios los bendiga y saludos a la familia y a los amigos. Siria
ResponderEliminarJose Luis: Una lectura muy sencilla pero muy profunda, me hizo recordar a mis padres y recordar cuanto extraño su precencia. También me hizo reflexionar en que si quiero que mis hijos sientan los mismo que yo por mis padres, necesito continuar trabajando por merecerlo.
ResponderEliminarSaludos de Jose Torres.
José Luis:Felicidades por tener esos padres tan maravillosos. Yo también los tuve y con el paso de los años los he valorado mas. Se que eres un buen padre. Que DIOS BENDIGA a tu familia de origen, por habernos dado un muy buen hombre, amigo y maestro. Gracias por compartir parte de tu vida. Saludos Magda Soto.
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