Estamos ante un mundo convulsionado por la crisis económica, y pareciera que hay pocas esperanzas en la reunión mundial en Suiza, donde más suena a escaparate del poder, que realmente a “humanos preocupados por humanos”. Y es que se ha perdido la dimensión humana, ¿Cuál es el sentido de nuestra acción y trabajo en el mundo? ¿Es para nosotros el universo, un juguete que no hemos creado? ¿Somos dioses? De hecho, estamos en Dios, nos movemos, existimos, y somos en ÉL. Pero, por otro lado, en nuestro misterio existencial, en nuestro ser que se nos va develando poco a poco, descubrimos nuestra individualidad, somos nosotros y no otro, pero, en proceso de ir descubriendo a los otros, y al OTRO, o sea, tomando conciencia. Y esto es un proceso natural y necesario, por eso decimos que “nada hay más humano que el fortalecer la conciencia y hacer al hombre responsable de sus propias decisiones”.
Este proceso es un movimiento del espíritu humano, que lo lleva a una toma de conciencia ante las realidades históricas que vive, en vistas a una modificación de actitudes que lleven a hacer de su realidad algo más fraterno, justo, libre y sano. El fenómeno de la reflexión es preferentemente personal, el de la concientización es grupal. La experiencia del contacto directo con la realidad es el fenómeno primario, este contacto produce en nosotros el hecho vivencial, y sobre este hecho se vuelve la conciencia para examinarlo, hacerlo consciente, y analizar el hecho de nuestras relaciones con la realidad. La conciencia, pues, no es una entidad, sino el hecho vital en el hombre de volverse sobre sí mismo y reflejar de una manera consciente sus actitudes de vida en relación con la realidad. Lo que busca la conciencia es la realidad y la verdad.
Primero fuimos una conciencia ”inmersa” en el mundo, no se había tomado distancia, aceptaba como propias consideraciones, las que le venían del medio ambiente, era una conciencia Mágica, todo lo esperaba de fuera, confiando en soluciones mágicas. Ahora empieza a ser una conciencia que percibe el cambio histórico, y lo que ella puede hacer por ese cambio. Cuando es capaz de comprender y superar los condicionamientos que dominan esa historia, se convierte en conciencia CRÍTICA.
Y es aquí, en esta toma de conciencia del ser humano moderno, donde nos situamos para entender su inconformidad espiritual, y su adaptación al medio que lo rodea, exige, acelera, y estructura sin dejarle tiempo para reflexionar y menos para una conscientización. Porque hay miles esperando poder entrar a trabajar, y su estadía en un lugar laboral para obtener su sustento, depende de su dependencia a la estructura y políticas vigentes.
Por eso Tenemos ahora una generación de “hombres grises” o sea, de aquellos que por tanto trabajar, han perdido todo. Y resuenan en nosotros aquellas palabras del evangelio: “¿De qué le sirve al hombre ganar todo el mundo si pierde su alma, o sea su ilusión, su ser él?” Porque al igual que tenemos ojos para ver la luz, oídos para oír los sonidos, “tenemos un corazón para percibir con él el tiempo”, y todo el tiempo que no se percibe con el corazón está tan perdido como los colores del arcoíris para un ciego o el canto de un pájaro para un sordo, y por desgracia, hay corazones ciegos y sordos que no perciben nada a pesar de latir.
Cuando decimos que “el tiempo es oro” sólo es verdad cuando cuenta a nuestro favor porque fue utilizado en algo bueno para nosotros, los demás o la naturaleza. Eso bueno que se organiza con la mente, pero, se aquilata con el corazón. La mente hace que se aproveche el tiempo, que haya hábitos, que tengamos estrategias, pero, es el corazón que sabe estar en lo que se está, apasionado, atento, gozoso, y el que sabe cerrar cuando se termina algo, sin quedar anclado a un pasado inexistente, ni soñando en un futuro que aún no está.
Ciertamente hoy, tenemos mucho en qué pensar, qué hacer, oír, trabajar, pero, también tenemos más herramientas como el haber descubierto “el poder del ahora” y “la fuerza de la intención”.
El concepto de que todo lo que hagamos, cuando lo hacemos bien, plenamente y servicialmente se nos vuelve oración, y que somos nosotros los que bendecimos, consagramos y ofrecemos la materia con la que trabajamos, transformándola, y completando así la creación que comenzó con Dios, y que nos fue confiada, es un hecho ineludible que nos enaltece y que nos resposabiliza.
“Cuando a Einstein le preguntaron sobre la bomba atómica, contestó: El problema no es la bomba atómica, sino el corazón humano”. Porque es ahí donde se fragua la fraternidad y la construcción de un mundo mejor y más justo, o donde puede anidar la envidia, el egoísmo, la injusticia, la intención de lucro, la tergiversación de la verdad, la manipulación y uso de las personas como si fueran objetos, la corrupción, el desenfreno y la adicción, el amor o el odio, y el desorden que pone primero al bien estar, que al bien hacer, o al bien ser.
Si el ser humano sólo se hace reflexionando, y las comunidades sólo se hacen tomando conciencia de lo que son, quieren y valen, frente a una realidad que las confronta, entonces descubrimos, que siendo hijos y creaturas de un Dios que laboró seis días, de un Dios cuya gloria fue construir la creación que admiramos, y dejarla inconclusa para que el ser humano crezca, entonces el trabajo de nuestras manos, de nuestras mentes, de nuestros corazones, es lo que ÉL quiere. Es, pues, la flojera una blasfemia, y la pereza la que rompe la armonía entre trabajo, crecimiento y sustento, haciendo que venga la malicia para lograr que se gane de lo que no se ha trabajado, y se quiera cosechar de lo que no se ha sembrado. Veamos la realidad que nos circunda y la desgracia económica producida por brillantes mentes especulativas.
O se vuelve oración y alabanza nuestra vida diaria, o se transforma en maldición, destrucción y guerra. Es por esto que tenemos que decidir qué queremos hacer con nuestras vidas, y lograr estrategias: Hábitos sanos que regulen el descanso y el trabajo. Límites en el tener, y algunas veces sufrir necesidad, para comprender y fraternizar. Tener el principio en la mente, que nos dé claridad del paraqué trabajamos y así lo podamos ofrecer cada noche. Compartir para sentir cómo construimos la fraternidad deseada. Contar el dinero y distribuirlo tomando conciencia de que nosotros somos quienes lo manejamos. Gozar y hablar de lo que hacemos, eso nos dará libertad y sentido de cocreadores y no de esclavos. Organizarnos para que aún en la velocidad diaria sintamos la armonía. Descansar un día a la semana tomando conciencia de que no somos máquinas, sino espíritus encarnados. “Todo es, pues, oración cuando todo es relación con ÉL”.
Con todo cariño
Juan Ignacio
www.dordesa.com
juanignacio@dordesa.com
miércoles, 28 de enero de 2009
martes, 20 de enero de 2009
Humanamente hablando, la familia es nuestro futuro

Desde 1996 Juan Pablo II, que se distinguió en su pontificado como visitador de la Iglesia en todos los continentes, se dio cuenta de la marginación en la que el mundo moderno había metido a “la familia” y de las consecuencias terribles que se cernían sobre la humanidad al ser ésta, la cuna de la cultura, de las ideologías y del mismo ser humano. Se venían disparando propuestas de aceptación y legislación sobre muchas cosas que atacan al ser humano en su esencia, como es la vida, la unión normal de hombre y mujer, el respeto a la muerte, y una serie de ideas y posturas amparadas por la “modernidad”, y como un grito y desprecio por todo lo aceptado y vivido.
Pero, lo aceptado y vivido por la humanidad, no es malo, y aunque se pueden siempre mejorar y aceptar modificaciones a lo que se tiene, se debe tener cuidado, no sólo por las consecuencias, sino por el daño o crecimiento que se puede producir de ahí. Porque el mismo creador del “mercado, sin darse cuenta se volvió un producto más de consumo en él”, y el ser humano se develó más como un lobo para el mismo ser humano, y ya no se paró sólo en la pornografía, sino en la venta de menores, en el tráfico de órganos, en el secuestro, y en la muerte por todos lados.
Y el Papa, no sólo alzó la voz, sino que creó un eco de su voz, haciendo” congresos mundiales de la familia” cada tres años en distintas partes del mundo, para retomar la conciencia de lo que nos pasa, de que no podremos contra muchos males, si no volvemos a darle su lugar a la familia, y si no somos coherentes con lo que queremos cosechar, y lo que debemos sembrar.
Se han alzado voces contra algunas opiniones de obispos que asistieron al congreso y sonaron machistas, poco coherentes con una mentalidad actual, cuestionables…o voces contra la postura de la Iglesia que a algunos les ha parecido no sólo tradicional, sino anticuada. Pero, el mensaje central, la voz lanzada al mundo, es clara: “La Familia es nuestro futuro”. Y digamos lo que digamos, hoy ya lo estamos viviendo, si se ha roto la familia, si hemos dado tantas posibilidades a que se debiliten las familias, y se rompan, queriendo hacer ver esto como algo muy normal, las consecuencias de agresividades, de droga y consumo de alcohol, de matanzas sin ninguna conciencia, del desprecio de la vida, y la trivialidad de la sexualidad, que ahora padecemos, son los frutos que no vemos tan normal y que nos han dañado en la confianza y modo de vivir a todos.
Y el que los medios hablen, y por todo el mundo se escuche el tema de la familia, no sólo es bueno, sino necesario, hay que cuestionarnos sobre lo que hemos creado, analizarlo y corregir lo que tenemos que corregir. No se trata de aceptar todo lo que los expertos vinieron a decir, pero, sí el que dialoguemos sobre esto, el que nos volvamos críticos y proactivos sobre lo que nos sucede, el que aprendamos a llamar a las cosas por su nombre sin engaños ni rodeos, y el que nos preguntemos en sociedad algunas cosas esenciales, todo eso, nos ayudará a madurar y crecer.
Si la persona humana madura sólo cuando puede responder a la pregunta esencial: “¿Qué persona debería yo ser”? igualmente como sociedad maduramos, cuando podemos cuestionarnos y responder a preguntas esenciales: “¿Qué idea tenemos sobre el ser humano?”, “¿Qué proyecto de ser humano pretendemos realizar?”. Mientras esto no lo analicemos y consensemos, no podremos seguir educando en base a ideologías, posturas, o caprichos solamente, no es la subjetividad lo que nos da una base, sino la objetividad, la verdad sobre el ser humano.
La historia ya nos puede enseñar, si queremos aprender, muchas cosas que hemos padecido, y sufrido enormemente, por muchos años, a causa de filosofías equivocadas. ¿Seremos tan inteligentes que no repitamos ya las mismas cosas? Si decimos que sólo con dolor se crece, ¿Habremos ya crecido con tanto sufrimiento que nos hemos causado?
Hay muchos enemigos de la “familia” que no podemos creer que existan, como ciertas leyes y posturas gubernamentales, que parecerían inexplicables, pero, que cuando las vemos desde la política, desde los grupos o partidos que acechan el poder, y que saben que siendo populistas, y aceptando ideologías superficiales, ganarán votos, y lograrán lo que quieren, entonces sí que podemos explicarnos lo que pasa. No justificar, pero, sí explicar.
El problema es que ciertas ideologías o grupos, toman fuerza cuando se sienten amparados por una ley, o por un grupúsculo de gentes en el poder que ven más bien por sus intereses, que por el bien de la sociedad.
Y hay otros que no son enemigos de la familia, pero, que ésta tiene que tomar en cuenta para educar al respecto, como son “los medios de comunicación” que actualmente y en nuestra sociedad, tienen demasiado poder. No se trata de negarlos o atacarlos, sino de “enseñar a discernir”, de que nuestros formandos sepan analizar, usar, y manejar, los diferentes medios que existen y usarlos para lo que existen.
Lo mismo decimos de los medios modernos electrónicos: Cada medio introduce una ganancia, que conlleva una pérdida…estamos formando una generación con gran desarraigo cultural, y masas de analfabetos funcionales. Se ha trivializado la muerte, la sexualidad, y se ha comercializado el erotismo. Por eso, por lo mismo que decía Einstein refiriéndose a la bomba atómica, cuando indicaba que el problema no era ella, sino el “corazón del ser humano”, es por lo que tenemos que educar el corazón, haciendo que no se alejen de la naturaleza, que no pierdan la comunicación cara a cara, que no trivialicen el encuentro, que no desvaloricen lo que nos conforma, porque entonces, desapareceremos.Pero, es en la familia, y sólo en ella, donde recibiremos desde niños la educación de nuestra afectividad y de la ética, donde aprenderemos pautas para discernir, y ejemplos para seguir. Y hablamos de familias, o sea, de un grupo formado por papá, mamá e hijos, donde los rolles y géneros se muestran naturalmente, y se da el amor, el encuentro, un liderazgo sano, y una complementariedad necesaria. Todo lo demás pueden ser excepciones, se les puede llamar de otra manera, y pueden ser muy respetadas, pero, debemos luchar por tener familias humanas.
Con mi cariño
Juan Ignacio
juanignacio@dordesa.com
http://www.dordesa.com/
Pero, lo aceptado y vivido por la humanidad, no es malo, y aunque se pueden siempre mejorar y aceptar modificaciones a lo que se tiene, se debe tener cuidado, no sólo por las consecuencias, sino por el daño o crecimiento que se puede producir de ahí. Porque el mismo creador del “mercado, sin darse cuenta se volvió un producto más de consumo en él”, y el ser humano se develó más como un lobo para el mismo ser humano, y ya no se paró sólo en la pornografía, sino en la venta de menores, en el tráfico de órganos, en el secuestro, y en la muerte por todos lados.
Y el Papa, no sólo alzó la voz, sino que creó un eco de su voz, haciendo” congresos mundiales de la familia” cada tres años en distintas partes del mundo, para retomar la conciencia de lo que nos pasa, de que no podremos contra muchos males, si no volvemos a darle su lugar a la familia, y si no somos coherentes con lo que queremos cosechar, y lo que debemos sembrar.
Se han alzado voces contra algunas opiniones de obispos que asistieron al congreso y sonaron machistas, poco coherentes con una mentalidad actual, cuestionables…o voces contra la postura de la Iglesia que a algunos les ha parecido no sólo tradicional, sino anticuada. Pero, el mensaje central, la voz lanzada al mundo, es clara: “La Familia es nuestro futuro”. Y digamos lo que digamos, hoy ya lo estamos viviendo, si se ha roto la familia, si hemos dado tantas posibilidades a que se debiliten las familias, y se rompan, queriendo hacer ver esto como algo muy normal, las consecuencias de agresividades, de droga y consumo de alcohol, de matanzas sin ninguna conciencia, del desprecio de la vida, y la trivialidad de la sexualidad, que ahora padecemos, son los frutos que no vemos tan normal y que nos han dañado en la confianza y modo de vivir a todos.
Y el que los medios hablen, y por todo el mundo se escuche el tema de la familia, no sólo es bueno, sino necesario, hay que cuestionarnos sobre lo que hemos creado, analizarlo y corregir lo que tenemos que corregir. No se trata de aceptar todo lo que los expertos vinieron a decir, pero, sí el que dialoguemos sobre esto, el que nos volvamos críticos y proactivos sobre lo que nos sucede, el que aprendamos a llamar a las cosas por su nombre sin engaños ni rodeos, y el que nos preguntemos en sociedad algunas cosas esenciales, todo eso, nos ayudará a madurar y crecer.
Si la persona humana madura sólo cuando puede responder a la pregunta esencial: “¿Qué persona debería yo ser”? igualmente como sociedad maduramos, cuando podemos cuestionarnos y responder a preguntas esenciales: “¿Qué idea tenemos sobre el ser humano?”, “¿Qué proyecto de ser humano pretendemos realizar?”. Mientras esto no lo analicemos y consensemos, no podremos seguir educando en base a ideologías, posturas, o caprichos solamente, no es la subjetividad lo que nos da una base, sino la objetividad, la verdad sobre el ser humano.
La historia ya nos puede enseñar, si queremos aprender, muchas cosas que hemos padecido, y sufrido enormemente, por muchos años, a causa de filosofías equivocadas. ¿Seremos tan inteligentes que no repitamos ya las mismas cosas? Si decimos que sólo con dolor se crece, ¿Habremos ya crecido con tanto sufrimiento que nos hemos causado?
Hay muchos enemigos de la “familia” que no podemos creer que existan, como ciertas leyes y posturas gubernamentales, que parecerían inexplicables, pero, que cuando las vemos desde la política, desde los grupos o partidos que acechan el poder, y que saben que siendo populistas, y aceptando ideologías superficiales, ganarán votos, y lograrán lo que quieren, entonces sí que podemos explicarnos lo que pasa. No justificar, pero, sí explicar.
El problema es que ciertas ideologías o grupos, toman fuerza cuando se sienten amparados por una ley, o por un grupúsculo de gentes en el poder que ven más bien por sus intereses, que por el bien de la sociedad.
Y hay otros que no son enemigos de la familia, pero, que ésta tiene que tomar en cuenta para educar al respecto, como son “los medios de comunicación” que actualmente y en nuestra sociedad, tienen demasiado poder. No se trata de negarlos o atacarlos, sino de “enseñar a discernir”, de que nuestros formandos sepan analizar, usar, y manejar, los diferentes medios que existen y usarlos para lo que existen.
Lo mismo decimos de los medios modernos electrónicos: Cada medio introduce una ganancia, que conlleva una pérdida…estamos formando una generación con gran desarraigo cultural, y masas de analfabetos funcionales. Se ha trivializado la muerte, la sexualidad, y se ha comercializado el erotismo. Por eso, por lo mismo que decía Einstein refiriéndose a la bomba atómica, cuando indicaba que el problema no era ella, sino el “corazón del ser humano”, es por lo que tenemos que educar el corazón, haciendo que no se alejen de la naturaleza, que no pierdan la comunicación cara a cara, que no trivialicen el encuentro, que no desvaloricen lo que nos conforma, porque entonces, desapareceremos.Pero, es en la familia, y sólo en ella, donde recibiremos desde niños la educación de nuestra afectividad y de la ética, donde aprenderemos pautas para discernir, y ejemplos para seguir. Y hablamos de familias, o sea, de un grupo formado por papá, mamá e hijos, donde los rolles y géneros se muestran naturalmente, y se da el amor, el encuentro, un liderazgo sano, y una complementariedad necesaria. Todo lo demás pueden ser excepciones, se les puede llamar de otra manera, y pueden ser muy respetadas, pero, debemos luchar por tener familias humanas.
Con mi cariño
Juan Ignacio
juanignacio@dordesa.com
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domingo, 18 de enero de 2009
Con dolor de muelas
Muchos de nosotros hemos vivido la experiencia de que una muela nos duela, y que no soportemos el dolor. Otros quizás los más jóvenes tendrán algún día la oportunidad de hacerlo.
En días pasados yo viví la experiencia y no me voy a referir aquí a todo el proceso por el que pasa el dolor, sino a una anécdota que me hizo reflexionar.
Salí del consultorio del dentista con la anestesia en mi lado izquierdo. Mi sensación era que mi labio, mi lengua y parte de mi cachete eran enormes, no podía dimensionar. Me miré al espejo del coche dos o tres veces y mi cara, incluidos mis labios se veía normal, sin embargo mi percepción era que estaba sobredimensionada. Como es costumbre en casi todos nosotros, con la lengua hacía un recorrido por las zonas afectadas y seguía sintiendo lo mismo, me volvía a mirar en el espejo y todo normal ¿Cómo va a estar todo normal si yo estoy sintiendo mi lengua y mis labios enormes? Y sin embargo sabemos que así es el efecto de la anestesia.
Pues ahí va lo que me hizo reflexionar este efecto anestesia de dentista. Resulta que nosotros tenemos una percepción de nosotros mismos, se llama autopercepción o autoconocimiento, el cual es básico para llegar a aceptarnos y a amarnos. Si yo me creo incapaz de hacer algo, aunque esta percepción no sea verdad para todos los demás, aunque me digan que sí puedo hacer algo, aunque me conozcan y valoren, si yo no me valoro, pensaré, sentiré y actuaré como si no fuera importante, como si mi valía fuese nula. Al contrario, si yo me creo capaz de realizar algo, aunque todos piensen que no podré o que no seré capaz, la fuerza de mi creencia es tal que lograré los resultados aún en contra de la mayoría.
Por tanto la percepción interna es muy importante, y es necesario que la estemos monitoreando constantemente, para que así nosotros seamos conscientes de porqué suceden las cosas de un modo a nuestro alrededor o porqué nosotros reaccionamos de una forma en lugar de otra. La conciencia de nosotros mismos, el saber de nuestro interior, nos de la seguridad de que podemos responder como nosotros queramos. La inconciencia, el no conocimiento de nosotros, nos hacen sentirnos víctimas y culpar a los demás, o a las circunstancias de lo que nos pasa.
Esto no quiere decir que los demás no existan, o que lo que hacen no nos afecte, pero la última respuesta sobre nosotros mismos o sobre lo que nosotros tenemos control es nuestra y depende de nosotros. Por ejemplo ante una aglomeración de tráfico, hay quienes se enojan, gritan, tocan el claxon, y maldicen a quien se les pone enfrente, y hay quienes aprovechan la circunstancia para escuchar una música relajante, o para nutrir su mente con un audiolibro. La circunstancia es la misma, sin embargo la respuesta de cada uno es diferente, gracias a su proceso interior, no a que la circunstancia exterior, o sea el tráfico, sea diferente.
La cultura del victimismo ha sido instalada en nuestro cerebro desde muy pequeños. Cuando el niño tira un plato y se rompe, lo primero que le viene a la mente es “yo no fui”, aunque sea evidente para el observador. El adolescente suele decir: “me reprobaron”. El obrero en la empresa: “me explotan”. Y la mayoría de nosotros ante las situaciones de la vida: “el gobierno, las estructuras, los demás… tienen la culpa de que yo esté así”. Esta cultura está tan fija en nuestro cerebro que para desinstalarla necesitamos hacer conciencia, darnos cuenta de que el mundo existe y tiene sus reglas, de que nosotros somos los responsables de entender estas reglas y este mundo y decidir cómo queremos vivir.
En el libro El Principito, cuando el rey es interrogado dice que él manda sobre el universo. Cuando el Principito le dice: “manda que en este momento salga el sol”, el rey le comenta que él manda que salga el sol a la hora que tiene que salir, pues de lo contrario no sería obedecido. En vez de mandar que alfombren el mundo para que nosotros podamos circular descalzos por él, es más sano mentalmente ponernos unos zapatos para no lastimarnos.
Para instalar una nueva cultura, la de la responsabilidad, tenemos que comenzar cada mañana trabajándonos a nosotros mismos, reflexionando, meditando, orando, diseñando nuestro día, visualizando cómo queremos que transcurra la jornada y cómo queremos concluirla. Cuando nosotros realizamos este trabajo interior, entonces nos valoramos, nos vemos bien, y eso proyectaremos a los demás. Esto se llama autoaceptación y está muy cerca de la autoestima.

Si constantemente estamos anestesiados, o con dolor de muelas, tendremos esta sensación constante, y pensaremos que nuestra cara está deformada, entonces cuando nos miren otros, sentiremos que se burlan, que hacen comentarios sobre nosotros y que no nos aceptan, aunque a los demás no les interese en absoluto lo que nos pasa.
Hoy te invito a sanear tu interior para que así puedas ser también más sano hacia fuera. Y si, como imagino, eres joven de corazón, decide cada día quererte como eres, aceptar todo de ti, de modo que con esa actitud logres también ser más tolerante con los demás.
Espero tus comentarios
Con mi cariño.
José Luis
Gracias por seguir en contacto:
http://www.dordesa.com/
joseluis@dordesa.com
jueves, 8 de enero de 2009
Arrancar de nuevo
Cada mañana, cuando suena el despertador, iniciamos la vida de nuevo. Nuestras neuronas, ya alimentadas por el sueño, comienzan de nuevo su actividad consciente, y tenemos un buen número de horas por delante para que estas neuronas hagan todo tipo de interconexiones, enfocadas a buenas relaciones, competencias desarrolladas y productividad para el bien de la humanidad.
Tenemos, neurona más neurona menos, unos 100 mil millones de estas células en nuestro cerebro, que pueden hacer según estudios unos 100 trillones de interconexiones. Es maravilloso pensar en todas las posibilidades reales que tenemos de ser creativos, de hacernos la vida fácil, de desarrollar habilidades y de dar las mejores respuestas en cada momento de nuestra existencia.
Claro que utilizar todos estos recursos que Dios nos ha regalado, y que no tenemos que recurrir a ninguna sustancia ni otro tipo de entretenimiento externo para acceder a tan enorme espacio de posibilidades, exige de nuestra parte la conciencia y la decisión de estar alerta, vivos y activos.
En una página de Internet leía un artículo sobre algunas actividades lúdicas de los jóvenes en nuestra época. Corto y pego, sin orden, algunos párrafos que creo ilustran el resto del artículo:
"Unos minutos más tarde, el auto caía como roca desde las alturas del segundo piso del periférico de la ciudad de México. Uno de sus amigos falleció. Él tenia 19 años. La causa: el exceso de alcohol".
" 'De haber dejado de tomar antes esa noche, no hubiera fallecido Pablo, mi mejor amigo', comenta Nathllely entre lágrimas".
"El domingo 26 de marzo del 2006, Ricardo se encontraba comiendo tacos a las afueras del antro 'El Alebrije', de Acapulco. Cuando dos de sus amigos, por un tropezón, empezaron a discutir con otro joven, se armaron de insultos y se generó una tremenda bronca. Ricardo intentó intervenir para calmar el pleito, y de repente se encontraba en medio de los golpes certeros de un montón de jóvenes".
"Después de varios días en el hospital con dos placas en el mentón, siete tornillos, fisura en el pómulo, nariz desviada, fractura en tres dientes y pérdida total de uno, Ricardo intenta rehacer su vida, pero no le ha sido nada fácil. Ricardo tuvo mucha suerte, ya que otros jóvenes han perdido ojos, han tenido fracturas de cráneo, daños permanentes en la columna vertebral o pérdida de la vida".
"El alcohol nos convierte a los jóvenes como animales, no razonamos ni medimos los alcances de nuestros actos y podemos hasta asesinar".
Y sin poderlo remediar entro en reflexión: ¿Qué nos pasa a los humanos que teniendo tantas posibilidades recurrimos a lo que nos destruye y mata? ¿Qué nos hace falta para encontrarnos con todo este mundo de posibilidades que tenemos en nuestro interior para disfrutar y ser felices? ¿Por qué esta recurrencia en jóvenes y no tan jóvenes buscando la felicidad donde no existe? ¿Tanto miedo nos tenemos? ¿Nos asusta vernos por dentro?
Yo me respondo y me vuelvo a preguntar, no soy de los que tienen todo resuelto, ni de los poseedores de la verdad, me considero un buscador y sin descanso estoy tras mi propia verdad y la verdad que vamos descubriendo juntos en los grupos, equipos, talleres, familia etc. Y en esta búsqueda me invito continuamente y te invito:
1. A darte cuenta de la riqueza que tienes en tu ser, desde tu cuerpo, la maravilla de su funcionamiento, la cantidad de recursos físicos que tienes. Tu mente y sus millones de neuronas a tu servicio. Tu corazón con su inteligencia emocional que te facilita las relaciones y el amor. Tu espíritu que te lleva constantemente al servicio, a la verdad, a la búsqueda de la belleza y la bondad.
2. A que valores la naturaleza, con los millones de seres que conviven contigo y que comparten en un todo ordenado el universo. De modo que valorándola no la destruyas, destruyéndote con ella, y te integres totalmente para que juntos seamos testigos de esa maravilla que se llama creación.
3. A que mires atentamente a los otros seres humanos para que con ellos crees una gran comunidad donde nos escuchemos, donde nos ayudemos y donde seamos felices porque nos facilitamos la vida unos a otros y no al revés.
4. Y a que todo esto lo hagas con una serena mirada interior desde ti mismo que eres la imagen viva de Dios creador y vivo, amplio y libre que decide vivir en nosotros, con nosotros y a través de nosotros.
Con esta invitación creo que podremos prescindir de tantas cosas externas que nos ofrecen una felicidad que nunca llega y que más bien se convierte en llanto y desesperación.
Optemos por la vida, y lo que ella implica y seamos fuertes ante la inmediatez placentera que nos ofrecen los engaños cotidianos.
Espero tus comentarios
Con mi cariño.
José Luis
Gracias por seguir en contacto
joseluis@dordesa.com
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Tenemos, neurona más neurona menos, unos 100 mil millones de estas células en nuestro cerebro, que pueden hacer según estudios unos 100 trillones de interconexiones. Es maravilloso pensar en todas las posibilidades reales que tenemos de ser creativos, de hacernos la vida fácil, de desarrollar habilidades y de dar las mejores respuestas en cada momento de nuestra existencia.Claro que utilizar todos estos recursos que Dios nos ha regalado, y que no tenemos que recurrir a ninguna sustancia ni otro tipo de entretenimiento externo para acceder a tan enorme espacio de posibilidades, exige de nuestra parte la conciencia y la decisión de estar alerta, vivos y activos.
En una página de Internet leía un artículo sobre algunas actividades lúdicas de los jóvenes en nuestra época. Corto y pego, sin orden, algunos párrafos que creo ilustran el resto del artículo:
"Unos minutos más tarde, el auto caía como roca desde las alturas del segundo piso del periférico de la ciudad de México. Uno de sus amigos falleció. Él tenia 19 años. La causa: el exceso de alcohol".
" 'De haber dejado de tomar antes esa noche, no hubiera fallecido Pablo, mi mejor amigo', comenta Nathllely entre lágrimas".
"El domingo 26 de marzo del 2006, Ricardo se encontraba comiendo tacos a las afueras del antro 'El Alebrije', de Acapulco. Cuando dos de sus amigos, por un tropezón, empezaron a discutir con otro joven, se armaron de insultos y se generó una tremenda bronca. Ricardo intentó intervenir para calmar el pleito, y de repente se encontraba en medio de los golpes certeros de un montón de jóvenes".
"Después de varios días en el hospital con dos placas en el mentón, siete tornillos, fisura en el pómulo, nariz desviada, fractura en tres dientes y pérdida total de uno, Ricardo intenta rehacer su vida, pero no le ha sido nada fácil. Ricardo tuvo mucha suerte, ya que otros jóvenes han perdido ojos, han tenido fracturas de cráneo, daños permanentes en la columna vertebral o pérdida de la vida".
"El alcohol nos convierte a los jóvenes como animales, no razonamos ni medimos los alcances de nuestros actos y podemos hasta asesinar".
Y sin poderlo remediar entro en reflexión: ¿Qué nos pasa a los humanos que teniendo tantas posibilidades recurrimos a lo que nos destruye y mata? ¿Qué nos hace falta para encontrarnos con todo este mundo de posibilidades que tenemos en nuestro interior para disfrutar y ser felices? ¿Por qué esta recurrencia en jóvenes y no tan jóvenes buscando la felicidad donde no existe? ¿Tanto miedo nos tenemos? ¿Nos asusta vernos por dentro?
Yo me respondo y me vuelvo a preguntar, no soy de los que tienen todo resuelto, ni de los poseedores de la verdad, me considero un buscador y sin descanso estoy tras mi propia verdad y la verdad que vamos descubriendo juntos en los grupos, equipos, talleres, familia etc. Y en esta búsqueda me invito continuamente y te invito:
1. A darte cuenta de la riqueza que tienes en tu ser, desde tu cuerpo, la maravilla de su funcionamiento, la cantidad de recursos físicos que tienes. Tu mente y sus millones de neuronas a tu servicio. Tu corazón con su inteligencia emocional que te facilita las relaciones y el amor. Tu espíritu que te lleva constantemente al servicio, a la verdad, a la búsqueda de la belleza y la bondad.
2. A que valores la naturaleza, con los millones de seres que conviven contigo y que comparten en un todo ordenado el universo. De modo que valorándola no la destruyas, destruyéndote con ella, y te integres totalmente para que juntos seamos testigos de esa maravilla que se llama creación.
3. A que mires atentamente a los otros seres humanos para que con ellos crees una gran comunidad donde nos escuchemos, donde nos ayudemos y donde seamos felices porque nos facilitamos la vida unos a otros y no al revés.
4. Y a que todo esto lo hagas con una serena mirada interior desde ti mismo que eres la imagen viva de Dios creador y vivo, amplio y libre que decide vivir en nosotros, con nosotros y a través de nosotros.
Con esta invitación creo que podremos prescindir de tantas cosas externas que nos ofrecen una felicidad que nunca llega y que más bien se convierte en llanto y desesperación.
Optemos por la vida, y lo que ella implica y seamos fuertes ante la inmediatez placentera que nos ofrecen los engaños cotidianos.
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José Luis
Gracias por seguir en contacto
joseluis@dordesa.com
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