¿A ustedes se les ha roto un brazo? ¿A qué edad? ¿Cuál brazo?
Les pregunto, porque en este andar y caminar con hijos, resulta más común de lo que yo pensaba, que los niños se rompan un brazo. A María Escarlett, mi hija que está por cumplir los nueve años, se le rompió la muñeca izquierda al caerse de la bicicleta, ahora en vacaciones.
Les pregunto, porque en este andar y caminar con hijos, resulta más común de lo que yo pensaba, que los niños se rompan un brazo. A María Escarlett, mi hija que está por cumplir los nueve años, se le rompió la muñeca izquierda al caerse de la bicicleta, ahora en vacaciones.
Y será por la percepción selectiva, que uno empieza a fijarse en eso, y van apareciendo por muchos lados niños con brazos rotos, y cuando la ve la gente, comenta igualmente, que le ha sucedido lo mismo: “No te preocupes, a mí también, a tu edad se me rompió…”Y sí, a mí me sucedió que hacia los doce años, en una competencia de salto de altura, caí mal, y se me rompió un brazo.

Aquí salen varios cuestionamientos:
A) No es como “con los platos rotos” que hay a quien echarle la culpa, y que otro los paga…no, aquí el que se rompió el brazo tiene el dolor, y paga las consecuencias…
B) No siempre el dolor es muy fuerte, depende del umbral de dolor de cada quien, del tipo de fractura, y lugar donde sucede.
C) Es un aprendizaje de los mejores en la vida, porque al ser pequeños, hay solución mejor y más rápida, pero, uno se confronta consigo mismo, con cuánto aguanta, toma uno conciencia de sí mismo, de su cuerpo, de que sí le puede pasar a uno un accidente, tiene que aprender a esperar a que el hueso solde, hay consecuencias de aplazar viajes al mar y otras cosas, y entonces aumenta la prudencia, el cuidado, y la inteligencia preventiva ya que el dolor sufrido nos hace aprender, y entonces maduramos.
Y aquella frase famosa de que: “Sólo con dolor se crece” se hace realidad, una realidad fuerte, una realidad insustituible, una realidad que nos permite acompañar, pero, que no nos permite, por mucho amor que les tengamos a los hijos, suplirlos por nosotros, como se nos antojaría para que ellos no sufrieran.
Y además el encuentro con “los procesos humanos”, porque no todo es atención inmediata, hay que esperar, hay que sentarse en salas de espera y mientras ver gente con fracturas mayores, con sillas de ruedas, con prótesis, con andaderas, y sentirse agradecido al ver cosas graves, y aprender al ver el esfuerzo y ganas de curarse de personas con incapacidades, y en situaciones asombrosas.
Y toparse también con la tranza de malos profesionistas de la medicina, que no son médicos, sino usureros, que comercian con el dolor ajeno. O que las instituciones hospitalarias los obligan a hospitalizar a un número determinado para poder permanecer ahí, lo necesite el paciente o no, lo importante es el dinero, no la persona, y en este momento de crisis, más todavía.
¿Será entonces que sólo con dolor se crece, pero, que no todos crecemos con el dolor? ¿Qué el dolor ajeno ya no nos dice nada? ¿Qué la crisis nos deshumaniza en lugar de hacernos solidarios y serviciales? Lo vimos, lo vivimos, gente haciéndonos cuentas increíbles de lo que tendríamos que pagar porque le tenían que hacer no sé qué cosas tan sofisticadas y modernas. ¡De quedar atónitos al escucharlos! ¿Para eso se prepararon? ¡Qué miedo!
Hoy les quiero comentar que sigue siendo tan frágil nuestro físico, que hay que cuidarnos, pero, que hay que gritar a los cuatro vientos, que no podemos deshumanizarnos y lanzarnos contra los otros como aves de rapiña. Hoy más que nunca, hay que solidarizarnos, unirnos, cuidarnos entre todos, cuidar la economía de los demás, la calidad de lo que damos, el trato, la verdad, el servicio. Si esto se nos acaba, estaremos en la verdadera crisis, porque la enfermedad se cura, la economía se recupera, pero, la ruptura entre nuestros principios y nosotros mismos, o con la humanidad, nos pervierte y termina.
¡Sólo el amor caridad, la ternura, y el encuentro, nos podrán salvar como humanidad, y esa humanidad somos nosotros mismos!
Juan Ignacio
No hay comentarios:
Publicar un comentario