jueves, 20 de agosto de 2009

Creando ángeles

Gaby:
Leí el texto que mandaste, sobre los ángeles, y tu encuentro en varias ocasiones de la vida con ellos, haciendo ver la verdad de aquella oración al “ángel de la guarda” que aprendimos de pequeños, casi como un ritual, más como fórmula, que como fe, y como tantas otras oraciones que recitamos, tradicionalmente, pero, no como una verdad que nos envuelve, mistérica, pero, real, tal como nuestra vida, que aparece físicamente, sin verse lo espiritual que asoma, sin embargo ,por muchas partes.


Y nos comunicas alegremente, agradecidamente, sorprendidamente, el número tan grande de ellos con los que en estas circunstancias de Mariana, se han encontrado. ¡Existen, están ahí, aparecen, y nos ayudan, es una realidad existencial, más que teológica! Y tu confesión, tu escrito, tu testimonio, ha hecho que se piense, en esa otra realidad más profunda, que es real, aunque no se vea. ¡Estamos envueltos en otra realidad más densa, que no atendemos, y que distraídamente por todo lo que vivimos, no le damos la importancia que se debiera!
Y hoy, yo quiero continuar tu escrito, y así tal vez otros escritores de la familia, y mira que, ya hay muchos, quieran también seguir el tema.

EL domingo pasado, en el hospital, te miré, y miré a Juan Martín, y a tanta gente que había llegado a verlos y a estar con ustedes, y pensé en tu escrito, y sí, era verdad, a mí también me ha pasado muchas veces…pero, pensé en cómo habían brotado esas creaturas de Dios…y recordé que salieron de la Trinidad, que teológicamente sabemos que brotaron del amor en esa Trinidad de personas…y que por eso también entre nosotros, hechos a imagen y semejanza de esa Trinidad, cuando nos amamos, cuando, no nos juzgamos, ni atacamos, ni señalamos, sino cuando nos aceptamos plenamente, brotan los ángeles buenos, y ahí aparecen, sin que sepamos cómo, y nos parezcan coincidencias, y no nos expliquemos algunas cosas…pero, ahí están, haciendo por nosotros muchas cosas que necesitamos, que no habíamos pensado, que no sabíamos cómo resolveríamos, que ni se nos habían ocurrido porque estábamos sumidos en el dolor, pero, que se necesitaban, ángeles rodeándonos en esos momentos tan difíciles que pasamos todos.
Pero, también aparecen los ángeles malos, como lo opuesto en nuestra realidad completa, cuando nos desunimos, atacamos, y rompemos…no falta que aparezca el chismoso, el que agranda las cosas, el que nos contrapone, el que pica los ánimos encontrados, el que suscita la maldad, el rencor, o infla el ego, que nos divide.

Ahora sabemos la fórmula, usémosla, los necesitamos todos, los ángeles buenos, pueden estar con nosotros, es cuestión de que creamos, queramos, nos dispongamos, y atraigamos su aparición, su manifestación, su ayuda, porque estarán presentes, activamente presentes, prácticamente presentes, como es la presencia de Dios.

De manera que hagamos de esa otra realidad profunda que nos envuelve, algo común en nuestra existencia, esa existencia que no tiene sólo una dimensión, como mercadológicamente nos enseñan, en este mercantilismo galopante, y materialismo salvaje. Somos más que eso, somos cuando nos unimos, más que dos, somos porque queremos serlo, fuertes en la debilidad, pues, como decía Goethe: “Da más fuerza sentirse amado, que sentirse fuerte”.


Con un beso y un abrazo lleno de esperanza:


Juan Ignacio

No hay comentarios:

Publicar un comentario