sábado, 17 de mayo de 2014

PASIÓN



Una de las cosas que recuerdo de la vida de Don Bosco, es la experiencia que tuvo al ir a la cárcel para confesar a un joven condenado a muerte, el cual lo rechazó; con toda la tristeza a cuestas cuando salió a la calle vio pelearse violentamente a un grupo de adolescentes, su pensamiento se fue hacia el futuro: “si no ayudo ahora a estos muchachos, un día estarán allá adentro, donde no podré hacer nada por ellos”.

He tenido la oportunidad de leer la biografía de Mary Kay, una mujer que logró hacer una empresa para mujeres en un tiempo de hombres, donde cada mujer es independiente, tiene su propia empresa y con el lema “primero Dios, luego la familia y después la empresa” ha logrado trascender en el mundo entero.

Quizás te preguntes qué tiene que ver Mary Kay con Don Bosco. No mucho en cuanto al trabajo concreto, uno educador de niños y jóvenes pobres y otra en el negocio de las cremas y la belleza. Pero sí en cuanto a la pasión y la mística, la confianza plena en Dios y en la providencia, sus pies en la tierra en aquello de “a Dios rogando y con el mazo dando”, es decir con una gran esperanza y haciendo hasta lo imposible por lograr sus metas. Soñadores, innovadores y organizados, disciplinados y comprometidos con sus objetivos.

 
Lo peor que nos pasa a los humanos es perder el entusiasmo o la pasión por vivir. Cuando un padre o un educador dejan de soñar y se convierten en proveedores o administradores sin mucho sentido, llega el aburrimiento; cuando una pareja se aburre, viene la infidelidad y las adicciones; cuando un joven pierde la pasión se la pasa en fiestas y excesos que lo van dejando cada vez más vacío; cuando un niño pasa su tiempo jugando con maquinitas y enajenado con la tecnología y no sale a la naturaleza y al aire libre, se convierte en un consumidor caprichoso y berrinchudo.

Está claro que los grandes líderes trascienden por la pasión que pusieron en lo que algún día soñaron, por eso después de la muerte de su cuerpo su espíritu sigue más vivo que nunca y se vuelven en un claro ejemplo a seguir por gentes de todas las épocas.

Tú y yo, sin importar nuestra edad, condición social, estado civil, raza, religión o cualquier otra característica que nos haga diferentes, coincidimos en lo esencial, todos estamos hechos a imagen y semejanza del Ser Superior, y todos tenemos la semilla de la pasión en el interior, de nosotros depende que dé frutos y que esos frutos trasciendan por el entusiasmo que depositemos en cada una de nuestras acciones.

Es simple, aunque puede sonar difícil, lo que sí es real es que si nos aplicamos, nuestro sueño se hará realidad. Y aplicarse significa tener la VISIÓN, ponerle a ella la ACCIÓN, y DISCIPLINARNOS con la CONSTANCIA necesaria.

Con mi cariño de siempre: JOSÉ LUIS     joseluis@dordesa.com

El ARTE DE HACER PRGUNTAS O LA VERDADERA EDUCACIÓN



Estamos viviendo una época en la que a través de algunas reformas emprendidas por las cúpulas de los partidos de la clase política, se pretende poner al día al País, en renglones donde supuestamente la ciudadanía esperaba desde hace tiempo pudiéramos modernizar, desatorar, arreglar, transparentar y funcionar mejor.
Sin embargo, vemos muy enmarañado el panorama, con mucha urgencia en los tiempos, pero, con poca exigencia en la seriedad, transparencia, y posibilidad real de que dichas transformaciones nos lleven a lo apetecido, con lo que hay ya un cierto desencanto y animadversión, pues, nos estamos dirigiendo a más de lo mismo: Corrupción, robos, saqueos, contubernios, hipocresías, cinismos, y por consecuencia, injusticias, inequidad, mentiras, y falta de solidaridad, lo que nos llevará a no lograr la paz tan anhelada, ni la fraternidad, ni el progreso tan cacareado. Las cifras últimas nos alertan “tres de cada diez niños en nuestro país, se nos mueren de hambre y pobreza”.
Y hay una clave sicopedagógica que nos puede llevar a entender dónde está el hilo de la madeja: Resulta que ahora hemos ya comprendido, que para aprender, se requiere cuestionar al que aprende con preguntas clave que lo lleven a interrogarse, reflexionar, buscar, saber lo que quiere o necesita, e iniciar un camino para lograrlo. De hecho, los trabajos por proyectos y muchos métodos actuales nos llevan a esto. “No podemos seguir buscando lo que se nos perdió en el interior de la casa, afuera, en la calle, tan sólo porque ahí hay luz”.
A todo ser humano, en su interioridad, su naturaleza lo cuestiona, y pregunta: ¿Paraqué naciste? ¿Por qué en estas circunstancias? ¿Qué hay más allá de tu vida? Y esas preguntas existenciales lo llevan a buscar y dar respuestas que orientan su vida. Y así es en todo.
Hace días Alfonso Cuarón utilizó su prestigio y sus recursos mediáticos para hacer un cuestionamiento muy razonable sobre la reforma energética. Y sólo escuchamos como respuesta, lenguajes incomprensibles, generalidades y descalificaciones, mostrando eso, la incapacidad de aclarar y debatir, lo que confirma que nuestra política sigue por caminos tenebrosos, donde la principal zona de negociación es “lo oscurito”. Tratar de saber qué pasa puede ser visto como un pecado ciudadano, hacer preguntas y cuestionar se ha vuelto peligroso. Y eso obliga entonces a las marchas y lucha de fuerza, no a la razón y la respuesta.
¿Entonces queremos educarnos o no? Porque con esto se revela uno de nuestros mayores rezagos, que es la incapacidad de utilizar el lenguaje…Y hemos dicho que las cabezas modelan. ¿Buscamos en serio la educación? O seguiremos usando un lenguaje “cantinflesco” que fue chusco, y original en el artista, pero, nefasto en la política, en lo social y en la educación.
Amigos lectores no tengamos miedo a las preguntas de nuestros hijos, y hagámosles preguntas a ellos que los lleven a aclarar lo que buscan, lo que quieren, lo que necesitan. La verdadera educación pide que hagamos preguntas clave, que abran lamente y nos despierten. Lo que claramente vemos no se quiere en la política: Ni que el pueblo aprenda, ni que tome conciencia.

Con cariño Juan Ignacio