domingo, 17 de abril de 2016

¡El don de la maternidad!

Hola. Deseo un gran día para ti y los tuyos, acompañado de la primavera, el calor y el desborde de la vida. Se acerca el mes de Mayo y en todos los ambientes celebramos a la MADRE, como portadora del don de la vida. Hemos pensado que sería genial darles un REGALO PARA EL ALMA, a todas las madres de tu ambiente (escuela, grupo de ventas, familias, empresa… CUALQUIER EQUIPO O GRUPO ES IMPORTANTE), tanto a las que están laborando en forma remunerada en una empresa, o institución, como a las laboran sin goce de sueldo administrando el hogar y educando a los hijos. Te enviamos el programa esperando te resulte útil e interesante y lo podamos implementar en alguno de los ambientes en los que participas.
Con un abrazo fuerte.

JOSÉ LUIS GÓMEZ CAMPOS

DORDESA QUERÉTARO
joseluis@dordesa.com
www.dordesa.com
cel +52 1 442 156 10 37


jueves, 14 de abril de 2016

Cultivemos la utopía y la esperanza

Amigos lectores, dado el desamparo que se extiende en Nuestro País y en la humanidad actual, es urgente rescatar el sentido liberador de la utopía, y de la esperanza. De hecho, vivimos en el ojo de una crisis del orden político y del tipo de democracia que tenemos, y aún más: de una crisis de civilización de proporciones planetarias.

Y hay quien puede quedarse trabajando toda esta caótica realidad con la sola herramienta de una razón agotada, y llegar al límite de la paciencia, a la desesperación demostrada en actos ilícitos y daños sociales.

Pero, el ser humano en su mochila de supervivencia sicológica y emocional cuenta con otras herramientas, la fe, la utopía y la esperanza, valiosas y necesarias como nos lo dicen diversos autores a lo largo de la historia humana.


Así por ejemplo, Erick Fromm: La esperanza no consiste ni en la espera pasiva ni en violentar la realidad con la ilusión puesta en que se produzcan circunstancias adecuadas para el desarrollo de nuestra vida, utilizando términos políticos podríamos decir, que la esperanza no debe relacionársela ni con el reformismo ni con el aventurerismo radical.

“La esperanza es un estado, una forma de ser. Es una disposición interna, un intenso estar listo para actuar”.

Cuando la esperanza muere la vida termina, se encuentra estrechamente vinculada a la fe, que no es otra cosa que la convicción en algo que aún no se ha probado, cuando es  racional se refiere al conocimiento real de algo que aún no sucedió. La fe y la esperanza no deben tomarse como la predicción del futuro sino como la visión presente de un estado en gestación

Y El filósofo Ernst Bloch acuñó la expresión “principio-esperanza”. Por principio-esperanza, que es más que la virtud de la esperanza, él entiende el potencial inagotable de la existencia humana y de la historia, que nos permite decir no a una realidad concreta, a las limitaciones espacio-temporales, a los modelos políticos y a las barreras que limitan el vivir, el saber, el querer y el amar

Es por esto que la fe en la vida, en los demás y en sí mismo tiene que edificarse sobre el terreno firme del realismo, es decir sobre la capacidad de ver los errores ahí donde se producen, de captar las trampas, la destructividad y el egoísmo no sólo cuando se presentan a cara descubierta sino también cuando utilizan distintas máscaras

Así vemos que ni los profetas, ni Jesús, ni Eckhart, ni Spinoza, ni Marx, ni Schweitzer eran blandos, eran tercos realistas que fueron calumniados y perseguidos no por predicar la virtud sino “por decir la verdad”.

Necesitamos esperanza. La esperanza se expresa en el lenguaje de las utopías. Estas, por su misma naturaleza, nunca se van a realizar plenamente. Pero nos mantienen caminando

La utopía no se opone a la realidad, pertenece a ella, porque ésta no está hecha sólo de lo que es dado, sino de lo que es potencial y que algún día podría transformarse en dado. La utopía nace de este trasfondo de virtualidades presentes en la historia, en la sociedad y en cada persona.

México y su transformación se dará, a pesar de las lacras que hoy soportamos. Mantengamos viva la esperanza, esa que nos lleve a gestar las utopías, los sueños, de un País que aún lo tenemos en gestación. Actuemos con audacia, hagamos lío, como nos dijo el papa Francisco, actuemos llenos de fe, de esperanza, y de utopía.

Con mi cariño: Juan Ignacio

martes, 12 de abril de 2016

EL CICLO DEL 7

Siete días de la semana, setenta veces siete, las siete leyes espirituales del éxito, etc. Parece que en muchas culturas el siete es el número que refleja la perfección, la totalidad, el círculo que se completa. Hay estudiosos del ser humano, que dicen que somos ciclos de siete años y que cada siete años, cambian todas las células de nuestro cuerpo, que constantemente se están renovando.

Cumplimos otros siete años de estar enredados (es decir en RED) a través de este medio, nosotros escribimos, ustedes leen y así estamos en contacto. Es muy grato para mí encontrar personas que me dicen: -Leí tu artículo en la revista de Amelia…, y hacen un comentario al respecto. Así que mi primera reflexión de este número va sobre la palabra GRACIAS. Porque gratitud es lo que siento al saber que tú lees, abres tus oídos, mente y  corazón, a lo que yo escribo, en base a la experiencia diaria y al encuentro con otras muchas personas, que me brindan esa misma oportunidad, en el consultorio, en cursos, conferencias, talleres y otros encuentros.


Pienso que los ciclos nos dan la oportunidad, de mirar al espejo del tiempo y descubrir qué ha hecho en nosotros, lo que nosotros hemos hecho. Aunque parece un juego de palabras, lo que pretendo decir es que cada uno hace muchas cosas a lo largo de su vida, y que es importante darnos cuenta de nuestro propio proceso de desarrollo. Yo soy padre de tres hijos y cada día hago mi labor de chofer, proveedor, acompañante, regañador, controlador, manifestador de amor, etc. La pregunta que me hago es ¿Esto que ahora estoy haciendo, qué hace en mí? Y si hoy me siento más cercano, amoroso y paciente, más feliz que hace tiempo, puedo decir que eso que hago me está construyendo; de lo contrario, si me percibo más pasivo y frustrado, con menos esperanza y un poco más de amargura, entonces concluyo que lo que hago, me va consumiendo sin sentido.

Para mí escribir, significa poner en palabras lo que soy, lo que vivo y lo que creo. Hoy me siento más fluido y auténtico; escribir me hace reflexionar y mirar en mi interior para descubrir, si mi reflexión escrita coincide con mis anhelos y sueños, y si estos se materializan en mi comportamiento. Es por esto que lo que comparto contigo en cada número es experiencial y lo que pretendo al hacerlo es que se confronte tu experiencia con la mía para generar energía de transformación. Hoy puedo decir que haber escrito mes a mes, durante estos siete años me ha construido positivamente.

Creo firmemente en el amor, y que éste es una gran fuerza energética que transforma hacia lo positivo. Desde ahí, todo lo que podamos hacer por transparentar ese amor, por mostrarlo a los demás de forma visible y audible, por externarlo de tal modo que convenza, todo eso que hacemos merece la pena. No imagino una vida agitada y ocupada al cien por ciento en algo que no sirva para el crecimiento y el desarrollo, por ello me siento contento de hacer lo que hago. Te invito a que tú hagas lo que haces con esa mirada del amor, con el deseo de transformar los ambientes en espacios agradables donde fluya lo mejor de cada uno. Esta tarea de ser portador del amor a los demás en tu escuela, centro de trabajo, familia, grupo social o país, es lo que hace que un lunes te levantes temprano y con ganas de vivir.

Gracias por leer, por compartir y por poner tu mejor versión, al servicio de los que coinciden contigo en algún espacio.

Con mi cariño de siempre: José Luis  

joseluis@dordesa.com  www.dordesa.com