sábado, 13 de febrero de 2010

Ser competente


Vivimos en un mundo de competencia, de lucha entre unos y otros, de demostrar constantemente que somos los mejores, que tenemos sometida a la competencia, que somos los líderes en el mercado, etc.

La verdad detrás de todo este teatro es que el EGO se pone arriba del SER y cada vez que demostramos ser mejores que los otros, nuestro ego se infla y nuestro ser se aplasta, entonces el nuevo recurso del ego es ser todavía mejores que otros, si antes éramos los mejores de la clase, ahora tenemos que ir por el premio de la excelencia de la institución, mañana de la zona escolar, el mes que viene de la ciudad y si podemos ser los mejores del planeta, eso es ideal.

Pero… ¿Qué sigue después de la cima? ¿Qué hay arriba del oro olímpico? ¿Qué viene después de la copa mundial o del premio nóbel? Con frecuencia lo que sigue es frustración y desajuste. Veamos el ejemplo de medallistas que caen en la droga, estrellas del arte o del deporte rebajados al nivel de irracionales por sus conductas antihumanas, líderes políticos corrompidos por el poder o el dinero, millonarios con carencias afectivas severas…

Y es que quizás los humanos hemos equivocado el camino y en lugar de ser competitivos se trata de ser competentes.

Ser competente es vivir intensamente es desarrollarse al máximo es hacer lo mejor que podamos cada cosa, es estar conscientes de cada movimiento y de cada acción que decidimos. Es hacernos responsables de nosotros sin echarle la culpa a los otros de los resultados que obtenemos, es poner nuestras habilidades, actitudes, conocimientos, experiencia y conducta al servicio de lo que deseamos lograr y además enfocar que eso que deseamos sea bueno y sano para nosotros, para los demás y para al medio ambiente.

Educar en competencias, desarrollar las competencias, son frases que se usan en las universidades y en las empresas para hablar de todo lo que una persona necesita desarrollar para “SER COMPETENTE” en un área, en un campo de la ciencia o en una actividad laboral a desarrollar.

En la propia persona también cabe el título de ser competente, desarrollar al máximo nuestras potencialidades, nuestra libertad, el poder de decisión, los talentos que se nos han otorgado, las cuatro inteligencias, los principios, y tantos y tantos elementos que están a nuestro alcance para hacer que la vida sea mejor, la convivencia más cercana y la productividad más elevada. Tenemos conocimientos, experiencias y motivos personales para hacer que nuestro mundo funcione para todos, que todos tengamos para vivir bien, que repartamos de manera sabia, que podamos tener un planeta ecológico y bien organizado.

En la familia ser competentes implica hacer que nuestra inteligencia emocional nos guíe hacia el amor y las relaciones sanas, que tengamos una comunicación abierta y cercana, que podamos decirnos las cosas sin rodeos, que resolvamos juntos los problemas, que nos alegremos del éxito de los otros.

En nuestro mundo laboral las competencias se traducen en información precisa para todos en todo momento, en tolerancia y alegría de las diferencias, en sinergia como logro de las diferentes cualidades de cada uno. Esto se traduce en productividad, en más resultados con menos esfuerzos, en ayuda mutua, en equipos de alto rendimiento.

En la comunidad, colonia, barrio, fraccionamiento, el que cada familia sea competente da como resultado la armonía en las relaciones, el respeto mutuo, la limpieza y el orden hacia fuera, producto del orden interno de cada familia y cada persona.

Ser competente y no tanto competitivo nos llevará por la vía de la conciencia y no del miedo a la transformación de nuestro mundo en uno mucho mejor, el que todos soñamos, el que necesitamos si no queremos la destrucción del hombre por el hombre, el mundo en fin que tenemos en potencia y que de nosotros depende que lo queramos brillante u opaco.

El reto es personal, de ti y de mi depende que queramos y que nos desarrollemos al máximo. Si tu y yo nos centramos en nuestras posibilidades y no en nuestros límites, si concentramos nuestra energía en construir y no al revés y si confiamos unos en los otros, estoy seguro que la competitividad y la rivalidad no triunfarán sobre las personas desarrolladas y competentes.

En nuestra sociedad con frecuencia en ambientes políticos, religiosos, laborales e incluso familiares, hay quienes se sienten fuertes por la debilidad de los otros, entonces se dedican a criticar, a destruir, a hablar mal, a sacar todas las sombras y oscuridades de los demás pensando que de este modo su luz brillará más. No caigamos en esa tentación, todos tenemos luz propia, podemos brillar por nuestra propia vida, nuestro propio ser, nuestros logros, no necesitamos ver a los demás tirados en el piso para demostrar que nosotros estamos en pie.

Deseo que cada día logres y yo contigo un poco más de conciencia de tu propia valía.

Con mi cariño.

José Luis
Gracias por seguir en contacto:

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joseluis@dordesa.com

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