jueves, 17 de noviembre de 2011

MISIÓN CUMPLIDA

A Sergio Javier no lo conocí personalmente, sin embargo a través de las redes sociales y del movimiento que creó a su alrededor, logré saber que su misión en la vida quedó cumplida con creces. Betty, su joven madre, quien fuera mi alumna en aquellos felices tiempos de la Prepa del Salesiano de Querétaro, me dio una muestra de valentía y trascendencia, al contarme un poco del proceso entre el accidente y los siete meses que siguieron hasta el día en que Sergio Javier dejó el cuerpo en el que habitó durante 18 años.
“Cuando un amigo se va”,  tituló alguien en Youtube una serie de fotografías, con la canción de Alberto Cortez de fondo y con unas hermosas frases, de lo que Sergio deja cuando parte del lugar en el que su presencia fue significativa. Mi pensamiento se traslada a la vida cotidiana de los jóvenes de la edad de Sergio Javier, que en este momento están en la existencia terrenal, debatiendo en sus mentes y cuerpos sobre el vivir y el morir y, los menos, con la conciencia despierta, y en un adormecimiento apático los más.
No me considero pesimista, ni criticón de los jóvenes. Tampoco de los que piensan que cualquier tiempo pasado fue mejor. Simplemente creo en los jóvenes, creo en los seres humanos y me duele ver y sentir en carne propia que nos alejamos de lo esencial y nos entretenemos mucho tiempo, con gran desgaste e inversión de energía en lo superfluo, pasajero e impermanente.
Cuando escucho los testimonios de amistad, cercanía, servicio incondicional y solidaridad que este joven trasmitió a tantos compañeros, familiares y conocidos, y cómo la red se ha ido haciendo grande, me emociona saber que él ya cumplió su misión, y que nosotros, los que todavía habitamos los cuerpos mortales, estamos en pleno desarrollo de la misma, por lo tanto tenemos algo grande que hacer. En este mismo instante, tienes y tengo; tenemos, un llamado a SER, sin apellidos, sin añadidos falsos, simplemente SER.
Porque SER es lo que nos hace parte del que somos imagen y semejanza y que por título se dijo “Soy el que soy”. Creo que nuestra misión consiste en descubrir ese interior que nos identifica, que logra apartar máscaras, personalidades y egos, que trasciende títulos y posesiones y que se une en lo esencial a los otros seres.
Cuando el último concierto, para recabar fondos a beneficio de Sergio Javier y todos los gastos que implicaba su estancia todavía en el cuerpo, terminó; cuando su madre se lo puso en la oreja para que escuchara la grabación, él negoció con su creador la partida definitiva, así me lo dijo Betty. Gran testimonio, decidir partir después de congregar a un buen número de personas que unían sus corazones para tan noble causa.
Gracias Sergio Javier por el testimonio de lucha por vivir, gracias por tu vida eterna y gracias por la misión que cumpliste.
Y a ti y a mí, que nos quedamos todavía en este mundo, el gran reto de vivir nos convoca a cada instante. La gran misión es vivir con intensidad para entrar en profundidad, pues sólo desde la profundidad se pueden cambiar las estructuras. Somos misioneros, o sea, tenemos una gran misión. Personalmente creo que la misión que tengo no consiste en convertir a otros, ni siquiera en cambiar creencias, sino en vivir plenamente en florecer donde estoy plantado.
1.      ¿Tienes clara tu misión?
2.      ¿Te comprometes a cada instante con tu vida?
3.      ¿Quiénes te ven descubren en ti la imagen del creador?
4.      ¿Tiene hoy sentido tu vida?
Pues a tiempo estamos para convertir cada segundo de nuestra estancia en este mundo en un testimonio del amor incondicional.
Con mi cariño de siempre y esperando tus comentarios:
José Luis

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