Lo recuerdo muy bien, en la sala de espera del centro médico de mi
pueblo. Mi padre, ya bastante avanzado en edad y enfermedad en su silla
de ruedas, acompañado por mí; al ponerle la chamarra para salir a la
calle, procedí como se hace con los niños pequeños para vestirlos, metí
la mano en la manga para tomar su mano y estirarle… expresé en voz alta
el comentario: “hay que vestirlo ya como a los niños chiquitos”. Una
vecina del pueblo me dijo: “cuántas veces habrá hecho él eso contigo”.
Con
frecuencia salimos al campo a pasear y disfrutar de la naturaleza, es
una de las diversiones preferidas en nuestra familia. Cuando mis hijos
eran pequeños recuerdo haberles ayudado a subir la montaña, dándoles la
mano, empujando, cargándolos al caballete y siempre animándolos con la
mentalidad de que somos equipo y que nos ayudamos para llegar a la meta.
Hace unas semanas salimos en familia al bosque. Todos los días nos
acompañó la neblina y la lluvia, lo cual no impidió nuestros largos
paseos en busca de las espléndidas cascadas y paisajes inolvidables que
el lugar nos ofrecía, con el único precio de nuestro esfuerzo. Yo iba
recién operado del hombro, por lo que caminaba con mucha prudencia y en
las húmedas veredas, sobre todo de bajaba, más de un resbalón me di; mis
hijas, ya adolescentes se fueron turnando sin ponerse de acuerdo, de
modo que en ningún momento del camino me sentí solo, o desprotegido, me
tomaban de la mano,ofrecían sus hombros para mi apoyo…
Recordé
y les conté la experiencia con mi padre y cómo la vida nos va regresando
lo que hacemos y de qué formidable manera se realiza el ciento por uno.
Les comentaba que lo que hacemos con amor y lo damos
desinteresadamente, se nos regresa de forma abundante y cuando menos lo
esperamos.
Ese es el “EFECTO BUMERÁN” (o
boomerang para los anglos) haciendo referencia a ese objeto de madera en
forma original que si no choca con algo, vuelve a la mano del que lo
lanzó.
La vida da muchas vueltas, las personas
con las experiencias vividas, con la edad, con el conocimiento adquirido
y los motivos personales, vamos modificando estilos de vida,
comportamientos, actitudes… y vamos moldeando nuestra personalidad.
Quizás nos encontremos con personas conocidas de las que desconocemos
algunos aspectos, a veces nos agradarán los cambios, otras nos
confrontarán y muchas nos resultaran adversos. Sin embargo, con el
tiempo iremos descubriendo que las cosas son como tienen que ser y que
la realidad se va mostrando, que de nosotros depende en gran porcentaje
cómo la abordamos y el sentido que le damos.
Personalmente pienso que la regla de oro de la mayoría de creencias y filosofías: “no hagas al otro lo que no quieres que te hagan” y en positivo “haz a los demás lo que quieres recibir de ellos”, sigue vigente.
La invitación es a dar siempre lo mejor de ti y sin duda, recibirás lo mejor de los otros.
Con mi cariño de siempre:
JOSÉ LUIS
joseluis@dordesa.com
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