Amigos lectores:
Hay una pregunta interesante que nos viene rondando desde hace tiempo a todos en nuestra sociedad mexicana, porque lo venimos viendo en todos los estratos, sea la presidencia en la república, en los estados y municipios, sea en las cámaras y secretarías de gobierno, como en las escuelas y en las familias y que toca la parte psicológica, sociológica y legal: ¿Qué pasa cuando la autoridad está ausente? ¿Cuándo hay presencias ausentes? ¿Cuándo aunque la puerta esté abierta no hay nadie en el recinto? ¿Cuándo se denuncia, se delata, se escribe y manifiesta, y no pasa nada?
Sergio Aguayo, el 9 de Septiembre pasado publicó un artículo titulado ESTADO AUSENTE: “Hace décadas el Estado mexicano perdió el monopolio en el uso legítimo de la fuerza y este domingo un grupo de expertos llegados del extranjero mostró las consecuencias. Como expongo en un libro de inminente aparición De Tlatelolco a Ayotzinapa. Las violencias del Estado un momento clave fue el 2 de octubre de 1968. Después de aquella noche siguieron dándose las masacres que gradualmente dejaron de tener una justificación política para convertirse en actos criminales protegidos desde el poder y arropados por la impunidad. El uso ilegítimo de la fuerza es el hilo que conecta la Guerra Sucia con Aguas Blancas, Acteal, Villas de Salvárcar, Allende Coahuila, San Fernando, Tlatlaya, Apatzingán y Tanhuato, en un interminable listado” Y la población inerme, desprotegida, sin poder hacer algo, porque es acusada de ilegalidad, como pasa con los maestros si quieren protestar, sus líderes amenazados.
O quien se defiende en “defensa propia”, sale más caro agredir al maleante. Los supuestos caminos de la legalidad se recorren, pero, tienen comprados a los medios y al final es un recinto vacío,no hay nadie, no escuchan no resuelven, no hay justicia, aunque se denuncie y acuse, porque está hecha a su modo. Vemos casos desesperados de adolescentes que se han suicidado por el bullying ante la ausencia de autoridad; vemos mujeres divorciadas que sacan a sus hijos de las escuelas porque el papá no quiso pagar la colegiatura, y no hay poder que haga justicia; vemos presos políticos, muchos, donde nadie puede hacer nada porque “hay línea desde arriba”. Vemos ahora que tienen que venir del extranjero investigadores, porque aquí hay ausencia de autoridad, y ésta sí es una “verdad que se nos está volviendo histórica” “A nivel sicoanalítico, Lacán diría: La neurosis actual, nuevos síntomas o como se los llame, son una respuesta a ese declive de la autoridad en la cual ya no se cree ni en el padre ni en el inconsciente. El problema parece ser no tanto el declive de su autoridad sino la crisis en cuanto a la falta de creencia”.
Esto amigos lectores es lo que hay que prevenir: ¿Qué sigue de la falta de creencia? ¿Qué hacer con la crisis que ya nos llegó? ¡Volvamos con esperanza y donde nos toque ser autoridad, a usarla, a ejercerla, conjusticia y diálogo, urge que volvamos a tener PRESENCIA de autoridad! En la casa, en la escuela, donde sea ¡Exijamos que aparezca y cumpla! Pongamos de pie nuevamente al País.
Con mi cariño: JUAN IGNACIO.
13 de Octubre, 2015.
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