Para quienes somos padres, la tarea de EDUCAR HOY, nos resulta complicada, pues nuestros hijos ya no son del antiguo régimen, ni se cuadran ante nuestras órdenes, ni consideran la obediencia una virtud. Además están acostumbrados a expresar sentimientos y a decir “no me gusta, no quiero, no voy...” aunque la orden o sugerencia venga de los padres, a los que sin duda aman, sólo que la manifestación de amor no corresponde al molde que nosotros aprendimos.
Algo parecido sucede con los educadores, que aprendieron a enseñar cosas y a exigir aprendizajes de memoria, cuando estamos en tiempos, en que los conocimientos están por todas partes y al alcance de cualquier aparato electrónico en el instante, y la memoria se relaciona más con “USB”, que con una capacidad mental.
No estamos ante una época de cambios en la escuela sino que asistimos a un cambio de escuela. (Sin duda que estamos en una época de cambios y en un cambio de época). Por tanto la actitud adecuada para educar como padres o maestros es la de aprender a hacerlo de acuerdo a la posibilidad que tiene quien aprende, la pregunta adecuada será ¿Cómo aprende el que aprende? Es decir ¿Cómo aprende mi hijo o mi alumno? En esto los grandes líderes en educación como Paulo Freire, Don Bosco o Ken Robinson, son grandes modelos: rompen esquemas, idean nuevos estilos de acercarse a los niños y jóvenes de su época, desafían creencias del momento, se enfrentan a esquemas, mentales, sociales y de todo tipo.
El reto para ti y para mí es cambiar nuestro modelo educativo interno, abrir nuestra mente y nuestro corazón al propio aprendizaje para poder enseñar. Sin duda que quien se atreve a enseñar, jamás debe dejar de aprender. Hoy es crucial que estemos abiertos al cambio, con atención plena, con deseos de llegar al corazón de los hijos y alumnos, para que a su vez ellos deseen aprender a vivir y encuentren en nuestro estilo de vida, en nuestras enseñanzas y en nuestras propuestas un atractivo que los motive a elegir bien.
Creo que hoy los adultos, padres y educadores nos atoramos en nuestro propio crecimiento, aunque justifiquemos nuestro estancamiento con lo difícil que es en este momento educar a los hijos o a los alumnos. Te invito y me invito a afrontar con pasión, a aprender con valentía y sin miedo al fracaso, a intentar de una y mil formas, para llegar al alma de las nuevas generaciones, que por un lado están metidos hasta el cuello en el consumismo y por otro tiene un gran anhelo de lo profundo, lo espiritual y lo que merece la pena.
A diario en el consultorio, o por Skype como hemos aprendido en la actualidad a hacer terapias, o en conferencias en centros educativos, me encuentro con jóvenes que piden a gritos ser educados por adultos coherentes, un mundo mejor, más compromiso y mejores prácticas amorosas; sólo hay que aprender a leer el lenguaje de los jóvenes, la mayoría de veces sus gritos son silenciosos, sus deseos de aprender están debajo de las máscaras y sus intentos de libertad, están vestidos de esclavitud de sus malos hábitos.
Tenemos una gran oportunidad, somos privilegiados de vivir en esta época maravillosa con tanta creatividad. Aprovechemos para crear y crecer, no caigamos en la tentación de la resignación, como dijo el Papa en Morelia, sino actuemos con pasión, la pasión del amor.
Me encantarían tus comentarios.
Gracias por leer y compartir. José Luis
No hay comentarios:
Publicar un comentario