Los líderes tienen un alto impacto en el desarrollo de las tareas de sus
seguidores. Un educador líder (representante de país, secretario de educación,
director de centro, profesor, padre de familia, intendente, etc.) no sólo tiene
la responsabilidad de ser seguido por algunos, sino de modelar un estilo de
vida, de coordinar esfuerzos para que se cumpla la misión, de administrar
recursos del modo más adecuado y de motivar a los hijos o alumnos. Quizá la función principal del líder, sea
trasmitir el espíritu de vida con sentido, a cada persona con la que coincida.
Todo lo anterior nos lleva a que en esta época de sistemas, redes,
comunicación y tecnología, los adultos, padres y educadores, se preparen
constante y conscientemente, en lo referente a su propio quehacer y en las
formas de gestionar. De modo que siempre comunicados con los demás responsables
y en conexión profunda con su interior, estén en armonía, felices de servir y
educar y actualizados en los medios modernos para que la pedagogía y los
valores, se muestren actualizados y vivos.
La época actual nos presenta grandes retos. Ante un consumismo desmedido y
neurótico, con tremendo impacto a través de la mercadotecnia, con tecnología de
punta y sistemas para vender; ante el vacío existencial que intenta encontrar
respuestas en el tener, el placer, al apego, la fama y la religión del éxito y
la excelencia; la educación no puede ser un repetidor de cerebros consumistas y
corazones telenoveleros. Educar se
convierte en la gran oportunidad de despertar conciencias, que logren por un
lado el cambio personal y por el otro la transformación de la sociedad.
Seres humanos completos, desarrollando las múltiples inteligencias al
servicio del amor, con sentido de vida, con espiritualidad dinámica y
entusiasmo, que se trasmite a través de ambientes que logran los grandes
cambios a partir del “granito de arena”, firme y comprometido de cada uno. Esa
puede ser la gran MISIÓN del padre o
educador.
El liderazgo de quienes están al frente de un hogar, o compartiendo el
espacio en una familia, o dirigiendo un grupo en el aula, o de una escuela, o
de la educación de su país, región o del planeta; será de vital importancia. Se
necesitan mujeres y hombres visionarios, que pongan en marcha constantemente
sus dos hemisferios cerebrales, para que no sean líderes de oficina, sino de campo.
¿Cuál es el reto de los padres y maestros en la actualidad?
¿Nos atrevemos a SER? ¿O preferimos estar atrapados en el hacer,
justificando que es mucho el trabajo?
¿Nos levantamos cada mañana con la decisión clara de que nuestra vida tiene
sentido? ¿De que tenemos una hermosa misión? ¿Vivimos con energía?
Estoy convencido de que educamos con lo que somos, no con lo que decimos.
Me encantará recibir tus comentarios
Gracias por leer y compartir.
José Luis
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