Facultamiento es una palabra que se ha puesto de moda en los ambientes empresariales y que significa “DAR PODER”. Facultar es dar el poder de actuar a las personas, es hacer énfasis en el poder personal que cada uno poseemos y que se puede poner al servicio de un equipo, de un grupo o de una comunidad.
Me gusta una definición de FACULTAMIENTO: “crear un ambiente donde fluyan los conocimientos, la experiencia y los motivos personales de cada uno”.
Cuando el ambiente de un grupo es tenso, autoritario o centrado sólo en resultados productivos, las relaciones son de poder y las personas actuamos por miedo o presión. Sin embargo, si en un ambiente se dejan fluir los conocimientos de todos, se escuchan las experiencias vividas en circunstancias especiales por cada uno y se deja que afloran los motivos personales que se tienen para hacer una cosa u otra; entonces las acciones lejos de basarse en el miedo, se basan en el espíritu creador de cada individuo, se viven las acciones con pasión y los resultados de todo tipo aumentan.
Pongamos el ejemplo de una familia que quiere hacer un fin de semana de convivencia:
1.En el primer caso el padre o la madre imponen lo que se va a hacer, dónde irán, qué comerán y los horarios que todos deben cumplir. El pronóstico de esta convivencia variará considerando la edad y condición de cada miembro, pero si hay adolescentes, lo más seguro es que haya malas caras, descontento y la convivencia no sea gozosa para todos.
Crear ambientes donde fluyan estos tres elementos: conocimientos, experiencia y motivos personales, es así como dirigir toda la energía de un grupo para lograr juntos objetivos comunes. Esto es un reto en un mundo lleno de grandes EGOS que quieren brillar por sí mismos y con frecuencia ese brillo depende de la oscuridad de los demás. Por ejemplo con frecuencia en las campañas políticas los argumentos de un candidato son las debilidades del otro, y hablar y publicar los defectos del contrario me hacen fuerte.
En las familias en los salones de clase, en los grupos de apostolado de las iglesias, en las comunidades, etc. También se da este juego de poder. Lo que aparentemente se hace para beneficiar a otros en el fondo es para estar yo arriba, para brillar, para llevarme las palmas y los otros que se queden entre bambalinas o que ni siquiera figuren. Muchos de los dramas de las parejas son un juego de poder donde salen los peores elementos de cada uno de los miembros y en lugar de que se de energía en la relación, sólo se da destrucción.
Por eso es importante el FACULTAMIENTO, el permitir que fluya esa energía que todos llevamos dentro a través de nuestros motivos. La motivación no es algo de fuera que me tienen que dar, es algo de dentro de mí que fluye hacia fuera y va inundando de vida todo lo que toda. El fluir del conocimiento es la posibilidad de que lo que tú sabes, lo pueda aprovechar yo y viceversa. Es apertura mental a lo diverso a lo que otros saben de forma distinta a como yo lo aprendí, es abrir mi corazón para comprender que el otro es otro y que juntos podemos lograr mucho más, siempre mirando el objetivo de la mejora de todos y no sólo de mis intereses. Dejar fluir la experiencia implica escucha, poner la oreja atenta a lo que el otro ha vivido y vive, con su estilo, con su ritmo, con sus posibilidades, sin juicio, sin segregamiento, simplemente valorando cada experiencia como única.
Con mi cariño.
José Luis
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