viernes, 2 de diciembre de 2011

Taller: La Decisión de Perdonar y Vivir con Propósito

Amigos se acerca el cierre del 2011 y la apertura del 2012. Los invitamos a un taller vivencial de 3 horas, donde trataremos el tema: 

jueves, 17 de noviembre de 2011

MISIÓN CUMPLIDA

A Sergio Javier no lo conocí personalmente, sin embargo a través de las redes sociales y del movimiento que creó a su alrededor, logré saber que su misión en la vida quedó cumplida con creces. Betty, su joven madre, quien fuera mi alumna en aquellos felices tiempos de la Prepa del Salesiano de Querétaro, me dio una muestra de valentía y trascendencia, al contarme un poco del proceso entre el accidente y los siete meses que siguieron hasta el día en que Sergio Javier dejó el cuerpo en el que habitó durante 18 años.
“Cuando un amigo se va”,  tituló alguien en Youtube una serie de fotografías, con la canción de Alberto Cortez de fondo y con unas hermosas frases, de lo que Sergio deja cuando parte del lugar en el que su presencia fue significativa. Mi pensamiento se traslada a la vida cotidiana de los jóvenes de la edad de Sergio Javier, que en este momento están en la existencia terrenal, debatiendo en sus mentes y cuerpos sobre el vivir y el morir y, los menos, con la conciencia despierta, y en un adormecimiento apático los más.
No me considero pesimista, ni criticón de los jóvenes. Tampoco de los que piensan que cualquier tiempo pasado fue mejor. Simplemente creo en los jóvenes, creo en los seres humanos y me duele ver y sentir en carne propia que nos alejamos de lo esencial y nos entretenemos mucho tiempo, con gran desgaste e inversión de energía en lo superfluo, pasajero e impermanente.
Cuando escucho los testimonios de amistad, cercanía, servicio incondicional y solidaridad que este joven trasmitió a tantos compañeros, familiares y conocidos, y cómo la red se ha ido haciendo grande, me emociona saber que él ya cumplió su misión, y que nosotros, los que todavía habitamos los cuerpos mortales, estamos en pleno desarrollo de la misma, por lo tanto tenemos algo grande que hacer. En este mismo instante, tienes y tengo; tenemos, un llamado a SER, sin apellidos, sin añadidos falsos, simplemente SER.
Porque SER es lo que nos hace parte del que somos imagen y semejanza y que por título se dijo “Soy el que soy”. Creo que nuestra misión consiste en descubrir ese interior que nos identifica, que logra apartar máscaras, personalidades y egos, que trasciende títulos y posesiones y que se une en lo esencial a los otros seres.
Cuando el último concierto, para recabar fondos a beneficio de Sergio Javier y todos los gastos que implicaba su estancia todavía en el cuerpo, terminó; cuando su madre se lo puso en la oreja para que escuchara la grabación, él negoció con su creador la partida definitiva, así me lo dijo Betty. Gran testimonio, decidir partir después de congregar a un buen número de personas que unían sus corazones para tan noble causa.
Gracias Sergio Javier por el testimonio de lucha por vivir, gracias por tu vida eterna y gracias por la misión que cumpliste.
Y a ti y a mí, que nos quedamos todavía en este mundo, el gran reto de vivir nos convoca a cada instante. La gran misión es vivir con intensidad para entrar en profundidad, pues sólo desde la profundidad se pueden cambiar las estructuras. Somos misioneros, o sea, tenemos una gran misión. Personalmente creo que la misión que tengo no consiste en convertir a otros, ni siquiera en cambiar creencias, sino en vivir plenamente en florecer donde estoy plantado.
1.      ¿Tienes clara tu misión?
2.      ¿Te comprometes a cada instante con tu vida?
3.      ¿Quiénes te ven descubren en ti la imagen del creador?
4.      ¿Tiene hoy sentido tu vida?
Pues a tiempo estamos para convertir cada segundo de nuestra estancia en este mundo en un testimonio del amor incondicional.
Con mi cariño de siempre y esperando tus comentarios:
José Luis

domingo, 25 de septiembre de 2011

¿EDUCAR PARA EL DESENCANTO?

Hemos comenzado el nuevo año escolar, y hay en nuestras ciudades nuevamente el movimiento como de pajarillos que vuelven a nuestros árboles, el bullicio de los educandos, el correr de coches en las mañanas, y todo lo que mueve en una sociedad el que millones de sus niños y jóvenes vayan a la escuela.

Pero, nos viene la pregunta al hilo, ¿Educar para qué? ¿Hacia dónde los estamos llevando? ¿Según el test PISA Seguimos en bajísimos niveles a nivel mundial en educación, o será en capacitación? ¿Qué pretendemos cuando se abren instituciones educativas que suenan desde sus nombres, a simples preparadores de manos de obra, y no de cerebros de obra? 


Porque actualmente hemos desmembrado al ser humano, y al no concebirlo como un todo, lo fraccionamos, “queremos prepararlo para que solvente sus problemas y sea feliz”, ¿Cómo? Cada quien verá cómo,  el caso es no molestar después al estado, y aunque no lo digamos expresamente, pareciera que en la práctica, en la búsqueda de cada quien para resolver sus problemas, el “fin justifica los medios”, y así aprendemos de lo que vemos,  a gobernadores hacer tranzas que nadie los puede juzgar, resuelven sus problemas y tratan de ser felices, lo demás y los demás no importan; O a partidos políticos que colocan a sus “diputados plurinominales” para que haya más votos a favor de ellos, y consigan lo inimaginable, y que aunque quiera el pueblo, sean inamovibles; O que un  diputa do o senador, de un partido, puede por conveniencias (el fin…) cambiarse de partido político (los medios…) y enarbolar otras banderas ajenas a su supuesta ideología, filosofía, y postura, que sostenía días antes con aparente convicción.
Y el caso es que el  problema, que supuestamente se solventa con nuestra educación, despertando habilidades o competencias, para que puedan ser absorbidos por las empresas y planta productiva, a la larga, da muy malos resultados, porque como expresó Oscar Wilde en una carta a un amigo: “…todo materialismo en la vida embrutece al alma”, y entonces tenemos resultados como los que estamos viendo, de que ni se solventan los problemas personales, ni hacemos gente feliz, y entonces sólo existen desencantos o frustraciones que se expresan en agresión o en depresión, y desarrollamos un número muy grande de delincuentes o de enfermos.
Porque para resolver los problemas del ser humano, necesitamos también ideas fértiles, sólidas y útiles, bienes más bien escasos en un mundo de datos y opiniones, dijera Thomas Moore místico moderno. Necesitamos disciplina, interioridad, voluntad en el trabajo personal, aprendizaje de las frustraciones normales de la vida, aceptación humilde del ser creaturas, y metas e ideales que no sean sólo economía, competencia y placer.
Esta es nuestra pregunta como ciudadanos, ¿están las autoridades educativas, los maestros y gestores de la educación por un pacto nacional con los padres de familia, para crear un sistema no sólo de capacitación y ambiciosos programas que hay que cubrir a como de lugar, aunque sea firmando mentirosamente de que sí se cumplen, sino de formación, donde se pongan en juego no sólo las habilidades y competencias, sino los valores, hábitos, prácticas de servicio y construcción social, manejo de economías transparentes en sociedades de alumnos, competencias de cómo lograr más y mejor con lo menos, viajes no sólo de investigación científica, sino de admiración y encuentro, de valoración del entorno, de premiar no sólo al estudiante de mejor memoria, sino al que hizo algo en equipo por su entorno, al que perseveró en algo para provecho de una comunidad, de consecuencias y merecimientos justos ante la mentira, engaño o verdad, de evitar toda discriminación, abuso, y sometimiento de los demás, de fuerte orientación al arte y al deporte, y en fin, de cosas que apunten a resolver nuestras carencias de convivencia y corrupción? 
Porque de eso se trata en estos momentos del País, no tanto de inmediateces y sofismas, de posturas políticas que quieran un cambio educativo para enarbolarlo nuevamente como lo han hecho en cada sexenio, sino de darnos cuenta que este momento obscuro por el que estamos pasando a nivel nacional no es cualquier cosa, ha habido mucho sufrimiento, dolor, y tiene que ser fecundo, luminoso, podemos salir de esta experiencia con unidad, dignidad, vitalidad y carácter.
¿Podremos formar en algo más trascendente para ir en pos de eso, que sólo el dólar, los bienes materiales, las posesiones, la apariencia, el individualismo, el egoísmo, y el satisfacer todas las apetencias aunque sea matando, robando, engañando, degradando? ¡Claro que podemos, y es la hora de hacerlo, eduquemos a lo profundo y al ser humano en su totalidad, a lo que tiene y ha tenido siempre de humano y que seguimos admirando por su expresión en la creatividad, arte, donación, y amor! Sólo hay que visualizarlo, quererlo, y hacer estrategias prácticas para lograrlo en cada familia y escuela por pequeña que ésta sea.
Con mi cariño: JUAN IGNACIO.

miércoles, 31 de agosto de 2011

Los DIPLOMADOS arrancaron y quedaron de la siguiente forma:



EL MEJOR AMIGO DEL HOMBRE, ES UN LIBRO

Amigos, qué gusto saludarlos en nuestra página, y poder platicar con ustedes a través de este artículo, sobre un baño de humanismo que me di en una tarde de este Verano.

Allá en Aguas Calientes, después de un taller dado a los maestros de un prestigiado colegio de esa ciudad, y de una sabrosa comida de trabajo, en “Las Gambas” (Donde me enteré que así se les dice en España a los camarones), restaurante famoso lugareño, pude pasear por las calles del centro de esa ciudad, en una tarde sin prisas, sin pacientes en espera, sin proyectos en la computadora, sin cursos, porque aunque sí los hay, pude darles un lugar de espera…

Mientras mi compadre saludaba a un familiar, yo, ahí, caminando entre los transeúntes, mirándolos, dándome el tiempo para entrar en las iglesias, admirando cuadros, vitrales, como el mural de la Virgen del Rosario dándoselo a Santo Domingo, enlazándolo a él, en Europa, y a los Dominicos de América, separados por el mar, donde el pintor aprovechó un vitral trasero de la iglesia por donde efectivamente entra al atardecer un mar, pero de luz, haciendo supongo yo, el juego con lo que quiso el pintor, del caudal de gracias que se reciben con ello.

Y caminando caminando, me topé con unos lugares de “venta de libros usados”, y me introduje en uno de ellos. Y ahí estaba el librero, pasando libros de un lugar a otro, con su característica estampa: Estatura media, lentes gruesos, polvo en el cabello haciéndole ver más canas, ojos risueños, y voz acogedora para el que entrara, acomedido a dar la bienvenida. Y esa estampa y el saludo, me invitó a seguir el encuentro, bromeando, inquiriendo… ¿Un negocio de venta y compra de libros usados, se imagina usted? ¿Negocio? ¿En una época en que luchamos para que la gente lea? ¿Vive usted de esto, es negocio? ¿Tiene usted hijos que alimentar? ¿No lo ha despedido su esposa? Y me desbordé con preguntas que provocaran respuestas, como si fueran manos restregándome los ojos para abrirlos y ver algo más que un sueño, era Don Quijote con su Dulcinea…

Mire usted, me dijo, leí mucho desde niño, y desde los catorce años me he metido en esto, sí, tengo tres hijos, ya jóvenes, estudiaron, ahora trabajan, dos casados, la jovencita en Guadalajara, mi esposa se dedica al hogar, éste es mi hobbie, y ahora entre esto y mi pensión, vivimos bien.

Y en serio lo vi bien, lo vi alegre, lo vi vivo, alejado de la ambición, apasionado por sus quehaceres. Yo me senté, pasmado, a escucharlo. Y entonces, como un amante que aprovecha toda ocasión, sacó unas hojas, y me invitó a escuchar algo de sus escritos, y empezó por un poema titulado “Libro de segunda mano”:

El silencio de las palabras

Dormidas, cansadas,

Esperando ser despertadas,

En el alba de otras manos…

Y siguió desgranando la poesía, un bello poema, declaración de amor a lo que hacía:

Yo amo los libros de segunda mano

Porque son en mi vida compañeros de viaje

En muchas jornadas, ni soledad ni desengaño

Porque el libro en la mano

Es amigo fiel que no engaña…

Lo seguí escuchando, leía con entonación, acompañando la voz con la mano, seguido de sus gestos faciales, como en una danza, porque había ritmo, verdad y pasión.

¿No es esto, acaso, lo que necesitamos para vivir: Ritmo, Verdad y Pasión?

Habían llegado por mí, me despedí entusiasmado, asistí a un milagro, en este tiempo de narcos, crímenes, dinero, carreras, presiones, engaños, intereses, ante mí, un hombre enamorado.

Caminé y manejé, pero, sigue en mi recuerdo el encuentro con este Quijote vivo, que a sus años, sigue con su amor, sigue creyendo en lo que hace, sigue metido en lo esencialmente humano.

Y en los estrechos pasillos de su vieja librería, como si fuera un gran foro, ante la mirada de miles de viejos sabios, almacenados, había recibido yo, un espectáculo maravilloso de humanismo. Más allá de los factores económicos y sociales, del qué dirán y cuánto ganas, un ser humano, erudito, apasionado, sirviendo al desarrollo humano, cabalgando en la poesía, sonriente, con donaire, locura y utopía.

Con un fuerte abrazo: JUAN IGNACIO.

domingo, 24 de julio de 2011

Julio, un mes muy importante

Amigos, hoy los saludo, y quiero al escribir y leernos, hacer notar la importancia del mes de Julio, no porque los demás meses no la tengan, pues al contrario, la mayoría de ellos son tan importantes que ya están etiquetados con algún festejo, o día dedicado a algo sobresaliente, y del cual se hace comercio, desde luego. Pero, resulta que Julio, cae hacia la segunda mitad del año, cuando hay vacaciones escolares, y donde se sale, se pasea, y el tiempo, las efemérides, y los deberes quedan un poco en el olvido.

Pero, precisamente por eso, es importante este mes, porque al salir de una rutina diaria, nos hace encontrarnos con esas partes que nosotros mismos hemos limitado por dar prioridad a otras que nos parecen del interés inmediato, dejándolas para cuando haya tiempo, y cuando hay tiempo, o sea ahora, en vacaciones, se nos olvida, o nos resulta difícil, por el miedo o la pereza retomarlas.

Hoy me refiero concretamente, a “las amistades, a las verdaderas”, no a las que nos lleva a encontrarnos el diario convivir, o a encararlas por el salón de clases, o que llamamos así, aunque sean más bien compañeros, camaradas, o conocidos.

Hay un día en el mes de Febrero que celebra la importancia de la amistad y el amor, pero, todo el resto del año, nos queda para realizarla, para ejercitarnos en esa amistad, para cultivarla. Y eso es lo que no hacemos, y entonces poco a poco, nos vamos encontrando en un mundo pletórico de gente, con más de cinco mil millones de desconocidos sobre la tierra, con quienes tal vez nos atrevemos a escribir por el correo electrónico, pero, con quienes no nos atrevemos a vernos cara a cara, a platicarnos, a dar y recibir. Hoy más que nunca somos una “multitud solitaria de seres humanos”, y esto con todas sus consecuencias.

Y es que si queremos cambiar nuestra cultura, o sea, esto que cultivamos y que nos ha dado por resultado aislamientos enfermizos, encerramientos patológicos, incomunicación, quien dijera en esta época, y depresiones al por mayor, o el temor a todo, la desconfianza entre todos, el desinterés por el de al lado, el desconocimiento del vecino, y al rato el susto de quiénes nos rodeaban. Pues, entonces tenemos que ya no hacer lo mismo, si queremos distintos resultados.

Y esto es precisamente lo que necesitamos, y a lo que hay que dedicarle tiempo, ya que, la verdadera amistad requiere de tiempo, para expresar nuestros sentimientos, y para recibir los del otro, para tejer con humildad, la necesidad y dependencia mutuas, para llenar las horas de nuestra existencia, cargándolas de sentido, de compañía, de confianza y buen humor, de salud y alegría.

“Aprender a recibir amistad nos puede conducir a un verdadero dar”. En general tenemos miedo de que la gente nos conozca y encuentre algo que les disguste y nos rechace. Hay quien su única manera de dar es haciendo favores, buenas gentes, pero, desconocidos. Con una gran barrera en la verdad sobre ellos mismos, su realidad, y por tanto sin poder dar paso a un acercamiento verdadero, a una intimidad, o a un verdadero encuentro. Hay que aprovechar este mes, estas vacaciones, para enseñar a los hijos a visitar a las amistades, a dedicarles tiempo, a recibirlas, a provocar el encuentro profundo, a saborear el estar juntos, el quitar barreras para tener en la vida verdaderas amistades. Pero, esto hay que planearlo, hay que educarlo, hay que realizarlo como parte de la aventura vacacional. ¡Aprovechemos Julio, un mes para lo profundo!

Con mi cariño: JUAN IGNACIO.

lunes, 4 de julio de 2011

La herencia que recibimos de nuestros padres (segunda parte)


Continuando con la reflexión del mes pasado y motivado en esta ocasión por todas las personas que quieren aprovechar al máximo sus recursos y no gastar más energía en entender los porqués de los acontecimientos sino más bien en descubrir los paraqués de cada una de nuestras acciones, veremos otros puntos que también forman este bagaje de experiencia que hemos llamado herencia.

LOS CONOCIMIENTOS

Nuestra sociedad ha establecido sistemas educativos, en ellos desde la más tierna edad las niñas y niños acuden a la guardería, el kínder o la primaria. Los primeros años de vida según la psicología son fundamentales para la formación de la personalidad, por lo tanto lo que recibimos en nuestra infancia por medio de nuestros maestros, los ambientes escolares y las relaciones que ahí mantuvimos, influyen significativamente en la vida que de adultos llevamos, en nuestra conducta, actitud y desempeño.

Dado que es tan importante la educación será bueno reflexionar sobre la herencia que de ella recibimos. Las monedas que acumulamos en forma de conocimiento académico y la experiencia relacional durante los años escolares se han convertido en la edad adulta en resultados y posiblemente en formas y estilos, algunos repetitivos o compulsivos y otros liberadores.

Cuestionamiento:

  1. ¿Cuáles son los recuerdos más fuertes que tengo de mi época escolar?
  2. ¿Qué pienso al respecto de lo que recibí, de cómo lo recibí, del ambiente?
  3. ¿Cómo he capitalizado mis conocimientos y experiencias escolares?
  4. ¿Qué es lo que más me ha servido en la vida práctica de lo que aprendí en mi vida estudiantil?

EL FRUTO DE MI TRABAJO

También tenemos en nuestro costalito de monedas los resultados de nuestra vida productiva. Sea cambiando pañales y haciendo de comer, o en la industria alimentando la línea de producción, ordenando papeles en una oficina o cortando el pasto en un jardín, nuestro hacer siempre es útil para algo o para alguien y lo laboral es un pilar importante en nuestra propia valoración (autoestima), el medio para obtener los bienes materiales que necesitamos y el sentido de utilidad tan necesario para nuestra felicidad.

En el caso de que ahora seas estudiante de tiempo completo puedes valorar tu esfuerzo y productividad en función de la entrega y el empeño en el aprendizaje significativo.

Lo que hemos hecho hasta ahora es también parte importante de nuestra herencia.

Cuestionamiento:

  1. ¿Me siento útil? ¿Para quienes?
  2. ¿Lo que hago hoy me satisface? ¿Lo hago con gusto?
  3. ¿Qué es lo mejor de mi vida laboral y productiva?
  4. ¿Para qué le sirve al mundo lo que yo hago?

LAS RELACIONES SOCIALES

El otro elemento importante que suele dejar huella, es el mundo de las relaciones, los amigos, la vida social, los grupos de pertenencia, etc. A través de ellos hemos construido nuestra propia red social, hemos compartido diversión e intimidad, servicio y expansión, momentos buenos y malos amores y desamores, algunos amigos sin duda son más significativos que los propios familiares y otros han pasado por nuestra vida dejando huella, sin importar la distancia los estilos o la vida personal.

Cuestionamiento:

  1. ¿Cuál es el saldo actual de mi cuenta de banco relacional?
  2. ¿Soy buen amigo? ¿Tengo buenos amigos?
  3. ¿Qué situaciones concretas de mi vida social me han ayudado en momentos importantes o difíciles?

Como podemos comprobar a través de estos cuestionamientos, la herencia que tenemos en nuestro haber es muy basta, y de nosotros depende usarla bien, aceptarla o rechazarla, administrarla o despilfarrarla. Lo que está claros es que el paquete viene completo.

Espero tus comentarios.

Con mi cariño de siempre.

joseluis@dordesa.com

www.dordesa.com


martes, 14 de junio de 2011

¡DÍA DEL PADRE Y PATERNIDAD!

Si vale la pena celebrar el día de la madre, vale la pena celebrar el día del padre, con la misma intención que las celebraciones mundiales tienen, de detenernos, extraernos de la rutina, para hacernos conscientes del valor de lo que se celebra: Que sin maternidad y paternidad, este mundo se seguirá deshumanizando, que es como decir, desvalorizando, desvitalizando, destruyendo.





Pero, entonces vale la pena que profundicemos un poco en esto que celebramos, porque a decir verdad y con toda la oleada de ataques a la familia, al matrimonio, a la vida, que estamos teniendo, la desorientación aumenta. Como con la película recién, “La Otra Familia”, donde haciendo gala de los metalenguajes, para atraer al público, y usando el esquema de antagonismos, donde todos los heterosexuales son malos, depravados, infieles, etc. y los pocos que no lo son, son pobres de dinero y cultura, por lo que terminan aceptando como mejor que la vida de un niño en juego, se vaya a la otra cancha, donde los homosexuales son los bellos, buenos, ricos y normales, y donde el público sale casi aceptando y mentalizándose no por lo humano, sino por la emergencia, que es mejor. Igualmente nos ha pasado con los condones, anticonceptivos, infidelidades, droga, mordida, corrupción, politiquería, etc. donde acabamos diciendo que es mejor a lo peor, perdiendo de vista, y por tanto de exigencia, lo que es natural, bueno, humano, y que desarrolla.

Porque en estos temas no aplica aquello de que “en la variedad está el gusto”, ni de que “el fin justifica los medios”, sino que en la profundidad está la respuesta; de que aceptar y tolerar, no es confundir; y de que si hay que respetar, implica a todos, también a las minorías respecto a las mayorías.

Ser padre, o hablar de paternidad, implica muchas cosas, que no sólo engendrar, y que por tanto requiere de tiempo, esfuerzo, dedicación, presencia, modelaje, voluntad, diálogo, y equilibrio con el ser madre y la maternidad, de manera que pueda surgir la armonía, el crecimiento natural en su propio medio, y la conexión con los dos polos necesarios para hacerlo.

Pero, hay algo más a lo que hoy me quiero referir. Jesús Silva Herzog en un artículo en la revista Nexos, hablando en su tema de economía, dice claramente una verdad: “Una banca que no presta, junto con un fisco que no recauda, no son los mejores elementos para apoyar el desarrollo económico del País”. Y me pregunto haciendo un parangón, si no es lo mismo en la familia: “Una paternidad que no presta su tiempo para amar, su experiencia para formar, su presencia para educar, su personalidad en el modelaje, su paciencia como adulto y comprensión para orientar , su pasión por la vida para contagiar, y sus errores para reconocer y crecer. Así como si no hay la exigencia para que el hijo responda, dé, coopere, contribuya, se integre, haga por la comunidad, y participe, entonces, no se darán los mejores elementos para lograr el desarrollo de la familia”.
Es dando y recibiendo solamente, como se pueden formar las comunidades, lo demás nos hace únicamente, sociedades mercantiles, de consumo, comerciales, de intereses variables, pero, no de desarrollo humano.

No es fácil. Ya Malraux decía “hacen falta sesenta años para hacer a un ser humano y después sólo sirve para morir”, olvidando que más allá de toda consideración acerca de lo verdadero y lo falso, como dice Carlos Fuentes, “se encuentra lo vivido”. Y es esto precisamente la paternidad, la nostalgia del eslabón humano que se transmite de generación en generación, dando lo mejor, lo más desarrollado, a través de alguien que ha vivido, que quiere continuar la especie de la mejor manera, y que se apasiona en hacerlo, logrando lo que dice Gabriela Martínez Corona, “la liberadora libertad de esclavizarse”, porque ser padre, al igual que ser madre, es esto, una decisión consciente de que nuestro tiempo, vida y esfuerzos va en ello, no como lo total y único, pero, sí como la decisión más existencialmente comprometedora en el uso de nuestra libertad para el gran proyecto: Los hijos.


JUAN IGNACIO CALVA MORALES.