jueves, 24 de diciembre de 2009

Mensaje Navideño


Amigos:

El 2009 termina y con estas celebraciones de Navidad, tenemos la oportunidad de cerrarlo con broche de oro, dedicando un tiempo a la meditación sobre este misterio de Dios que se manifiesta como nosotros para decirnos una vez más que estamos hechos a imagen de Él.

Nos queda la alternativa de gozar este misterios y de iniciar el 2010 con toda nuestra energía al servicio de mostrar a cada persona con nuestra conducta y actitud que estamos hechos de esa esencia de Dios.

Deseo de todo corazón que disfrutes este tiempo y que junto con tus seres queridos logres encuentros que dejen a todos satisfechos.

Te agradezco las atenciones de todo este año y te mando un gran abrazo.


José Luis Gómez Campos

sábado, 28 de noviembre de 2009

miércoles, 18 de noviembre de 2009

La práctica de la autoestima

Una de las palabras más usadas en nuestra época es: AUTOESTIMA.
"Que si mi hijo no va bien en la escuela, porque tiene la autoestima baja";
"Que si en esta pareja los dos no se lograron entender, porque les faltaba mucha autoestima";
"Que si el ego tan grande que tiene mi cuñado, es porque a él autoestima es lo que le sobra"… en fin que autoestima va y autoestima viene.


Yo creo que estimar algo tiene que ver con la valoración que se le da. Por ejemplo se habla de un valor estimado de cierta joya o que tiene un gran valor emocional, pero que el estimado que se le hace es de tanto más cuanto. Y me surge la pregunta ¿Cuánto valgo? La respuesta que cada quien dé a esta pregunta dependerá de muchas cosas y será variada, si le preguntamos a una de mis hijas, a mi esposa, a mi madre o a un familiar cercano probablemente se referirán a mi valía como padre, hijo, hermano, esposo o familiar, es decir a un valor emocional. Si le preguntamos a quienes trabajan conmigo darán una valoración de mi rendimiento, de mi entrega al trabajo, de mis resultados y de de mi facilidad para trabajar en equipo. Si le preguntamos a mis amigos hablarán en función de la intensidad de nuestra relación, o de la confianza que sienten. ¿Y si me pregunto a mí? ¿Cuál es mi precio? ¿Cuál es mi valor estimado para mí? ¿Cuánto significo? Un buen medidor de la autoestima es nuestro concepto del éxito y la paz interior que sintamos al vivir cada día.

Puedo preguntarte ¿Te levantas contento y con energía cada mañana? ¿Llegas en la noche a descansar satisfecho de tu jornada? ¿Te sientes con ganas de llegar a tu hogar? ¿Te reciben bien? ¿Llevas buenas noticias a los tuyos? ¿Llegas al trabajo con mucha creatividad y entusiasmo? ¿Perteneces a equipos laborales sanos y entusiastas? Estas son algunas preguntas que tienen que ver con tu nivel de satisfacción, o dicho en otras palabras con la felicidad que experimentas. Considerando el éxito como el logro progresivo de ideales valiosos y la paz interior como ese sentimiento de plenitud que nos hace vivir serenamente, estas preguntas pueden ir definiendo nuestro nivel de autovaloración.

Tres son los ambientes que podemos valorar y que son definitivos en la percepción que tenemos de nosotros mismos y por tanto de nuestra autoestima:


  1. UBICACIÓN EXISTENCIAL: Mis conceptos del mundo, de la vida, de Dios, del universo y mi papel en cada ambiente. Mi sentido de vida y mis proyectos personales.

  2. EQUILIBRIO EMOCIONAL: La inteligencia emocional en funciones, mis relaciones familiares, sociales, afectivas. La sensación de ser útil, el sentimiento de dar y recibir afecto. Este equilibrio no es estable, es dinámico y va cambiando en cada momento, pero es definitivo para mi bienestar.

  3. SATISFACCIÓN LABORAL: Que lo que hago me guste, me dé los medios para vivir como quiero vivir y me realice como creador y productivo. Si logro estar en un trabajo que me agrade, creo un ambiente de compañeros estable y gano lo suficiente para ir llevando la vida que proyecto, el ambiente laboral favorece mi percepción positiva.

Podemos decir que estos tres ambientes nos irán dando las claves para sentirnos bien, o para saber qué puntos de nuestra vida debemos cambiar. Además podemos hablar de seis pilares para medir nuestra autoestima, mismos que nos orientarán para poner estrategias adecuadas a nuestro comportamiento. Estos seis pilares son:



  1. LA PRÁCTICA DE VIVIR CONSCIENTEMENTE: El darnos cuenta de nosotros mismos, de dónde estamos parados en cada momento, de percibirnos con claridad y de conocer constantemente lo que nos va pasando.

  2. LA PRÁCTICA DE LA ACEPTACIÓN PERSONAL: Este soy yo en este momento, todo lo que tengo, lo que soy, lo que hago, es mío, me pertenece, por tanto al ser dueño puedo decidir qué hacer con cada parte de mí. Yo soy el dueño.

  3. LA PRÁCTICA DE LA RESPONSABILIDAD DE SÍ MISMO: Yo tengo el control de mi vida, yo respondo de mis actos, yo doy respuestas variadas a la vida, por tanto soy creativo al responder.

  4. LA PRÁCTICA DE LA AUTOAFIRMACIÓN: Significa que trabajo para ser autodependiente, que yo puedo con mi paquete de existir, no es que niegue a los demás ni me sienta aislado y autosuficiente, sino que soy el dueño de mí yo decido por mí, y constantemente me repito a mí mismo que yo soy yo, que estoy bien y que me abro al aprendizaje y a la sabiduría de los demás, no me devalúo, no me comparo.

  5. LA PRÁCTICA DE VIVIR CON PROPÓSITO: El poder de la intención es grande, es decidir tener el propósito de vivir en cada momento, es diseñar, soñar, planear, es ponerle pies y manos a los sueños para convertirlos en metas y realizar lo necesario para llegar a ellas, es decidir lograr, es ser proactivo.

  6. LA PRÁCTICA DE LA INTEGRIDAD PERSONAL: Integridad significa integración de ideas, sentimientos, valores y conductas para el logro de mis objetivos, es ser alquimista que todo lo que sucede lo convierte en oro espiritual para vivir con entusiasmo, con sencillez y con pasión. Integridad es ser capaz de tener una visión clara y utilizar todos los recursos del universo para el bien, para el desarrollo, para el crecimiento. Todo este juego de los elementos al servicio del bien nos dará felicidad como resultado.

    Aquí tenemos una pauta para trabajarnos a nosotros mismos, y si nos amamos con todo nuestro ser, no quedará otro camino que el crecimiento constante y eso se traduce siempre en felicidad para nosotros y para cualquiera que con nosotros coincida.

    Te deseo buen camino hacia la felicidad a través de la autoestima.

    Con mi cariño.

    José Luis

    Gracias por seguir en contacto:

    http://www.dordesa.com/ joseluis@dordesa.com

domingo, 25 de octubre de 2009

Nuestra gran amiga y maestra: la muerte

Amigos de nuestra página, un saludo cordial en este mes que termina y nos abre enseguida a la famosa fiesta de “muertos”, por lo que ya desde ahora empezamos a ver los panes, adornos, emblemas y todo lo comercial al respecto, dado que se ha vuelto el gran producto del mercado. Sin embargo, la “muerte como tal”, ya no de dulce, chocolate, o calaveritas de adorno, sino nuestra muerte, es algo que nos asusta y de la que cuando se habla de ella, “tocamos enseguida madera”…no vaya a ser que la invoquemos.


Sin embargo, la muerte es algo tan natural en nuestro proceso existencial humano, que todas las culturas antiguas, y en nuestro entorno, las culturas mesoamericanas, la trataban como una parte del vivir, que abría a otra etapa, período o proceso.


Tzompantli


Pero, a finales del siglo antepasado se empezó a desterrar del lenguaje, de la cultura, de mirarla como un proceso normal y cotidiano, porque estorbaba. Se tenía que hablar de “salud”, “belleza”, “éxito”, la “juventud” era el prototipo de un humanismo exitoso, de ahí el subrayar musculatura, colores, olores, sabores, y todo lo que atrajera a los sentidos y vendiera más…y se fue quedando atrás “la fealdad”, “la enfermedad”, “la vejez”, “el dolor”, y por todos los medios, aunque sin resultado alguno, se trató de quitar de nuestra realidad todo lo que conllevara la idea de fin o término…las aspiraciones tenían que ser a lo perenne, a lo inmortal, a eternizarse, pero, como no hay nada más contraproducente que negar la verdad, hemos tenido que ver ahora a la muerte, enfermedad, dolor, vejez, y a lo que no cuadra con la belleza de moda, con pánico, como algo nefasto, de lo que hay que huir, cayendo entonces en la inseguridad, insatisfacción, falta de sentido, superficialidad, depresión, aislamiento, soledad, exageración y…” muerte”.


Y no obstante todos los avances modernos seguimos viendo jóvenes morir de anorexia y bulimia, suicidios a granel por no encontrar sentido a la vida, a pesar de los colores, diversiones, permisividad, y no hablar, ni acercarles nada que parezca fealdad, dolor, vejez, sufrimiento, límites o compromiso.


¿No será que la muerte como límite natural y necesario es el mejor antídoto contra el desperdicio del tiempo?, ¿No es acaso la muerte lo único que puede avivar en nosotros la humildad, quitando expectativas, e imaginaciones de control, poder y mando sobre los demás y sobre la vida?, ¿No es la muerte misma la que nos lleva a saborear la vida en cada instante que la constituye?, ¿No es verdad que sólo con dolor se crece?, ¿No es la edad la que nos da experiencia, sabiduría y consejo?, ¿No es la fealdad la que nos obliga a mirarnos y a buscar la auténtica belleza?, ¿No es la enfermedad una palestra de crecimiento?.


Sólo aprendiendo a morir cada día a nuestro ego, sólo sabiendo aceptar nuestros límites, sólo en la humildad del encuentro con los demás y en su aceptación, sean quienes sean, nos prepararemos a ese proceso natural, cierto y sabio que es la muerte, porque sólo ella nos abre a la esencia de todo, al encuentro genuino y sin máscaras, a la RESURRECIÓN.


Desde nuestra página los invito a prepararnos al día de muertos, no sólo como fiesta folklórica y ricamente cultural, sino también a una “fiesta existencial, con nosotros mismos”, por ejemplo: Pensando tranquilamente en nuestra muerte como algo natural y hermoso que nos llevará a otra etapa. O escribiendo nuestro propio epitafio ¿Qué te gustaría se dijera y escribiera al pie de tu tumba? O Haciendo en esos días una velada hermosa, con amistades o familiares, de agradecimiento a cada uno de los que estén ahí, por algo bueno que tengan, hayan hecho, o merezcan, pues, ya después de muertos ni caso tiene. O invitarlos a tomar un rico chocolate o café con pan de muerto, expresando lo bueno de los familiares que nos han precedido, o hablando de lo que en este año hemos hecho por una vida mejor de nosotros mismos, o del prójimo, y del País.


¿Se atreven? ¡Ojalá que sí, y nos escriban platicando lo que hicieron!

Con un gran cariño de vivos en el día de muertos:


Juan Ignacio

sábado, 3 de octubre de 2009

Facultamiento: el reto de crear ambientes sanos

Facultamiento es una palabra que se ha puesto de moda en los ambientes empresariales y que significa “DAR PODER”. Facultar es dar el poder de actuar a las personas, es hacer énfasis en el poder personal que cada uno poseemos y que se puede poner al servicio de un equipo, de un grupo o de una comunidad.


Me gusta una definición de FACULTAMIENTO: “crear un ambiente donde fluyan los conocimientos, la experiencia y los motivos personales de cada uno”.

En los grupos humanos, desde el más pequeño que puede ser la pareja, hasta los más sofisticados equipos de trabajo, pasando por grupos de amigos, familias establecidas o equipos de fútbol, todos los integrantes tienen conocimientos de diversos temas, además todos han vivido experiencias personales distintas y cada uno tiene sus motivos para vivir.

Cuando el ambiente de un grupo es tenso, autoritario o centrado sólo en resultados productivos, las relaciones son de poder y las personas actuamos por miedo o presión. Sin embargo, si en un ambiente se dejan fluir los conocimientos de todos, se escuchan las experiencias vividas en circunstancias especiales por cada uno y se deja que afloran los motivos personales que se tienen para hacer una cosa u otra; entonces las acciones lejos de basarse en el miedo, se basan en el espíritu creador de cada individuo, se viven las acciones con pasión y los resultados de todo tipo aumentan.




Pongamos el ejemplo de una familia que quiere hacer un fin de semana de convivencia:


1.En el primer caso el padre o la madre imponen lo que se va a hacer, dónde irán, qué comerán y los horarios que todos deben cumplir. El pronóstico de esta convivencia variará considerando la edad y condición de cada miembro, pero si hay adolescentes, lo más seguro es que haya malas caras, descontento y la convivencia no sea gozosa para todos.


2. Pongamos la misma familia en acción, donde los padres preguntan que dónde se la pasan mejor juntos toda la familia (habla cada uno de sus experiencias pasadas en las que han disfrutado), por otro lado preguntan si alguien sabe de lugares diferentes que no conozcan (pueden surgir ideas de lugares a los que hayan ido amigos, esto es el conocimiento), y por último preguntan qué les gustaría hacer (motivos personales). Es muy probable que esta reunión tenga mejores frutos que la anterior y que todos puedan gozar de la convivencia.

Crear ambientes donde fluyan estos tres elementos: conocimientos, experiencia y motivos personales, es así como dirigir toda la energía de un grupo para lograr juntos objetivos comunes. Esto es un reto en un mundo lleno de grandes EGOS que quieren brillar por sí mismos y con frecuencia ese brillo depende de la oscuridad de los demás. Por ejemplo con frecuencia en las campañas políticas los argumentos de un candidato son las debilidades del otro, y hablar y publicar los defectos del contrario me hacen fuerte.




En las familias en los salones de clase, en los grupos de apostolado de las iglesias, en las comunidades, etc. También se da este juego de poder. Lo que aparentemente se hace para beneficiar a otros en el fondo es para estar yo arriba, para brillar, para llevarme las palmas y los otros que se queden entre bambalinas o que ni siquiera figuren. Muchos de los dramas de las parejas son un juego de poder donde salen los peores elementos de cada uno de los miembros y en lugar de que se de energía en la relación, sólo se da destrucción.


Por eso es importante el FACULTAMIENTO, el permitir que fluya esa energía que todos llevamos dentro a través de nuestros motivos. La motivación no es algo de fuera que me tienen que dar, es algo de dentro de mí que fluye hacia fuera y va inundando de vida todo lo que toda. El fluir del conocimiento es la posibilidad de que lo que tú sabes, lo pueda aprovechar yo y viceversa. Es apertura mental a lo diverso a lo que otros saben de forma distinta a como yo lo aprendí, es abrir mi corazón para comprender que el otro es otro y que juntos podemos lograr mucho más, siempre mirando el objetivo de la mejora de todos y no sólo de mis intereses. Dejar fluir la experiencia implica escucha, poner la oreja atenta a lo que el otro ha vivido y vive, con su estilo, con su ritmo, con sus posibilidades, sin juicio, sin segregamiento, simplemente valorando cada experiencia como única.

Facultar es entonces abrirnos al espíritu, a la diversidad con las ganas inmensas de aprender, de crecer, de gozar de la gran riqueza que juntos generamos y no quedarnos encerrados en el fanatismo de nuestra única verdad, que siempre será pequeña comparada con la riqueza y variedad del universo.

Con mi cariño.

José Luis

Gracias por seguir en contacto:

http://www.dordesa.com/ joseluis@dordesa.com

domingo, 20 de septiembre de 2009

Respuesta efectiva

Nuestro mundo lo hemos ido construyendo a través de la interacción de nosotros, los humanos, con las demás especies. Gracias a los dones que tenemos como especie, y a su desarrollo a través del trabajo interior y exterior, hemos logrado un gran nivel tecnológico y una facilidad para “hacer cosas” que probablemente la mayoría no soñábamos hace veinte años.

Sin embargo así como la cizaña y el trigo, el quelite y el maíz, junto con lo deseable, crece lo que no nos agrada. Cuando tomamos un antibiótico, éste ataca las bacterias que nos causan dolor o malestar, pero a su vez ataca también células sanas que nos protegen.

El equilibrio y la valoración que de cada acción hacemos, nos van llevando a la madurez, y logramos así, la mayoría de las veces, hacer cosas que nos favorecen y contenernos para dejar de hacer las que nos perjudican.

Sin embargo sabemos que en ciertas etapas de nuestra vida, como es en la adolescencia, no todas nuestras inteligencias trabajan a favor de los resultados que necesitamos para ser felices, sino que existen engaños de dentro y de fuera de nosotros mismos, que nos van llevando a conductas que, cuando las analizamos en retrospectiva, no hubiéramos decidido por ellas, sin embargo las consecuencias se hacen presentes.

En esta etapa, es donde padres y educadores nos tenemos que poner listos, estar atentos y armarnos con herramientas que sirvan para ayudar a nuestros hijos a que ellos sean fuertes. No podemos vivir por ellos, no podemos optar en su lugar, sin embargo sí podemos ser los facilitadotes de procesos de madurez y crecimiento para que tomen las mejores decisiones.

“Señores, la droga llegó para quedarse”, fue un comentario que en un congreso internacional sobre adicciones escuchamos del representante de la ONU para estos asuntos. Esto no significa que tengamos que quedarnos de brazos cruzados ante la comercialización y distribución de drogas, al contrario, todo lo que podamos hacer será benéfico. Sin embargo, el mensaje del comentario es que necesitamos ocuparnos más de educar a nuestros hijos y a nuestros alumnos para que se quieran a ellos mismos, para que se acepten y se amen, para que se den cuenta que en su interior llevan todas las sustancias necesarias para el bienestar, las sanas relaciones y el disfrute total. Que no necesitan de sustancias externas, ni de amores baratos, ni atragantarse comiendo, ni dejar de comer, para ser valiosos.

Nuestro ataque frontal no tiene que ser a los productos o a las sustancias, sino a la pasividad, a la desgana y el desánimo, al “sinsentido” que vivimos en esta sociedad. Nuestro mundo necesita seres humanos que quieran vivir procesos de crecimiento y desarrollo, que quieran trabajar con calidad, pero esa calidad que parte del interior de la persona, de dentro hacia fuera y no al revés, esa calidad basada en principios que se hacen valores porque se viven cotidianamente. Nuestros hijos y nuestros alumnos necesitan adultos fuertes que sepan qué quieren, que tengan proyectos valiosos y entusiasmantes, que disfruten lo que hacen, que se apasionen en vivir. Esos adultos somos los que hoy estamos aquí.

No se trata de ser modelos que no se equivocan, sino de ser buscadores, luchadores incansables en pro de la vida, de lo que merece la pena, de lo sustancial, de lo profundo.

Entonces viene el milagro, la magia, la paradoja. Entonces es cuando los hijos se hacen fuertes al verse en espejos fuertes, de lo contrario van tomando nuestras debilidades como pretextos para justificar sus flojeras, y nuestro cansancio para ellos no trabajar, y nuestro dinero para demostrar que no necesitan crear nada nuevo sino gastar lo mucho que nosotros ya hemos producido.

Un adolescente o un joven propenso al riesgo, no es el que tiene bajos coeficientes intelectuales o emocionales, sino el que sale bajo en su coeficiente espiritual, el que le falta el sentido de existencia, entonces los resultados afloran y se van encadenando.

Mi vida no tiene sentido, por tanto me siento frustrado, la frustración me lleva de la mano a emociones lógicas: Tristeza y/o Agresión. Si no me adueño de la tristeza y la dejo fluir, ella se adueña de mí y se convierte en Depresión; si no canalizo adecuadamente la agresión para la productividad, ésta se expresa en forma de Violencia. ¿Cómo resuelvo los problemas que tengo de violencia y depresión? Por el camino fácil, droga, sexo, alcohol, comida, belleza, trabajo excesivo, perfeccionismo… y un sinfín de adicciones, que podríamos definirlas como “a-dicción”, o sea, lo que no se dice, como anormal es lo que se sale de la norma, o anorexia es la falta de apetito; adicción puede ser la falta de dicción: lo que no expreso, lo que no digo, lo suplo con una sustancia, con la tele, el videojuego, el chateo, el juego en línea, la cocaína o las 16 horas diarias de trabajo.

Podemos inferir del párrafo anterior que el riesgo es para el tipo de personalidades consideradas débiles o flojas, que irán eligiendo el camino más fácil de los que se le presenten, o al que están acostumbrados, oal que habitan.

El otro camino: me siento mal, me sale algo mal, igualmente me frustro, ante la frustración echo mano de mis Recursos que he ido aculando, por ejemplo situaciones anteriores similares de las que he salido adelante; entonces, me digo; “ahora también saldré de esta”, y lucho para vencer el obstáculo, y salgo victorioso, y no sólo venzo el obstáculo, sino que aprendo para la siguiente, acumulo un triunfo más, mi personalidad se robustece, y sigo viviendo, y me equivocaré muchas veces cada día, pero mi metodología será aceptarlo, expresarlo, compartirlo y afrontarlo, y así cada vez seré más fuerte, más creativo, más dinámico.

Está claro que para elegir esta segunda opción la preparación y el entrenamiento tienen que ser constantes. Primero tenemos que saber que podemos, segundo entrenarnos constantemente en lo que creemos es mejor y tercero amar con creatividad y pasión lo que hacemos.

¡FELIZ VIAJE!

Con mi cariño.

José Luis

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Taller de Inteligencia Emocional

No todos los centro educativos invierten tiempo, dinero y energía en formar a su personal. El Liceo del Valle de Toluca, situado en Metepec Estado de México, lo caracteriza el estar consciente de la importancia de brindar conocimiento a sus personal, alumnos y padres de familia.
Esta actividad hace la diferencia entre las instituciones educativas, pues mientras unas se estancan, otras están en constante desarrollo.



Podemos ver en las imágenes la creatividad hecha realidad y proyecto para presentarse en el aula y en la oficina con espíritu renovado y con una actitud positiva que logra integrar cada vez más una COMUNIDAD EDUCARTIVA. Por su puesto que no se trata de magia sino de esfuerzo constante, voluntad de servicio y de convecciones profundas.

Gracias por permitirnos al equipo de DORDESA, participar en esta gran labor educativa.

Taller desarrollado en julio 18 de septiembre de 2009.

sábado, 29 de agosto de 2009

Somos seres inteligentes

Cuando era pequeño aprendí, por los comentarios de mis maestros y otros adultos, que algunas personas eran más inteligentes que otras. Escuchaba con frecuencia: “ese es un tipo listo, es muy inteligente, sirve para estudiar, tiene tres o cuatro carreras…” Hoy he cambiado muchas formas de pensar, pero en concreto tengo otra visión de las personas inteligentes.

Ahora pienso que cada persona tiene todas las posibilidades del universo para ser feliz, para emprender una actividad, para realizar trabajos y para crear. No es que piense que todos los seres humanos podemos hacer todo en todos los momentos, no creo que seamos todopoderosos, ni omnipresentes. Pero sí creo que cada uno podemos hacer, sentir, pensar y trascender en dimensiones mucho mayores que las que estamos acostumbrados.

A mí me gusta el esquema de que nuestro ser está dotado de CUATRO INTELIGENCIAS básicas, y que a partir de ellas se pueden construir muchas más y desarrollar infinidad de proyectos. Estas cuatro son. CORPORAL, MENTAL, EMOCIONAL y ESPIRITUAL.


El CUERPO, tiene su propia inteligencia, podemos aprender cada día a percibir las sensaciones corporales como el frío el calor, el hambre, la sed, el sueño, el dolor, etc. Por ejemplo cuando alguien nos hace una caricia, tenemos una respuesta corporal diferente que cuando nos hace la misma caricia otra persona. Somos más perceptivos de ciertos olores en nuestra cultura y otras personas, de otras culturas gustan de sabores diferentes que nosotros. La inteligencia del cuerpo nos avisa de la enfermedad y del bienestar, nos va dando la pauta para lo que debemos comer, y lo que tenemos que evitar para que el cuerpo que es el instrumento de comunicación de las otras inteligencias, esté siempre listo.

Nuestro CEREBRO, siempre está conectado, no se puede parar, siempre emitiendo pensamientos, mandando señales al cuerpo, recordando historias del pasado y haciendo planes para el futuro. Es una maravilla esta inteligencia mental que ocupa el cerebro como si fuera en Hardware de una computadora, y le instala infinidad de softwares como programas destinados a vivir, crear y mejorar. Claro que la inteligencia mental va a consistir en que aprendamos constantemente a utilizar estos procesos mentales para nuestro bien y el de los demás, no para destruir sino para construir, y no nos enredemos en culpas a través del recuerdo del pasado, ni en preocupaciones a través del futuro que nos agobia. Ser personas inteligentes mentalmente, implica que aprendamos a utilizar todos estos recursos para el desarrollo.

El cerebro emocional, representado por el CORAZÓN, nos lleva a vivir con pasión, a desarrollar cada vez más las habilidades para las relaciones sociales, familiares y personales. Las emociones son como los caballos que jalan nuestra carreta, son la fuerza interior que nos conduce a realizar proyectos con pasión. Por ejemplo un joven enamorado es capaz de grandes sacrificios por estar con la persona amada. Un enamorado de la justicia y la paz social, es capaz de dar su vida por salvar la de otros. Un apasionado por los libros es capaz de renunciar a diversiones mundanas con tal de tener más conocimiento. Ser inteligente emocionalmente nos llevará a adquirir cada vez más habilidades sociales, las cuales nos conducirán a relaciones sanas. También el corazón tiene sus riesgos, un apasionado por el sexo sin control, puede destruir su vida y la de otros cercanos, por buscar sensaciones nuevas que afectivamente le den satisfacción inmediata, sin pensar en que las otras personas también sienten

La inteligencia del ESPÍRITU, es la esencial, es la que nos caracteriza específicamente, es decir es lo que los humanos poseemos como algo muy propio y por cierto, poco desarrollado. No hay que confundir espiritualidad con religiosidad, el espíritu es la fuerza interior que nos lleva a vivir, que nos da sentido de existencia, que nos impulsa a servir, a practicar valores, a entregarnos por los demás, a darnos tiempo para el interior. La buena religión impulsará este espíritu libre y creativo, la mala religión meterá miedos y prejuicios al espíritu. Sin esta inteligencia desarrollada, las demás pierden fuerza. Si la inteligencia del espíritu se empobrece, la inteligencia de la mente puede enfocarse a la destrucción de los otros, creando estrategias de guerra y poder, el cuerpo tenderá al consumo y al hedonismo y las emociones desarrollarán relaciones dependientes y enfermas.

Reconocernos como seres que desarrollan sus cuatro inteligencias básicas y comprometernos disciplinadamente con que dicho desarrollo sea constante es la tarea que nos ocupa a jóvenes y viejos. Es también esta conciencia y compromiso lo que nos impulsará cada día a ser mejores personas, y es lo que te deseo y me deseo de manera que cuando tú y yo coincidamos en un encuentro nos podamos reconocer, porque estaremos construyendo un mundo en el cual cualquiera deseará vivir.

¡FELIZ VIAJE!

Espero tus comentarios

Con mi cariño.

José Luis

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¡Brazos rotos!

Amigos lectores:

¿A ustedes se les ha roto un brazo? ¿A qué edad? ¿Cuál brazo?
Les pregunto, porque en este andar y caminar con hijos, resulta más común de lo que yo pensaba, que los niños se rompan un brazo. A María Escarlett, mi hija que está por cumplir los nueve años, se le rompió la muñeca izquierda al caerse de la bicicleta, ahora en vacaciones.

Y será por la percepción selectiva, que uno empieza a fijarse en eso, y van apareciendo por muchos lados niños con brazos rotos, y cuando la ve la gente, comenta igualmente, que le ha sucedido lo mismo: “No te preocupes, a mí también, a tu edad se me rompió…”Y sí, a mí me sucedió que hacia los doce años, en una competencia de salto de altura, caí mal, y se me rompió un brazo.



Aquí salen varios cuestionamientos:
A) No es como “con los platos rotos” que hay a quien echarle la culpa, y que otro los paga…no, aquí el que se rompió el brazo tiene el dolor, y paga las consecuencias…

B) No siempre el dolor es muy fuerte, depende del umbral de dolor de cada quien, del tipo de fractura, y lugar donde sucede.

C) Es un aprendizaje de los mejores en la vida, porque al ser pequeños, hay solución mejor y más rápida, pero, uno se confronta consigo mismo, con cuánto aguanta, toma uno conciencia de sí mismo, de su cuerpo, de que sí le puede pasar a uno un accidente, tiene que aprender a esperar a que el hueso solde, hay consecuencias de aplazar viajes al mar y otras cosas, y entonces aumenta la prudencia, el cuidado, y la inteligencia preventiva ya que el dolor sufrido nos hace aprender, y entonces maduramos.

Y aquella frase famosa de que: “Sólo con dolor se crece” se hace realidad, una realidad fuerte, una realidad insustituible, una realidad que nos permite acompañar, pero, que no nos permite, por mucho amor que les tengamos a los hijos, suplirlos por nosotros, como se nos antojaría para que ellos no sufrieran.

Y además el encuentro con “los procesos humanos”, porque no todo es atención inmediata, hay que esperar, hay que sentarse en salas de espera y mientras ver gente con fracturas mayores, con sillas de ruedas, con prótesis, con andaderas, y sentirse agradecido al ver cosas graves, y aprender al ver el esfuerzo y ganas de curarse de personas con incapacidades, y en situaciones asombrosas.

Y toparse también con la tranza de malos profesionistas de la medicina, que no son médicos, sino usureros, que comercian con el dolor ajeno. O que las instituciones hospitalarias los obligan a hospitalizar a un número determinado para poder permanecer ahí, lo necesite el paciente o no, lo importante es el dinero, no la persona, y en este momento de crisis, más todavía.

¿Será entonces que sólo con dolor se crece, pero, que no todos crecemos con el dolor? ¿Qué el dolor ajeno ya no nos dice nada? ¿Qué la crisis nos deshumaniza en lugar de hacernos solidarios y serviciales? Lo vimos, lo vivimos, gente haciéndonos cuentas increíbles de lo que tendríamos que pagar porque le tenían que hacer no sé qué cosas tan sofisticadas y modernas. ¡De quedar atónitos al escucharlos! ¿Para eso se prepararon? ¡Qué miedo!

Hoy les quiero comentar que sigue siendo tan frágil nuestro físico, que hay que cuidarnos, pero, que hay que gritar a los cuatro vientos, que no podemos deshumanizarnos y lanzarnos contra los otros como aves de rapiña. Hoy más que nunca, hay que solidarizarnos, unirnos, cuidarnos entre todos, cuidar la economía de los demás, la calidad de lo que damos, el trato, la verdad, el servicio. Si esto se nos acaba, estaremos en la verdadera crisis, porque la enfermedad se cura, la economía se recupera, pero, la ruptura entre nuestros principios y nosotros mismos, o con la humanidad, nos pervierte y termina.

¡Sólo el amor caridad, la ternura, y el encuentro, nos podrán salvar como humanidad, y esa humanidad somos nosotros mismos!

Juan Ignacio

jueves, 20 de agosto de 2009

Creando ángeles

Gaby:
Leí el texto que mandaste, sobre los ángeles, y tu encuentro en varias ocasiones de la vida con ellos, haciendo ver la verdad de aquella oración al “ángel de la guarda” que aprendimos de pequeños, casi como un ritual, más como fórmula, que como fe, y como tantas otras oraciones que recitamos, tradicionalmente, pero, no como una verdad que nos envuelve, mistérica, pero, real, tal como nuestra vida, que aparece físicamente, sin verse lo espiritual que asoma, sin embargo ,por muchas partes.


Y nos comunicas alegremente, agradecidamente, sorprendidamente, el número tan grande de ellos con los que en estas circunstancias de Mariana, se han encontrado. ¡Existen, están ahí, aparecen, y nos ayudan, es una realidad existencial, más que teológica! Y tu confesión, tu escrito, tu testimonio, ha hecho que se piense, en esa otra realidad más profunda, que es real, aunque no se vea. ¡Estamos envueltos en otra realidad más densa, que no atendemos, y que distraídamente por todo lo que vivimos, no le damos la importancia que se debiera!
Y hoy, yo quiero continuar tu escrito, y así tal vez otros escritores de la familia, y mira que, ya hay muchos, quieran también seguir el tema.

EL domingo pasado, en el hospital, te miré, y miré a Juan Martín, y a tanta gente que había llegado a verlos y a estar con ustedes, y pensé en tu escrito, y sí, era verdad, a mí también me ha pasado muchas veces…pero, pensé en cómo habían brotado esas creaturas de Dios…y recordé que salieron de la Trinidad, que teológicamente sabemos que brotaron del amor en esa Trinidad de personas…y que por eso también entre nosotros, hechos a imagen y semejanza de esa Trinidad, cuando nos amamos, cuando, no nos juzgamos, ni atacamos, ni señalamos, sino cuando nos aceptamos plenamente, brotan los ángeles buenos, y ahí aparecen, sin que sepamos cómo, y nos parezcan coincidencias, y no nos expliquemos algunas cosas…pero, ahí están, haciendo por nosotros muchas cosas que necesitamos, que no habíamos pensado, que no sabíamos cómo resolveríamos, que ni se nos habían ocurrido porque estábamos sumidos en el dolor, pero, que se necesitaban, ángeles rodeándonos en esos momentos tan difíciles que pasamos todos.
Pero, también aparecen los ángeles malos, como lo opuesto en nuestra realidad completa, cuando nos desunimos, atacamos, y rompemos…no falta que aparezca el chismoso, el que agranda las cosas, el que nos contrapone, el que pica los ánimos encontrados, el que suscita la maldad, el rencor, o infla el ego, que nos divide.

Ahora sabemos la fórmula, usémosla, los necesitamos todos, los ángeles buenos, pueden estar con nosotros, es cuestión de que creamos, queramos, nos dispongamos, y atraigamos su aparición, su manifestación, su ayuda, porque estarán presentes, activamente presentes, prácticamente presentes, como es la presencia de Dios.

De manera que hagamos de esa otra realidad profunda que nos envuelve, algo común en nuestra existencia, esa existencia que no tiene sólo una dimensión, como mercadológicamente nos enseñan, en este mercantilismo galopante, y materialismo salvaje. Somos más que eso, somos cuando nos unimos, más que dos, somos porque queremos serlo, fuertes en la debilidad, pues, como decía Goethe: “Da más fuerza sentirse amado, que sentirse fuerte”.


Con un beso y un abrazo lleno de esperanza:


Juan Ignacio

martes, 11 de agosto de 2009

Reír para vivir

En nuestros tiempos se habla mucho de que la risa es un remedio infalible, que reír hace que nuestro organismo segregue endorfinas y éstas nos hagan sentirnos bien. A partir de la película de Match Adams, han surgido en muchos hospitales, grupos de “risoterapia” que van de cuarto en cuarto haciendo reír a los pacientes y sus familiares con el fin de que sus sistema inmunológico se haga más fuerte y la salud se recupere antes.

Hoy mi día de trabajo fue largo, sin embargo mi experiencia sobre el tema de la risa fue significativa. En la mañana muy temprano trabajé dando un curso en una secundaria a los alumnos, a los cuales costaba sacarles una sonrisa, sus caras como de reto, sus miradas como diciendo: “a mí no me cuentes cuentos de cómo debo vivir”. Luego a media mañana un trabajo con adultos que trabajan con grupos de personas ayudándoles a superarse; su actitud muy receptiva, sin embargo muy serios en sus planteamientos, debatiendo sobre asuntos como justicia, evitar la pobreza, resolver problemas, manejar conflictos de comunicación entre los grupos, etc. En la tarde, ya después del trabajo la experiencia con mis dos hijas: las escuché jugar, reír, hacer tarea, reír, leer un cuento, reír, cenar, reír, acostarse, reír… y reír y reír toda la tarde.

Una de mis conclusiones, sin querer ser dogmático es la siguiente: los adultos estamos preocupados por resolver el futuro, planeamos y nos acordamos del pasado, sentimos culpa y lástima, nos arrepentimos o juzgamos las acciones de los otros; total nos la pasamos entre juicios, culpas y preocupaciones, pensando que quizás así resolvamos el mundo. Los adolescentes viviendo su presente pero bombardeados constantemente por lo que quieren hacer, lo que harán, lo que hicieron que está mal, la amenaza de las calificaciones, los padres y maestros que les trasmitimos la angustia de su futuro. Y los niños, viviendo plenamente el presente, sin cuestionamiento alguno en lo que vendrá, sin culpa de lo que pasó, sólo viviendo el presente, por tanto gozando.

Yo que fui testigo de todo esto en un solo día y que como adulto me preocupé hasta de la risa de mis hijas, y que sobrecuestioné a los adolescentes, y me envolví en el debate de los adultos y que sin embargo me sentí observador de mí mismo, me digo ahora: “VIVE EL PRESENTE. RÍE, GOZA, DISFRUTA LA VIDA”. Porque estoy convencido que la risa, la alegría y el vivir intensamente el presente es lo que merece la pena.

En una película que en estos días vi, una mujer daba un testimonio de que en tres meses se curó de un cáncer de mama, sin quimioterapia, sin radioterapia, sólo con meditación, oración y una gran dosis de películas de humos y de risa. Por otro lado, me acordé del Santo que más admiro, Don Bosco, que decía: “nosotros hacemos consistir la santidad en estar siempre alegres”, y su filosofía era vivir al máximo, con intensidad, disfrutar el trabajo, que siempre hubiera alegría en el patio, en el aula, en la vida, en los ambientes. Porque donde reina la alegría la vida fluye.

Hoy, queridos amigos que leen este artículo, jóvenes de edad y jóvenes de corazón, los invito a hacer una reflexión sobre este tema, a reírse hasta de ustedes mismos, a reírse de la vida de lo que acontece, de lo que va pasando, a disfrutar al 100 % de cada actividad, de cada trabajo, de cada tarea, de cada relación. A tener una actitud positiva ante la vida, a darnos cuenta de que todo son elecciones y si elegimos estudiar, disfrutar al máximo el estudio, y si elegimos un trabajo, disfrutarlo al máximo, y si decidimos una reunión familiar, un paseo, una actividad, gozar con plenitud de ella.

Esto no quiere decir que todo sea agradable, sino que lo hagamos agradable. No significa que sólo hagamos lo que nos gusta, sino que aprendamos a que nos guste lo que hacemos, no significa que sintamos siempre emociones agradables, sino que sepamos dirigir los actos que producen nuestras emociones para el bien y la armonía.

Este es además el sentido de la Pascua. La gran alegría de la resurrección, después del paso difícil y duro de la muerte. Pero el centro está en la vida, en la resurrección, en la gran alegría de sentir dentro a ese Dios que nos ama y nos quiere felices.

Una vez más la invitación a hacer de nuestra vida, de nuestra persona, de nuestra familia, de nuestros grupos y equipos de amigos y trabajo, ambientes donde reine la alegría.

Sin duda nuestro mundo será diferente cuando nos comprometamos con el gozo de vivir.


Espero tus comentarios

Con mi cariño.

José Luis

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sábado, 1 de agosto de 2009

La verdadera plegaria

Queridos amigos:


Cada mañana cuando llevo a mis niñas a la escuela, hacemos una pequeña oración, que han aprendido a hacerla con sus propias palabras, como una plática. Y de alguna manera, sin querer corregirlas, sino dejarlas expresar lo que sienten y dicen. Me llamó la atención todo el año, que la más pequeña de ellas, María Escarlett, empezaba siempre diciendo: “Que estés bien…”


Y claro está que me parecía lo más lógico, fuera de toda teología, en su mentalidad de niña, que el primer deseo fuera que “Él, Dios, estuviera bien”…como un saludo, como una forma altruista, como un buen deseo, como una fórmula de comienzo…que en su ingenuidad me hacía sonreír.



Porque, ¿Y si Dios no estuviera bien? Qué importante que Él esté bien, por lo menos Él…que no lo hayan alcanzado las mafias, ni los partidos políticos, ni la influenza, ni el deterioro económico causado por la avaricia de algunos, ni que esté manipulado por los medios que también unos cuantos manejan a su favor.


¡No, por favor, que esté bien! Es lo mejor que nos puede pasar a todos, porque si Él, que es el “Necesario” está bien, los demás, “los seres contingentes”, podemos tener esperanza, ¿O no? ¿A quién más iremos? Así le dijeron los discípulos, cuando Él les dijo que si querían también irse como los demás, a los que les habían parecido duras sus palabras.


¡Qué estés bien! Que oración tan preciosa, qué padre desearle eso al buen Dios, que ha de haber sonreído cada vez que mi hija en su candor se lo decía.


Porque me recuerda el pasaje del Evangelio, cuando van en la barca y el mar se embravece, el lago de Genezaréth se volteaba todo, y ellos piensan que morirán ahogados, mientras Jesús duerme plácido en la barca, se ve que se había desvelado la noche anterior…y ellos asustados lo despiertan, y le increpan, ¿Duermes mientras casi nos ahogamos? Y él, que también tenía lo suyo y como humano le molestaban esas despertadas así de bruscas, pues, les contestó: ¡Hombres de poca fe!, que fue mejor que decirles otra cosa, o por lo menos el evangelista no lo cuenta por pena, pero, Jesús, acto seguido, le gritó al mar ¡Cálmate! Y al viento ¡Enmudece! Y se volvió a dormir, y ellos, quedaron pasmados, sólo pudieron articular al ver que volvía la calma en la naturaleza: ¿Quién es éste que hasta el viento y el mar le obedecen?


Y aunque eran miedosos, y con poca fe, habían hecho algo importante, y bueno, “lo habían subido a su barca desde el principio…Él iba con ellos”. Porque sucede que en nuestra vida, siempre habrá oleadas y unas tremendas, pero, si a Él lo embarcamos con nosotros, lo metemos en nuestros proyectos, cuando las cosas se pongan bravas, podremos despertarlo, acudir a Él, pues, Él va ahí también…

Pero, ¿Y si no, y si no lo embarcamos con nosotros? ¿Si ÉL no está bien y dormido plácidamente, y sólo basta despertarlo? Entonces nos viene el miedo y el pánico, estamos solos, y Él no está bien…Él ni siquiera está con nosotros conscientemente.


¡Qué Él esté bien, que venga con nosotros, que siga siendo el que nos llene de entusiasmo, y esperanza, que siga provocándonos la fe!

Y que nosotros tengamos el candor de gritárselo cada mañana: ¡Qué estés bien, porque si tú no estás bien, todos los demás, estaremos amolados, muy amolados, y no sabremos a quien ir ya!


Con mi cariño, y compartiendo con ustedes estos lindos aprendizajes de ser papá:


Juan Ignacio


domingo, 26 de julio de 2009

La silla de ruedas

Una silla de ruedas puede tener diferentes significados, quizás para muchos signifique invalidez, para otros malas noticias, para quien las vende, un producto más, para el que la necesita y no tiene posibilidades de tenerla un anhelo. Para mí tiene un gran significado de encuentro.

Hará unos 30 años que mi abuelo murió. Sus últimos 15 años estuvo en una silla de ruedas. Tengo vivo el recuerdo de llevarlo a pasear por mi pueblo y encontrarse con sus amigos, con conocidos que hacía años que no veía y con imágenes que tenía muy vivas en su recuerdo, pero que hacía tiempo que no contemplaba.
Siento el placer que me experimentaba al serle útil para algo tan sencillo y a la vez tan grandioso.



Han pasado muchos años. Mi pueblo para mí también es un vivo recuerdo constante. Para quien no lo conoce se llama Santa María del Campo Rus, está en la provincia de Cuenca, en Castilla la Mancha, en España. Quizás a ti te de lo mismo este nombre u otro, pero para mí es la viva imagen de mi origen, de mis raíces y de mi vida.



Hoy te escribo desde la casa donde nací, desde el lugar donde viví mis primeros recuerdos y desde el espacio que mis padres ocupan cada día. Hoy la silla de ruedas, vuelve a recuperar su energía en mi mente. En ella se sienta mi padre, y yo detrás la empujo con un inmenso placer de estar con él. Las emociones se cruzan, por un lado el ser útil para mi padre el ir detrás de él platicando, escuchándolo, oyendo relatos antiguos de su vida, me causa una sensación de bienestar inmensa. Por otro el ver que ya no puede caminar, que no se vale por sí mismo, me causa una inmensa tristeza. Entre el gozo de estar con él y la tristeza de su realidad física, está un sentido espiritual que me mueve, que me da fuerzas, que me invita a seguir el camino, a trabajar, a ser buen padre, a luchar por mi pareja, a construir un mundo más sencillo y mejor que el que tenemos. Mi padre me inspira ternura y fuerza ¿Qué más le puedo pedir? ¡Cómo me gustaría que un día mis hijos sintieran por mí lo que yo siento por él!

Y es que amigo lector, según mi experiencia la vida tiene un gran sentido y ese sentido es vivirla con intensidad, disfrutándola al máximo y haciéndolo de tal manera que los demás también disfruten, creando un mundo agradable y amable. Amable es la palabra clave porque se deriva de amor y el amor es lo único que nos hará creer y crear desde lo diferente.

Mi padre y mi madre significan eso para mí: AMOR, amor incondicional, amor a sus hijos, por quienes han dado una vida entera, desde ser proveedores en la pobreza en los pueblos de la España franquista, hasta el compartir lo que ahorran de su pensión para tener un detalle con sus nietos, pasando por aglutinar a hijos y nietos cada vez que estos pueden.

Dar todo lo que tienes, entregarte totalmente, ser incondicional en todas las situaciones, esos son los ejemplos que tengo de mis padres y de mis abuelos. Por eso hoy la silla de ruedas tiene tanto sentido para mí. Por eso desde mi pequeño pueblo de escasos 700 habitantes, donde todos se conocen y donde la vida trascurre de forma sencilla, recorro calle por calle pegado a la silla, con mi padre sonriendo y disfrutando de reconocer a sus amigos, a los vecinos que se acercan a preguntarle por su salud. Y así disfruto mi caminar, mi sentir y mi vivir plenamente esta etapa de mi vida, en la que soy hijo y soy padre, en la que vivo la presencia de mis padres y extraño la de mi mujer y mis hijas, y en la que en pocos días este extrañar será al revés. Pero no importa, pues la distancia compruebo una vez más que no está en el corazón, ni en el alma, porque ahí tenemos cercanía y contacto; la distancia está en lo físico, en los cuerpos, y de nuevo compruebo que eso no es lo más importante, aunque es la forma que tenemos de comunicarnos.

Ojalá que con el ejemplo de la silla de ruedas y mis emociones a su alrededor, pueda trasmitirte un poco de mi interior, y ojalá puedas valorar como valoro yo a mis padres y a mis antepasados, pues son para mí testimonio de lo que merece la pena en la vida. Y Ojalá también que tú y yo podamos significar para nuestros hijos lo que mis padres significaron para mí.


Espero tus comentarios

Con mi cariño.

José Luis

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domingo, 19 de julio de 2009

Las cuatro actitudes básicas que mueven la ley de la atracción

Hoy nos situamos ante el ser humano contemporáneo, como si nos situáramos ante un ser de nueva aparición, sin darnos cuenta que este ser, viene siendo fruto de una larga evolución o involución, y que es más resultado que novedad.
Por eso, cuando nos fijamos atentamente en la historia, descubrimos que hay un común denominador para este sujeto que creemos único en el universo, que en esencia sigue siendo el mismo, y con características comunes al humano de la primera aparición.
Entonces cuando decimos que la historia debiera ser la gran maestra, apelamos a ese común denominador, que ya deberíamos conocer, usar y dominar los humanos, que en este momento de la historia arrastramos millones de años, de compartir lo mismo.



Y nos referimos aquí, a las cuatro actitudes claves que dan la posibilidad de que sucedan las grandes cosas, los milagros, las transformaciones, los adelantos, “las posibilidades”.
Pareciera que la película de “el secreto” que ha dado por ahí la vuelta al mundo, nos ha lanzado a ver el poder de la mente, por la ley de la atracción, pero, no ha profundizado más en la necesidad de trabajar sobre las cuatro actitudes básicas que permitan que suceda eso.
Y es que se necesita para comprender más todo esto, leer la vida de los grandes de la historia, de las que podemos sacar sus enseñanzas, o como en este caso que hablamos, la clave, para que también a nosotros se nos dé la posibilidad.
¿Quién de nosotros no ha visto en la vida de todos los grandes y positivos seres humanos para la humanidad, no sólo famosos, la actitud de la Humildad? Es ésta la primera clave.
Pero, además, hemos visto “el servicio”. De ahí la frase: Quien no vive para servir, no sirve para vivir. Y esta es la segunda clave.
Y los hemos visto, “proactivos”, no reactivos, no quejumbrosos, no atrás de los acontecimientos, sino provocándolos…haciendo que sucedan. Tercera clave.
Y como cuarta clave, los hemos visto “llenos de fe”.
Humildad, servicio, proactividad, y fe, abren la posibilidad de los milagros, de los cambios, de que sucedan las cosas que queremos. ¿Acaso no leemos esto desde hace muchísimos años, en la narración evangélica del centurión que fue a pedir por su siervo que estaba enfermo? Él el centurión romano, fue hasta donde estaba Jesús, y no ha pedir por él, sino por un siervo suyo, y le dijo al Señor, no vayas, bastará una palabra tuya para que se cumpla. Y el mismo Jesús admiró la fe de aquel hombre.
Y lo seguimos viendo en todos los que han logrado algo bueno para el mundo.
De ahí entonces la invitación a que nos fijemos en estas conductas para que las hagamos actitudes, y con ellas, podamos entonces abrir la caja fuerte de las posibilidades buenas, de que nos sucedan también a nosotros, por las leyes de la atracción, por el poder del ahora, pero, más que nada, por la disposición a ser humanos con los humanos, que es donde se conecta la energía total.
Todo vemos hoy, menos humildad, servicio, proactividad y fe. Más bien hay educación al poder, a pagar, u obligar para que nos sirvan, a la flojera, y a la actitud de queja, victimismo, y culpabilización, y una falta de fe hasta de nosotros mismos. ¿Cómo podemos entonces querer que sucedan los grandes cambios, los milagros, la influencia buena, y el oponernos al arrastre cultural?
Y esto amigos, no lo dan ni los partidos políticos, ni la propaganda, ni los cambios de poder, esto sólo si lo cultivamos en nosotros se dará, y entonces sí vendrán los grandes cambios que necesitamos, pedimos, y tenemos que lograr nosotros mismos.
¡Feliz mes de elecciones, y feliz mes de trabajo nuestro!

Juan Ignacio.

martes, 16 de junio de 2009

Metodología

Amigas y amigos:

Todos sabemos que la palabra método cuya etimología viene del griego, y significa “camino”, es aplicado en nuestros días, para referirnos sobre todo al estudio, por lo que escuchamos seguido, “metodología de estudio” dando a entender un camino más rápido en el aprendizaje.
Desde luego que esto se podría aplicar a otras cosas, como, método para hacer algo, o método de vida, para referirnos a algo más general.

Hoy quiero hablarles de una metodología para el aprendizaje en grupos, para talleres, para conferencias, pero, que igualmente puede aplicarse para la vida, porque al decir de Aristóteles, “el chiste de la vida humana, no es sólo vivir, sino vivir bien”, y vivir bien significa también “con gozo”, por lo que requiere de ciertos ingredientes que lo consigan, y que precisamente son de los que vamos a hablar.

Cielo
Foto tomada por René Delgado Cachuex
http://www.flickr.com/photos/rene_delgado_cacheux/

“Saber estar”, “Lograr involucrarse”y “Querer sacar algo bueno de ahí”

Y nos referimos a los tres pasos que sacados de la experiencia del ser humano moderno, nos llevan a descubrir que sin ellos, difícilmente se podrá lograr ese objetivo:


Primero: “Saber estar” o sea, estar donde estamos y con los cinco sentidos. Ya los Romanos decían: “Age quod ages” (Haz lo que haces…) ni jaloneados por el futuro, ni atorados por el pasado, sino sencillamente viviendo el “presente” el regalo de cada día, de ese momento. ¡Estar ahí! Usted tendrá por experiencia propia o ajena, las veces que ha estado sin estar ahí, no por un don de ubicuidad, sino por estar sólo de cuerpo presente, pero, con la mente y el corazón en otra parte, o lo habrá visto en condiscípulos, pues, bastante común es en la adolescencia, estar en clase, participando en otro evento muy lejos de ahí…y con otros actores…Hoy es muy común esto, no ha habido el acompañamiento en niños, de una madre o abuela, sentada junto a ellos por las tardes, ejercitando el concentrarse en lo que hacen, gozando lo que dibujan, atentos a lo que estudian, enseñándoles a estar, a gozar, a vivir su momento presente, a ejercitar “su poder del ahora”. Y sufrimos hoy de una cantidad enorme de niños con “déficit de atención”, o niños “hiperactivos”, o niños “índigo”, niños “cristal” etc.


Segundo: “Lograr involucrarse” que quiere decir, interesarse de lo que se trata, participar, preguntar, hacer los ejercicios, meterse en el tema, escribir, subrayar, jugar, porque sólo así, “haciendo”, aprendemos. Y no hablo sólo de un aprendizaje racional, sino de un aprendizaje emocional, significativo, porque el proverbio dice: “Echa tu corazón a la barra y te seguirá todo tu cuerpo”, o sea, métete de lleno a algo, y no habrá ni aburrimiento, ni pereza, ni ensoñación, sino encuentro, encuentro con ese tema, con esa lectura, con esa clase, con ese aprendizaje.


Tercero: “Querer sacar algo bueno de ahí”, aprender algo, llevarse algo útil, estar a la caza de algo que nos sirva, porque nuestro tiempo vale mucho, y no podemos desperdiciarlo. Pero, hay que quererlo, hay que programar la mente para esto, para que esté en búsqueda de algo que le sirva. La mente trabaja por finalidades, y hay que lanzarla a que encuentre su búsqueda. Para algo vine, para algo estoy aquí, para algo me tiene que servir esto. ¡Me voy a llevar algo bueno, útil, práctico, de esta clase, de esta conferencia, de este taller, de este libro!


Cuando nos disponemos de esta manera, y cumplimos estos tres pasos, el camino del aprendizaje, es más corto y seguro. Pero como decimos: No sólo el aprendizaje programado, sino el existencial, el que va dando a nuestras vidas una experiencia.
Y precisamente del tiempo bien utilizado, brota la posibilidad del crecimiento y de la madurez. Porque ciertamente, alguien que sabe estar, que se involucra y saca algo de todos sus encuentros, puede sentirse satisfecho, contento, y con más sabiduría, o sea con más posibilidad de ir saboreando la existencia.


Es ahora, en este momento de tanto apresuramiento, de tanta superficialidad, y de tanto tiempo perdido, que quiero compartir con ustedes, amigos lectores, esta metodología, este camino que les puede servir y facilitar grandemente, su aprendizaje, sus talleres, su vida misma. Porque sirve igual en las relaciones humanas y más en las de pareja: Sólo alguien que está presente con el otro, lo puede hacer sentir acompañado…Sólo quien se involucra con el otro, puede sentir el amor…y sólo quien tiene la finalidad del encuentro, puede conseguirlo.


Ciertamente esto exige disciplina, pero, es la disciplina misma que nos exige la vida, porque nuestro ser espacio temporal, no puede vivir de otra manera que utilizando bien sus sentidos, metiéndose de lleno a su trabajo, y buscando la finalidad deseada. Es la misma disciplina que requiere una amistad. Sencillamente esto. ¿Será acaso, que al haber perdido una metodología así, hemos perdido el ser amigos, y por eso hoy encontramos más “cuates”, “compañeros” o “cómplices” que amigos?


Esto es para pensarse y para practicarlo. ¡Se los recomiendo amigos! Es sólo la propuesta de un camino que nos acercará a nuestros fines. Si lo practican, ¿Nos podrán platicar sus logros?


Con un fuerte abrazo

JUAN IGNACIO

domingo, 17 de mayo de 2009

La relatividad de las alturas

Todo se ve diferente desde aquí, le comenté a mi compañero de asiento en el avión, después de unos minutos de haber despegado, al contemplar las luces debajo de nosotros. Raúl, que fue mi compañero de viaje y que es piloto de profesión me fue contando cómo a él le encanta volar de noche y ponerse en el límite de la cabina con las luces apagadas viendo, contemplando los millones de estrellas que casi puede tocar con la mano.

Un compañero de viaje de muchas horas con quien puedes platicar a gusto es una bendición. Yo aprendí mucho en ese trayecto, desde las razones físicas por las que un avión vuela, hasta la filosofía de vida en las alturas. Por ejemplo me di cuenta de cómo la altura relativiza mucho lo que se queda abajo, todo se ve en perspectiva, todo se ve lejano, todo tiene orden al mirar desde el cielo, todo se ve armónico, no hay tráfico, no hay amontonamiento, no se percibe el estrés de las relaciones ni las prisas.

Es como en la terapia psicológica, cuando logras tomar distancia del problema y lo ves desde lejos, como si fueras un espectador del mismo, es mucho más fácil visualizarlo y darle soluciones, que cuando estás metido de lleno en él y te sientes totalmente involucrado.

Arriba de las nubes no es estar en las nubes, es rebasarlas y verlas en perspectiva, es tomar conciencia, es darte cuenta.





Esa conciencia que considero es tan importante, podemos lograrla estando constantemente en contacto con nosotros mismos, sin dejar de estar por encima de las nubes. Esto puede sonar raro, pero es como estar en la acción, en la realidad, en el campo de juego, y a la vez ser el observador de dicha realidad, como si tuvieras el monitor de lo que está pasando en presente, lo vieras y a la vez lo vivieras; como si el árbitro tuviera todos los acercamientos de la jugada, y las diversas tomas y ángulos en el presente, antes de dar el silbatazo; a la vez que está sudando, corriendo y siguiendo la jugada está viendo lo que los demás vemos en la tele, a través de las cámaras. Es un mundo fascinante. Es el mundo de la conciencia, es un mundo al que tú y yo podemos acceder constantemente. La llave para tener acceso a este mundo es el silencio, la reflexión, la meditación, la contemplación, la oración. En una palabra la conciencia.

Por eso los grandes místicos, los maestros espirituales de todas las creencias y culturas son tan sabios, por eso son consultados por los demás humanos para tomar decisiones, por eso sus escritos y sus biografías se siguen leyendo y vuelven una y otra vez a dar sentido a la vida de muchos, vuelven a dar pistas para vivir.

Por ejemplo Francisco de Asís, cuando descubre este camino profundo, entra en contacto con todo el universo, con la naturaleza, puede hermanarse con el sol, los pájaros y las flores, puede hablar de tu al papa en turno y quitarse el sombrero ante un humilde campesino. Juan Bosco, sueña muchas noches lo que sucederá al día siguiente, realiza obras increíbles comenzando con unos centavos, da respuestas desconcertantes: —Don Bosco ¿Dónde va? —Voy al cielo, y de paso a hablar con tal persona. Eso es visión, eso es conciencia, eso es estar presente, vivir el ahora con un gran sentido de vida. Eso es ser Santo. Es dejar ser, a través de nuestro cuerpo físico, al Cristo, al Buda, al Dios que llevamos dentro, que habita en el interior de cada uno de nosotros, que su templo favorito somos los humanos y que se manifiesta a través de todo lo creado, en todas las culturas, en todas las razas, en ti y en mí.
Ver desde las alturas y vivir con los pies n la tierra, no son dos realidades, es la contemplación en la acción, es vivir con sentido, es desarrollar todas nuestras potencialidades para crear un mundo donde podamos habitar, es en dos palabras decir SÍ al AMOR.

Te invito a ti joven a que vivas esta dimensión de interioridad, de contacto con lo esencial, a que no te pierdas en los medios, sino que te centres en los fines, a que tengas la valentía de estar por encima de las nubes con los pies en la tierra, a que seas una persona activa que se desarrolle, se encuentre, se entregue para dar vida, pero que no olvides que la esencia está más adentro, que lo que vale la pena es la profundidad y el sentido que le encontramos a todas esas acciones. Para ser una persona profunda hay que comenzar por las cosas pequeñas y sencillas, hay que comenzar con hacer de lo cotidiano algo sublime, y de cada encuentro una posibilidad de trascender.

Gracias Raúl por tu compañía en el viaje, gracias vida por todo lo que me pones delante para ser feliz en cada instante. Gracias Dios por hacerte tan presente a través de todo lo que me permites vivir y gozar.



Espero tus comentarios

Con mi cariño.

José Luis

Gracias por seguir en contacto:

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martes, 28 de abril de 2009

El inocente descuido de nosotros mismos

Amigas y amigos:

Nos encontramos a través de estas líneas, ustedes leyendo, yo escribiendo, y todos pensando, en este momento histórico para el País, en el que una epidemia está azolando a nuestra sociedad Mexicana, por un virus muy potente que está en el ambiente y que no podemos erradicar rápidamente, por muy modernos que seamos ahora, y que tengamos más preparación que en otras épocas y con otras epidemias. Ésta nos ha acorralado, y nos tiene confinados, llenos de miedo, y tratando de que nos dañe lo menos posible. Nos llena de pánico saber que a mujeres y hombres fuertes, jóvenes, entre los 20 y 50años, han sido afectados hasta la muerte. Parece que no han servido ni los gimnasios, ni la juventud, ni las vitaminas, ni la hermosura, ni nada, el virus llega y aniquila.



Pero, por otro lado, nos hace pensar, como sociedad y como personas, en qué tan cuidadosos somos en nuestra salud. Hace un par de años, se nos avisó de la fiebre Aviar, que pegó en el continente asiático, llegó a alguna región de África, en Rusia, Europa, pero, el continente americano sólo fue espectador…vimos, supimos, nos alarmamos un poco, pero, como que no nos lo tomamos muy en serio. Y ahora nos tocó a nosotros, y nos ha puesto en situación crítica. ¿Habíamos prevenido algo? ¿En nuestras granjas se hizo alguna acción preventiva o sólo se hicieron correcciones momentáneas? Sabemos que en algunos de nuestros pueblos y ciudades hay gallineros, y puercos, en las azoteas. O que hay rastros clandestinos en algunas partes del País, sin nada de higiene. O que hay alimentos o sustancias que son prohibidos en algunas partes del mundo por tóxicos, o de no buena calidad, y que sin embargo llegan a nuestro País, sin ningún miramiento por parte de las autoridades. ¿Será que los mexicanos nos sentimos muy fuertes? O ¿Será que no nos fijamos y no exigimos, a las autoridades corruptas que permiten esto?
Y bueno, podemos ir bajando la responsabilidad de autoridades a ciudadanos, y preguntarnos cómo nos cuidamos. Hay algunos datos alarmantes que aparecen, que se denuncian, que se emiten a la población para alertarla, pero, como que no les hacemos caso, como que suenan a “inocentes”, a no importantes, a datos curiosos, a anécdotas, pero, no llegan a concientizarnos, y entonces para mover nuestra conciencia como que es necesaria “una epidemia”.
Por ejemplo: En el periódico “EL Universal” el 9 de Enero del 2009 apareció una nota que es por demás alarmante, pero, en nuestro diario correr por lo urgente, que es comer, ganar, trabajar, lo dejamos inocentemente pasar: “Los Mexicanos producimos 180 mil toneladas de basura electrónica al año, entre computadoras, celulares y equipos de sonido. Este peso equivale a 45 elefantes”. Ahí está el aviso, ¿Qué se hará con todo eso? ¿Hasta que nos venga una epidemia electrónica nos preocuparemos? O seguiremos cantando ¡“45 elefantes se balanceaban sobre la tela de una araña”…! Son temas importantes que podríamos sacar a colación por lo menos en pláticas y hacer conciencia, que nos lleve a preguntar, indagar, cuestionar a las autoridades al respecto, y no dejar pasar hasta que nos explote la bomba. ¿O usted qué sugiere?
En otro ejemplo, un poco más curioso, aparecido en “información de www.muyinteresante.es: “Cada persona se traga en promedio 430 insectos por accidente al año” y esto claro sin contar con los que usted pida en la alta cocina de algunos restaurantes, como escamoles, chapulines, gusanos de maguey, ancas de rana etc. Y bueno, si inocentemente no tenemos cuidado y tenemos la boca siempre abierta, pues, aumentará el número.
O cuando nos llegan algunos correos avisándonos sobre algún peligro o descubrimiento, como el del “brasier” en las mujeres, y la necesidad que tienen estas glándulas, de no estar apretadas, constreñidas, sino ventiladas, y libres, para no provocar cáncer mamario que tiene un índice muy alto en nuestra sociedad ¿Nos sirve de algo? ¿Nos crean la curiosidad al menos, de indagar científicamente qué hay de cierto en ello, y qué cuidados tener? Corre por ahí otro correo haciéndonos saber la utilidad del Vick VapoRub en el alivio de la tos de los niños, y la del Agua Oxigenada, como un gran desinfectante, hecho a un lado por los laboratorios, por no producirles grandes ganancias, ya que es un producto poco sofisticado y muy barato. ¿Nos sirve para cuidarnos? ¿Los experimentamos? ¿Preguntamos?¿Usamos?
O hay algunas noticias interesantes de lo nuevo, de lo que se produce para mejorar y cuidar el medio ambiente y nuestra salud, que sin embargo parece que no nos entusiasman, ni les aplaudimos, ni pasamos la voz, ni preguntamos sobre su efectividad, y como que no nos interesan. Por ejemplo, lo de las nuevas bolsas en supermercados, ecológicas, que no dañen el medio, o aumenten el número de kilómetros en los océanos, que abarca ya la mancha de basura y bolsas de plástico flotantes. O todos los productos que ha lanzado la moda verde, para no dañar, y explotar más la naturaleza, hoy hablamos ya hasta de calzones que la marca inglesa “Eco Budoir” diseñó como un producto más de su lencería natural, hechos de seda y fibras de bambú y madera.
Amigos, se trata de nuestra salud, y es urgente que salgamos de este “inocente descuido” en el que habitualmente vivimos, sin cuidar, prevenir, usar, experimentar, exigir, aplaudir, todo lo que tenga que ver con esto, con nuestra salud, con nosotros mismos.
Ojalá, esta epidemia sirva para despertarnos de un letargo mortal al que nos puede llevar nuestra “inocente” manera de vivir. Si esto sucede, será el verdadero milagro que se nos conceda por las oraciones que ahora elevamos con premura, ya que como decía Martin Luther King: “Dios que nos ha dado la inteligencia para pensar y el cuerpo para trabajar, traicionaría su propio propósito si nos permitiese obtener por la plegaria, lo que podemos ganar con el trabajo y la inteligencia”.
¿O no lo creen también así, ustedes, amigos?
Con un fuerte abrazo: Juan Ignacio

martes, 14 de abril de 2009

¡La gran alegría de volar mariposas!

Amigas y amigos:
Qué gusto encontrarlos en nuestra página, leyendo nuestros artículos.
Hoy quiero escribirles algo que me ha gustado mucho, por lo maravilloso, por lo anecdótico, y por lo paradójico.

Lo maravilloso, es que celebramos la primera comunión de María Escarlett, mi hija menor, con sus ocho añotes, dando ya el paso a un encuentro con alguien más allá de la realidad virtual que para esta generación es algo normal y cotidiano, sí, un encuentro que tampoco es lo que ellos buscan por su edad y por la época de la imagen: Divertido, colorido, fantástico, no…sino un encuentro distinto, por un lado un encuentro histórico, porque la persona con la que se encontró tiene historia, y se ha escrito sobre Él, mucho, y se sabe de sus amigos pescadores, y de lo que le pasó en su vida. Por otro lado, un encuentro más que misterioso, sacramental, o sea, un encuentro en una dimensión más allá de la dimensión material que se ve, un encuentro con algo más profundo, que el sólo pan que se mira, o la hostia que se come, con alguien que está ahí, en lo más denso que el ser humano puede percibir, a través de otra realidad material. Pero, además, un encuentro Espiritual, o sea, un encuentro que se da a niveles más profundos que el sólo cuerpo, o mente, o corazón, sino en la cuarta dimensión, en el espíritu, el que en nosotros cuestiona la finalidad de nuestra vida, de nuestro quehacer, y de nuestra felicidad, el que ya desarrollado nos hace humanos.



Lo anecdótico es que pudimos hacer muchas cosas que quedarán en su vida registradas, como el buscar entre los cuatro miembros de nuestra “familia equipo”, qué queríamos hacer en su primera comunión: El lugar, las formas, los contenidos, etc. por ejemplo el que la hiciera en su parroquia, en la iglesia provisional que hay en el lugar. El arreglo floral escogido para que fuera bello por lo discreto, elegante por lo fino y no cargado, pero, que diera vida y color porque el día espiritual de nuestra familia en el que hemos hecho los acontecimientos más grandes de ella, ha sido el 21 de Marzo día de la Primavera, de la alegría, del despertar de la naturaleza.

Hoy no es común encontrar en las iglesias coros de niños, por eso, preparamos uno, con niños de una casa del DIF y su maestra de canto, una chica muy preparada y profesional musicalmente hablando. ¡Cuánto llena escuchar un coro así! Y toda la Liturgia, preparada especialmente para ella, desde la entrada, con todas las niñas y niños participantes, simbolizando la nueva generación de creyentes…las lecturas escogidas en familia, y proclamadas por niños. La vela de su bautismo entregada ahora en sus propias manos por los padrinos, junto con la Biblia. Las peticiones leídas claramente en el micrófono por sus compañeritos, las ofrendas simbolizando su vida de niña, en el ofertorio, la comunión bajo las dos especies, la medallita de María puesta en su cuello como señal de entrega y modelo, hasta la bendición de sus papás al final.

Y se hizo afuera, en un jardín frente a la casa, la reunión de todos, para bendecir nuestro hogar con la fuerza de la amistad, y para que todos los niños soltaran de sus cajitas donde habían sido cultivadas, unas hermosas mariposas, símbolo de vida, de libertad, de Resurrección. Y cincuenta mariposas abrieron sus alas, impulsadas por la alegría y sonrisas de los niños, al viento. Fue algo espectacular, ver los rostros de los niños, el maravilloso encuentro del humano y la naturaleza, su admiración genuina ante la vida que levantaba el vuelo, una diminuta vida, lanzándose hacia el cielo.

Y hubo la comida, departida más con la alegría del encuentro de las viejas amistades, que de los vinos, y platillos. Pero, como si la comida hubiera sido anunciada, más que de tres tiempos, “de las cuatro estaciones”, de repente se nubló el cielo, cayó una fuerte nube hecha lluvia y después granizo, para quitarse enseguida, y dejar nuevamente brillar al sol.

En ese momento se invitó a las niñas y niños a participar, con los atuendos propios de los cocineros, en el arte culinario de elaborar galletas y diferentes postres para los comensales, algo entusiasmante y de fotografía. ¡Y ahí estaba toda la chiquillería atenta y trabajando! Y los adultos a comer de las galletas preparadas por los hijos, y de postre unas rosas congeladas y en azúcar, por si alguien no creyera que las rosas no sólo se envían, o se regalan, sino se comen.

Y al caer la tarde, aparecieron todos los instrumentos necesarios para elaborar “papalotes” y un gran maestro que dirigiera a papás y peques, para armar, y hacer volar con el viento de la tarde, y frente al ocaso, los famosos cometas, o papalotes lanzados al viento, de colores, y con sus caudas flotando y equilibrando el vuelo. Papás e hijos, en un encuentro tal vez el primero de ese género, como la primera comunión, con la alegría de armar juntos un juguete, y hacer volar una ilusión.

Fue espectacular, verlos volar frente al sol, verlos correr, verlos armar, verlos ir a recoger los papalotes traicionados por el viento, verlos unidos en una fiesta común de encuentro: Porque eso es “ una primera comunión”, una gran fiesta, como cuando en aquellas regiones donde no había nada y ya era tarde, el gran maestro hacía sentar a la gente, más de cinco mil oyentes, y multiplicaba de unos panes y unos peces, una gran comida para todos. Y volaban las sonrisas, y la admiración del hambre disipada, con la sencillez de un gran milagro. Y el hambre había sido sucedida por la saciedad, y el extraño por el compañero de mesa, y la cara adusta por la sonrisa, y la vida sin sentido, por una misión que cumplir y una finalidad descubierta.

Y nos teníamos que ir, pero, no queríamos, la magia del encuentro nos había atrapado. Más allá de las guerras y el terrorismo, y las amenazas, y las crisis, habíamos logrado un momento de paz, y de profundidad, porque ese pedacito de pan hecho eucaristía, recibido en la mañana, nos había hablado de lo algo más, de lo profundo, de lo que está ahí, pero, no lo vemos. Del otro, nuestro prójimo, que es Dios hecho carne. De un mundo maravilloso, del que sólo vemos lo malo y la tragedia.

Ahí estaba lo paradójico, de algo tan simple, se había suscitado un torrente de vida y energía. Como es con todo lo esencial de la vida, algo que parece nada, lo es todo, y lo que parece todo es tan relativo, que nos hace pensar en nosotros mismos, tan criaturas, y tan hijos de Dios. Y se nos fue la tarde. Pero, ¡Gracias amigas y amigos por permitirme en esta ocasión, contarles algo tan aparentemente sin gracia como el vuelo, en el alma, de unas mariposas!.


Los invito a que nos escriban en el espacio de comentarios.

Juan Ignacio

lunes, 16 de marzo de 2009

Entre el jardín y el lago

Hoy quiero comenzar mi artículo narrando dos anécdotas ocurridas en estos días en convivencia con mis hijas y descubriendo algunas conductas de los animales.

La primera ocurre en el jardín de San Marcos en Aguascalientes, con frecuencia cuando visitamos esa ciudad, vamos a dicho jardín a dar de comer a las ardillas. Yo he aprendido mucho de ese entretenimiento, por ejemplo: las ardillas bajan del árbol, cuando alguien rasca con un cacahuate en el tronco, luego se les ofreces el cacahuate con la mano y ellas lo toman con sus dientes, y generalmente se suben a una rama segura y allí lo pelan, tiran las cáscaras y se comen el fruto.

Esta vez fue diferente, parece según nuestro entender que la ardilla en cuestión no tenía hambre, de cualquier modo bajó, tomó el cacahuate como de costumbre y en vez de subir a la rama bajó al suelo, escarbó con sus manos (patas de adelante) un pequeño agujero y enterró el cacahuate, tapándolo después con la tierra que había sacado. Nosotros interpretamos que lo guardaba para cuando tuviera hambre. El caso es que segundos después otra ardilla (que yo bauticé “Ardilla gandalla”) fue al lugar, destapó el escondite y se comió el cacahuate. Mis hijas y yo quedamos asombrados de tal acto, ellas hicieron comentarios como: “qué mala onda”, “no es justo”, “eso no se debe hacer”, “le robó su comida”, etc.

La segunda anécdota sucedió algún tiempo después en un parque de la misma ciudad. Íbamos en una lancha de pedales y decidimos acercarnos a una orilla donde estaban varios patos, cuando estábamos cerca de dicha orilla, escuchamos el graznido de una multitud y de todos lados salieron patos corriendo hacia donde el ruido era más sonoro. Pronto nos dimos cuenta que llegaba un hombre con dos cubetas de comida y comenzó a extenderla sobre una especie de pesebre que hay para ello. Lo que nos llamó la atención es que casi al final llegaron cuatro patos de otro color (la mayoría eran blancos y éstos cuatro eran de pluma café), inmediatamente después de que se acercaran a la comida un pato blanco y seguidamente otros cuantos, comenzaron a picarles y no les dejaron acercarse a la comida; intentaron por otro lado y la misma historia, total que los patos de color, se alejaron y se metieron de nuevo al lago.

Narro estas dos anécdotas porque me parecieron significativas y continuamente vienen a mi recuerdo. Los animales por su instinto de conservación a veces se matan entre sí, pensemos un león o un tigre, atrapando, matando y comiéndose a un ciervo; es una escena macabra, sin embargo sabemos que es su instinto y no pueden hacer otra cosa más que realizar lo que su propia naturaleza les marca.

Los seres humanos somos diferentes. Nuestra naturaleza también tiene una parte regida por el instinto, y pudiéramos pensar a veces que es natural que tengamos ciertas conductas, agresivas o afectivas que nacen de nuestras reacciones instintivas, pero sabemos que nuestra naturaleza tiene también un componente mental que no tienen las demás especies, que nos permite desarrollar la inteligencia racional y emocional, lo que nos guía para que nuestra conducta se adapte a lo que hace bien a todos, comenzando por protegernos a nosotros mismos y protegiendo a los demás.

También tenemos nuestra naturaleza espiritual que nos hace valorar unas cosas más que otras, respetar a los demás, querer para los otros los bienes y placeres que deseamos para nosotros, que nunca hagamos al otro lo que no nos gusta recibir de él, tener la fe de que somos eternos y que Dios habita en nosotros y en nuestros semejantes, y por eso, por estar hechos a imagen y semejanza suya, nos valoramos mucho y medimos a los otros con la misma medida que aplicamos para nosotros.



El caso es que estas inteligencias, que normalmente decimos que son cuatro (física, mental, emocional y espiritual), las tenemos que cultivar si queremos que estén constantemente a nuestro servicio, si queremos obtener la felicidad como fruto de nuestro existir, vivir en armonía y paz, tenemos que trabajar y esforzarnos por darles mantenimiento, de lo contrario se volverán como una gran fuerza que actuará en contra de nosotros mismos.

Los seres humanos tenemos la posibilidad, gracias a estas inteligencias de ayudarnos, de colaborar unos con otros, de crear espacios dignos, ambientes saludables, relaciones cordiales y ser creativos y productivos constantemente. Pero tenemos el gran riesgo de no trabajar estas partes positivas o niveles altos de energía y entonces utilizar todo esto para destruir. Pongamos el caso del crimen organizado o de la guerra, el terrorismo o los pleitos intrafamiliares, intracomunitarios o raciales; en estos casos, no sólo nos convertimos en animales que usan sus instintos para conservarse, sino en pequeños monstruos que hacen uso de las facultades cerebrales para destruir. Y es cuando un ser humano puede destruir a otro: no por hambre sino por odio; puede abusar de otro, no por necesidad sino por depravación; puede robar, no por necesidad sino por avaricia; puede comer, beber demasiado o usar drogas, por gula y por ambición de placer y no por sentirse bien.

Termino diciendo que todo lo que no se forma se deforma, que lo que no se atiende se vuelve contra nosotros, y que tenemos un gran reto como humanos y es el de crecer y desarrollarnos, pensando siempre en las posibilidades que tenemos y no en los límites o en las flaquezas.

Te deseo y me deseo a mí que cada día, cada momento hagamos una gran posibilidad de crecer y no de destruir, de compartir y no de agandallar, de darnos cuenta de la abundancia y que hay para todos y no hacernos víctimas de la posesión neurótica y crear una mentalidad de escasez.

En este camino estamos y estamos invitados a recorrerlo juntos. ¡Feliz viaje!

Espero tus comentarios.

Con mi cariño.

José Luis

Gracias por seguir en contacto:

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